Normalmente no viajo de noche, es demasiado peligroso, hoy día la noche es de los zombis, los dias aun los luchamos. No obstante, estaba tan cerca de
mi destino que decidi arriesgarme, a pesar de ser ultima hora de la tarde, la recompensa merecía la pena.
Conducía un Porsche 911 que encontré abandonado junto con otros cientos de vehículos en la E-18, la autopista que unía Porvoo y San Petersburgo. Decidí darme uno de los pocos caprichos que puede uno permitirse hoy día, cambiar mi vieja fregoneta por un flamante deportivo sin gastar un chavo, por la cara.
Conducía un Porsche 911 que encontré abandonado junto con otros cientos de vehículos en la E-18, la autopista que unía Porvoo y San Petersburgo. Decidí darme uno de los pocos caprichos que puede uno permitirse hoy día, cambiar mi vieja fregoneta por un flamante deportivo sin gastar un chavo, por la cara.
El placer de conducir un deportivo a 200 km/h por autopista se
convierte en una ruleta rusa cuando la carretera esta sembrada de vehiculos
abandonados. Ese fue el motivo, al tomar aquella curva tuve que pegar un volantazo para esquivar algo y el Porsche se fue a
tomar por culo, con un par de vueltas de campana y mi vida pasando por delante de mi en decimas de segundo.
Cuando recupere la consciencia, la oscuridad lo envolvia todo, yo tumbado boca abajo sin poder moverme, aprisionado por entre los amasijos de coche y no era lo peor, los golpes
de un podrido sonaban furiosos sobre el chasis del
abollado deportivo, tratando impotente de alcanzarme. Intente moverme, pero me resulto
imposible, me dolía todo el cuerpo,
seguramente tenia varios huesos rotos y un hilo de sangre caía de mi cabeza,
dejando mi cara con peor aspecto que la del tio de fuera. No sabia donde habían ido a
parar las armas que llevaba en el asiento del copiloto, por lo que era cuestión
de tiempo que este podrido o cualquier otro que llegase al lugar acabara
conmigo.
Pasaron las horas con el sonido incansable de fondo del podrido, la falta de sangre empezó a pasarme
factura y poco a poco notaba como perdía las fuerzas y la consciencia. Lo ultimo que recuerdo es el sol del amaneder cegandome los ojos, los cerre y me despedi con un ultimo pensamiento para mi mujer y mis hijos.
Volvi a despertar, frente a mi cara, a pocos centimetros apareció un zombie, pensé que estaba viendo alucinaciones pues aquel zombie era muy raro, brillaba en la oscuridad con un color verde fosforescente. Luego solo escuche un relámpago mientras se me nublaba la vista y perdía el conocimiento.
Volvi a despertar, frente a mi cara, a pocos centimetros apareció un zombie, pensé que estaba viendo alucinaciones pues aquel zombie era muy raro, brillaba en la oscuridad con un color verde fosforescente. Luego solo escuche un relámpago mientras se me nublaba la vista y perdía el conocimiento.
Cuando volví a despertar el escenario era totalmente
diferente, estaba solo en una bonita habitación, en una cama limpia. Intente moverme y note un fuerte dolor en la
pierna, quite la manta que había sobre mi y vi que estaba la pierna
escayolada. Debió romperse en el
accidente, alguien me había salvado y curado.
Como pude, me levante y me acerque al espejo colocado junto al
mueble. Tenía una pinta espantosa, con
un vendaje en la cabeza, arañazos y golpes por todo el cuerpo y la pierna
partida.
- Vaya por fin a despertado ud¡¡ - Sonó una
voz femenina a mi espalda.
Me gire y vi como una bella mujer entraba en la
habitación. Era un mujer de mediana
edad, muy atractiva, con el pelo largo y rubio, los ojos color miel. Vestía un chándal negro ajustado a su cuerpo,
que realzaba su bonita figura. Ella,
noto que me la estaba comiendo con los ojos y bajo la mirada, luego continuo
hablando.
