viernes, 18 de mayo de 2012

GUSILUZ MADE IN LOVIISA



Normalmente no viajo de noche, es demasiado peligroso, hoy  día la noche es de los zombis, los dias aun los luchamos.  No obstante, estaba tan cerca de mi destino que decidi arriesgarme, a pesar de ser ultima hora de la tarde, la recompensa merecía la pena.   

Conducía un Porsche 911 que encontré abandonado junto con otros cientos de vehículos en la E-18, la autopista que unía Porvoo y San Petersburgo.  Decidí darme uno de los pocos caprichos que puede uno permitirse hoy día, cambiar mi vieja fregoneta por un flamante deportivo sin gastar un chavo, por la cara.  

El placer de conducir un deportivo a 200 km/h por autopista se convierte en una ruleta rusa cuando la carretera esta sembrada de vehiculos abandonados.   Ese fue el motivo,  al tomar aquella curva tuve que pegar un volantazo para esquivar algo y el Porsche se fue a tomar por culo, con un par de vueltas de campana y mi vida pasando por delante de mi en decimas de segundo.  

Cuando recupere la consciencia, la oscuridad lo envolvia todo,  yo tumbado boca abajo sin poder moverme, aprisionado por entre los amasijos de coche y no era lo peor, los golpes de un podrido sonaban furiosos sobre el chasis del  abollado deportivo, tratando impotente de alcanzarme.  Intente moverme, pero me resulto imposible,  me dolía todo el cuerpo, seguramente tenia varios huesos rotos y un hilo de sangre caía de mi cabeza, dejando mi cara con peor aspecto que la del tio de fuera.   No sabia donde habían ido a parar las armas que llevaba en el asiento del copiloto, por lo que era cuestión de tiempo que este podrido o cualquier otro que llegase al lugar acabara conmigo.

Pasaron las horas con el sonido incansable de fondo del podrido, la falta de sangre empezó a pasarme factura y poco a poco notaba como perdía las fuerzas y la consciencia.  Lo ultimo que recuerdo es el sol del amaneder cegandome los ojos, los cerre y me despedi con un ultimo pensamiento para mi mujer y mis hijos.

Volvi a despertar, frente a mi cara, a pocos centimetros apareció un zombie, pensé que estaba viendo alucinaciones pues aquel zombie era muy raro, brillaba en la oscuridad con un color verde fosforescente.  Luego solo escuche un relámpago mientras se me nublaba la vista y perdía el conocimiento.

Cuando volví a despertar el escenario era totalmente diferente, estaba solo en una bonita habitación, en una cama limpia.  Intente moverme y note un fuerte dolor en la pierna, quite la manta que había sobre mi y vi que estaba la pierna escayolada.   Debió romperse en el accidente, alguien me había salvado y curado.   Como pude, me levante y me acerque al espejo colocado junto al mueble.   Tenía una pinta espantosa, con un vendaje en la cabeza, arañazos y golpes por todo el cuerpo y la pierna partida.

-     Vaya por fin a despertado ud¡¡ - Sonó una voz femenina a mi espalda.

Me gire y vi como una bella mujer entraba en la habitación.  Era un mujer de mediana edad, muy atractiva, con el pelo largo y rubio, los ojos color miel.  Vestía un chándal negro ajustado a su cuerpo, que realzaba su bonita figura.   Ella, noto que me la estaba comiendo con los ojos y bajo la mirada, luego continuo hablando.

-     Mi nombre es Malena, ha pasado varios días muy débil, ha tenido usted mucha suerte, ¿habla usted mi idioma? -  Me dijo, mientras extendía la mano para ofrecerme unas pastillas.
-     Mi nombre es Lamolevk, Ivan Lamolevk, pero no recuerdo nada, ¿como he llegado aquí? – la pregunte intrigado mientras miraba las pastillas, eran antibióticos.
-     Tuvo un accidente en la autopista, su coche se estrello.  Tuvo mucha suerte de que mi marido pasara cerca y viera a los “Gusiluz” alrededor de su coche, lo salvo y le trajo a nuestra casa, aquí en mitad del lago. ¿no recuerda nada? -   
-     ¿Gusiluz? - Exclame intrigado mientras recogía las pastillas de su mano.  Note su suave tacto, provocándome un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo.
-     Así es como llama mi mujer a los caminantes luminiscentes, que llegan desde la central nuclear de Loviisa – Intervino una voz ronca de hombre.

Ella retiro rápidamente su mano y se aparto a un lado.  Allí en la puerta de la habitación había un hombre de 1,95 de estatura, rubio, delgado, vestido con ropa militar.

-     Mi nombre es Harol, pero todo el mundo me llama Larguirucho.  Estaba cazando cuando te encontré -  me dijo mientras se acercaba a estrellarme la mano.
-     Muchas gracias, ¿es normal lo de los “gusiluz”? no lo había visto nunca. – le pregunte al hombre.
-     Cada vez es mas frecuente