- Mi nombre es Malena, ha pasado varios días
muy débil, ha tenido usted mucha suerte, ¿habla usted mi idioma? - Me dijo, mientras extendía la mano para
ofrecerme unas pastillas.
- Mi nombre es Lamolevk, Ivan Lamolevk, pero
no recuerdo nada, ¿como he llegado aquí? – la pregunte intrigado mientras
miraba las pastillas, eran antibióticos.
- Tuvo un accidente en la autopista, su coche
se estrello. Tuvo mucha suerte de que mi
marido pasara cerca y viera a los “Gusiluz” alrededor de su coche, lo salvo y
le trajo a nuestra casa, aquí en mitad del lago. ¿no recuerda nada? -
- ¿Gusiluz? - Exclame intrigado mientras
recogía las pastillas de su mano. Note
su suave tacto, provocándome un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo.
- Así es como llama mi mujer a los caminantes
luminiscentes, que llegan desde la central nuclear de Loviisa – Intervino una
voz ronca de hombre.
Ella retiro rápidamente su mano y se aparto a un
lado. Allí en la puerta de la habitación
había un hombre de 1,95 de estatura, rubio, delgado, vestido con ropa militar.
- Mi nombre es Harol, pero todo el mundo me
llama Larguirucho. Estaba cazando cuando
te encontré - me dijo mientras se
acercaba a estrellarme la mano.
- Muchas gracias, ¿es normal lo de los
“gusiluz”? no lo había visto nunca. – le pregunte al hombre.
- Cada vez es mas frecuente, vienen de la
central nuclear de Loviisa, creemos que hay una fuga radiactiva y algún extraño
fenómeno hace que los caminantes brillen en la oscuridad. – Contesto
Larguirucho con voz resignada.
- Yo no quiero molestar, si me dicen donde
están mis cosas, me marchare lo antes posible – le dije a ambos.
- Si se marcha en ese estado, no durara ni
media hora fuera, es mejor que descanse hasta que se reponga, aquí no molesta y
estará seguro – me regañó Larguirucho.
- Acuéstese y descanse, le traeré algo de
comer – intervino Malena mientras salía de la habitación.
- No se nada de usted, quizá es demasiado
pronto para pedirle ayuda pero necesito que se recupere y me acompañe. Yo trabajé en la central nuclear y se como
cerrar la fuga, pero necesito ayuda. -
Larguirucho estaba pidiéndome que fuera con el a reparar una central
nuclear, no me lo podía creer y no me podía negar.
Durante los siguientes días Malena y yo pasamos mucho
tiempo juntos, a solas, mientras Larguirucho, salía a cazar o en busca del
equipo NBQ, que necesitábamos para acercarnos a la central. Durante esos largos periodos que pasamos
juntos, note como Malena y yo congeniábamos, a veces se ponía nerviosa cuando
me quedaba mirándola o cuando forzaba la situación para poder tocar su piel.
Un día estando solos en casa, la pedí que me ayudara a
entrar en la sauna. En un momento
determinado deje que se me cayera la toalla quedando completamente desnudo ante
su mirada. Ella durante unos segundos se
quedo mirándome petrificada, yo estaba desnudo y empalmado, luego reacciono y escapo
corriendo a la casa. Durante el resto
del día estuvo esquivándome y cuando su marido volvió no le contó lo que había
pasado.
Al día siguiente cuando Larguirucho volvió a salir de
casa, Malena aprovecho para darse una
sauna, vi como andaba en albornoz hacia la pequeña caseta que tenían, cercana a
la casa a orilla del lago. Espere a que
entrara dentro, entonces me desnude y ande hasta la sauna, abrí la puerta y
allí me plante, Malena estaba tumbada completamente desnuda, con los ojos
cerrados. Cuando noto la brisa de la
puerta, se incorporo súbitamente y nos encontramos desnudos frente a frente,
ella hizo un ademán primero de taparse los pechos, eran enormes, redondos y
jugosos, luego bajo las manos para taparse el pubis, lo llevaba totalmente
depilado. Yo la quite las manos de su cuerpo y lo recorrí con la mirada.
- Déjame, por favor, estoy casada – hizo un
nimio gesto de resistencia.
- Se que te gusto, veo como me miras y estoy
seguro que lo deseas tanto como yo – la dije mientras la agarraba los cachetes
del culo y la atraía hacia mi.
- Déjame¡¡¡ - intento zafarse de nuevo.
- ¿Es eso lo que quieres?, si lo dejo ahora,
esta misma noche me marchare, contesta ¿Es eso lo que quieres?- La solté y me
gire con intención de marcharme.
- No……..por favor no te marches – contesto
ella casi susurrando.
Después de decirme esto, dejo de oponer resistencia y paso
a una fase mas activa. Se arrodilló y
empezó a chupármela. Luego la levante
en brazos y la penetre contra la pared de la sauna, mientras ella gemía y me
pedía por favor que no parara y yo la lamia los pezones empapados en sudor.
En ese momento la voz del Larguirucho desde el bote y el
sonido de los remos, nos cortó el royó, bese los labios a Malena y salí de la
sauna corriendo a la casa desnudo, fue un milagro que no me viera su
marido. Me vestí lo más rápido que pude
mientras oía a Larguirucho llamarme por toda la casa.
- Amigo Ivan tengo buenas noticias – me dijo
Larguirucho cuando abrió la puerta de mi habitación.
- Soy todo oídos – respondí intentando
mantener la compostura, aunque el corazón me latía a doscientas pulsaciones.
- Por fin he localizado los trajes NBQ, cinco
equipos completamente nuevos. – dijo Larguirucho rebosante de dicha.
- Que alegría y ¿donde estaban? – Le pregunte
aparentando que me emocionaba.
- En la estación de bomberos de Porvoo, a
pocos kilómetros de aquí, no me explico como no se me ocurrió antes ir
allí. Cuando te repongas completamente,
iremos a la central-
- Malena prepara la cena y vino¡¡¡. Tenemos
que celebrarlo - Grito Larguirucho
dejándome solo en la habitación.
El resto de la noche fue muy extraño, Malena y yo
constantemente cruzábamos miradas furtivas, aprovechábamos cualquier despiste o
visita al excusado de Larguirucho para besarnos y magrearnos. El, ajenó a nuestros flirteos hacia planes
para la incursión en la central nuclear, yo también los hacia, para una
incursión dentro de Malena.
- Bueno ahora para relajarnos y dormir bien
lo mejor es que tomemos una sauna – dijo Larguirucho cuando acabo el postre.
- La verdad es que yo estoy cansado, prefiero
ir a mi habitación a dormir, hoy a sido un día duro – me excuse con Larguirucho
mientras bostezaba.
- Yo he tomado una sauna esta mañana, cariño,
ya sabes que no es saludable que vuelva a tomar otra – se justifico Malena,
mientras empezaba a recoger la mesa.
- Esta bien, iré yo solo, vosotros os lo
perdéis – dicho esto Larguirucho se fue a su habitación a cambiarse.
Cinco minutos después, desde la ventana de mi habitación
veía como Larguirucho salía de la casa con su albornoz caqui en dirección al
lago. Sin perder un segundo busqué a
Malena por la casa, cuando nos encontramos nos fundimos en un apasionado
sobeteo.
- ¿Y si vuelve mi marido? - Me preguntó
Malena, sin dejar de besarme.
Me quede un segundo pensando y luego la coloque sus brazos
apoyados contra la ventana, me puse a su espalda, la levante el vestido, introduje
mis manos en sus braguitas y la dije.
- Tú vigila que no venga tu marido, yo me
ocupo del resto – la coloque el culo en una posición perfecta para penetrarla
como un semental, mientras ella se retorcía de placer.
Durante unos minutos estuve bombeando dentro de ella,
luego soltó lo que pensé era un grito de
placer, pero sorpresa, el grito era porque Larguirucho venia corriendo desde la
sauna.
- Ivan rápido¡¡ las armas¡¡¡ - Gritaba Larguirucho desesperado, corriendo
hacia la casa donde Malena y yo desnudos le poníamos los cuernos.
Yo, por un momento me imagine en un duelo por una mujer. Me subí los pantalones y mire a mí
alrededor. Junto a la puerta había una
escopeta L&W superpuesta de caza.
- Nos matara a los dos¡¡ - no dejaba de gritar
Malena.
Cogí la escopeta e y abrí la puerta, larguirucho corría desnudo,
desesperado hacia la casa. Fue entonces
cuando lo vi, era una masa luminiscente de casi tres metros, un ser amorfo que
hace mucho que dejó de ser humano, el virus z y la radiactividad habían creado
un engendro inmenso que destruía todo a su paso. Cargué la escopeta con dos cartuchos y le
apunté a la cabeza.
- Larguirucho tírate al suelo – le grite
inútilmente, entre la tensión y el ruido generado por esa mole, era imposible
que me escuchara.
Larguirucho estaba a pocos metros de la casa, pero el
engendro era mas rápido que el y le recortaba distancia a cada segundo. Yo calcule que una vez que larguirucho me
rebasara apenas tendría tiempo de hacer uno de los disparos. El miedo provocó que Larguirucho tropezara,
cayendo de bruces al suelo. Yo reaccione
en un acto reflejo disparando dos veces a la cabeza del bicho. Cuando el engendro recibió los disparos paró, soltó un grito sobrehumano y
arrancó un poste del suelo, como si fuera un juguete de niños y lanzándolo
hacia nosotros con una fuerza sobrehumana.
Me lance al interior de la casa y el poste se estrello con el marco de
la puerta.
Cuando levante la
cabeza vi a Malena, temblando, muerta de miedo con un hacha entre las
manos. Se lo arranque de las manos y lo
alce sobre el marco de la puerta esperando que el engendro entrara para asestarle
un golpe mortal a la mole. Larguirucho
irrumpió por la puerta y yo baje el hacha, pude frenarlo cuando estaba a 1 cm de su cráneo, el se giro
hacia mi mascullando algo. Yo lo empuje
al interior de la casa, junto a Malena.
- ¿Que dices larguirucho?, habla mas fuerte
que no te escucho. -
Larguirucho no me contesto, se incorporo y señalo la
puerta con cara de terror, allí estaba, verde, brillante, inmenso, terrorífico
entrando en la casa. El engendro tenia
medio cuerpo en el interior de la casa, yo balance el hacha en el aire
dejándolo caer sobre su cráneo, entonces el bicho soltó un berrido que se pudo
oír a varios kilómetros a la redonda, luego cayo de bruces y dejo de moverse.
- Es la radiación, si no acabamos con esto
pronto, lo siguiente que venga, podría ser peor – dijo Larguirucho mientras
recuperaba el resuello.
- Tienes razón, debemos ir a esa central lo
antes posible – sentencie. A la par que Malena nos cogía a los dos y nos abrazaba.
Aun no había amanecido cuando los tres atravesábamos el
lago remando. Allí, en la otra orilla
nos esperaba un BMW 4x4, cargamos el equipo y conducimos los kilómetros que
había hasta la central. Poco antes de
llegar parábamos para colocarnos los trajes protectores. Malena se desnudo delante nuestra con toda
naturalidad y se colocó el traje protector encima de la ropa interior, yo me
quede mirándola fascinado, entonces Larguirucho se acerco a mi.
- ¿Qué hay entre Malena y tu? – me susurro al
oído.
Yo no estaba preparado para esa pregunta, no quería mentir
a Larguirucho, (le debía la vida) pero por otro lado no podía confesarle que me
había calzado a su mujer.
- Si logramos salir de la central nuclear,
quiero que te vayas – continuo susurrándome,
sin duda imaginaba lo que había pasado entre nosotros.
- No problem, no me volveréis a ver – asentí
y me alejé,
Paramos el vehículo en la zona de control de la central,
la puerta estaba destrozada y no se veía a nadie, solo silencio y la muerte que
se presentía en el ambiente. Malena se
quedo esperando en el 4x4 y nosotros anduvimos hacia el edifico de control, el
plan era simple, llegar a la sala de control y activar el sistema automático de
prevención de fugas, luego hacer un apagado controlado de la central.
Cuando llegamos a la puerta encontramos el primer
inconveniente, estaba cerrada y el sistema se seguridad se componía de un
sistema, que requería una tarjeta magnética y la huella de un dedo para abrirlo. Lo primero que me pasó por la cabeza fue
volarla en pedazos, pero recapacite, pensándolo fríamente la explosión haría
saltar todas las alarmas y todos los podridos de varios kilómetros a la redonda
acudirían a la fiesta, además seguramente no seria la única puerta con
cerradura de seguridad que encontraríamos y solo teníamos un poco de goma-2.
Nos dirigimos hacia otro edificio, parecía administrativo,
pensando que seria el sitio más lógico para buscar técnicos o personal de
seguridad que tuvieran tarjeta y “dedo”.
Entramos en el edificio y encendimos nuestras linternas, la oscuridad
nos envolvía, el silencio era aterrador, avanzamos despacio hasta que una luz
verde que desprendía una puerta llamo nuestra atención. Avanzamos
hacia esa luz, era un pequeño despacho,
la puerta estaba cerrada, pero por debajo y los laterales, desprendía el
brillo verde característico de los gusiluz.
Le hice señas a Larguirucho para que tuviera el rifle preparado, yo
saque el machete de la mochila, si solo había un podrido, era mejor hacerlo
silenciosamente. Haciendo palanca con el
machete hice saltar la cerradura, abrí la puerta despacio, con cuidado y ojeé
el interior.
Solo había uno, era
espantoso, era un hombre obeso, deforme, lleno de pústulas. Cuando me vio al contrario que otros
podridos, no intento atacarme, solo me miraba, por un segundo me plantee que
quizás no fuera peligroso, pero entonces se empezó a inflar con un globo. Larguirucho y yo nos miramos sin dar crédito
a lo que estábamos viendo. Unos
segundos después el hombre había duplicado su tamaño, estaba a punto de
estallar ante nosotros. Cerré la puerta
bruscamente y al instante sonó una gran explosión en el interior del despacho.
Después de un
paréntesis, sin movernos, en silencio, rezando para que esa explosión no
hubiera alertado a mas podridos, continuamos explorando la central en busca de la
tarjeta y el dedo. Larguirucho me fue
guiando por pasillos y edificios oscuros, hasta que un gemido antinatural en
nuestro camino nos helo el corazón.
Yo comprobé que la escopeta estuviera cargada y el, hizó
lo propio con el rifle. Avanzamos
en dirección al gemido que cada vez se oía más nítido. El origen estaba detrás de una puerta de blindada,
allí varias luces de alarma advertían claramente de la fuga de radiactividad. Abrimos la puerta y encontramos el mayor horror imaginable, en
los meses que había trascurrido desde la hecatombe yo había visto muchas cosas,
pero nada como aquello. Eran decenas
de personas, zombis, con la carne pegada, los efectos de la radiactividad y el
calor los habían fundido, de forma que solo había una masa con miembros que se
movían en todas las direcciones intentando zafarse de los demás cuerpos, todos
pegados como un chicle gigante. Cuando
nos detectaron, algunos de ellos intentaron avanzar hacia nosotros inútilmente,
ya que el resto de seres se movían en direcciones opuestas.
Después de un rato absorto mirando esa mezcolanza de
miembros, me gire buscando a Larguirucho, pero no lo encontré, intente abandonar
la sala y hallé la puerta cerrada, ¿se habría largado dejándome allí?, ¿me la
habría jugado? Mire a mi espalda y vi
como aquella parte de ser, quería alcanzarme y había conseguido avanzar unos
metros hacia mi, apenas me quedaba escapatoria, solo un pequeño hueco por los
extremos de la sala antes de que me acorralara. Corrí a oscuras pegado a la pared de la
sala, pasando a unos pocos centímetros de eso. En la otra parte de la sala había una
salida, luego un oscuro pasillo, luego otra puerta, alumbre el letrero para
saber hacia donde me dirigía. “SEGURIDAD”.
Allí en la sala de seguridad funcionaba la energía de
emergencia, las cámaras de seguridad,
mostraban en las pantallas todo lo que se movía en la central. Busqué por las pantallas y rápidamente
localicé a Larguirucho.
Estaba colocando un poco de goma-2 y un detonador en la puerta
de seguridad, el imbécil iba a atraer hacia el, a todos los podridos de la puta
central nuclear, tenia que hacer algo, el tiempo era crucial. La cerradura estalló en pedazos y la puerta
se abrió, pero no sonó ninguna alarma, entró y atrancó la puerta para evitar
que yo o cualquier podrido le siguiera.
Cambie de monitor intentando localizarlo de nuevo y en un primer repaso a las pantallas observé
como la explosión había despertado a
zombis latentes que había en el edificio.
Avanzó despacio por el edifico, a su paso encontró
podridos que parecían la puta galería de los horrores, su color verde
fosforescente y sus deformidades eran habituales. Entonces uno, con dos cabezas se puso en su
camino, tuvo que volarle ambas, porque después de destrozarle la primera
continuaba tan tranquilo. Al final llegó a una sala que parecía un almacén y
entró dentro. Yo seguía observando desde
los monitores.
- Esta central esta completamente muerta, que
coño busca aquí¡¡ - pensé para mi.
Poco rato después Larguirucho apareció de nuevo en
pantalla portando un maletín metálico, tenia el símbolo de material radiactivo
en sus laterales. El hijo de puta estaba robando algo de la
central nuclear.
Desandando su camino apresuradamente tropezó un par de
veces, las prisas hacían que cometiera errores y que no fuera tan alerta, lo
que seria su sentencia. Yo miraba la
pantalla ilusionado, esperando que de un momento a otro se topara con algún
podrido y acabara con el.
De pronto un ruido
hizo que desviara mi vista de los monitores.
El ruido procedía del techo, mire
hacia arriba y vi lo que parecía un hombre araña moviéndose por el techo como
si la gravedad no fuera con el, era otro
engendro producto de la radiactividad.
Antes de que pudiera apuntarle el zombi araña salto sobre mí y caímos al
suelo. Busque con las manos la escopeta,
pero estaba demasiado lejos de mi mano, de un momento a otro el bicho
atravesaría mi traje protector y eso seria fatal.
Durante unos segundos interminables forcejee con el bicho,
intentando zafarme de el, luego comprendí que mi única oportunidad era el
machete, deje de forcejear y tantee mi mochila en su busca, cuando lo halle, se
lo clave con todas mis fuerzas. El bicho
salió despavorido por el techo dirección al pasillo, llevando mi machete clavado de
recuerdo.
Me levante del suelo, recogí la recortada y la linterna,
alumbré el techo en busca del engendro, ya no había ni rastro. No creo que tuviera ganas de regresar.
Busque de nuevo en los monitores y encontré a Larguirucho,
ya estaba en el exterior, corría frenético hacia el coche, llevaba un grupo de
podridos siguiéndole los talones. En
otro monitor pude ver a Malena, había arrancado el 4x4 y conducía a su
encuentro a toda velocidad.
Poco antes de llegar hasta Larguirucho, Malena realizó un
trompo demostrando una maestría en la conducción que yo no esperaba. Entonces abrió la puerta del copiloto, yo
asumía se iban a largar los dos sin mí y me quedaría tirado como una colilla.
Larguirucho lanzo
el maletín al interior del coche y cuando se dispuso a entrar en el vehículo,
Malena le descerrajo un disparo a bocajarro en el pecho, arranco y puso tierra
de por medio. En un suspiro la horda
estaba encima del pobre diablo, dando buena cuenta de el.
Ahora era yo, el que tenia que salir de la central con
cientos de podridos extraños intentando cazarme………..
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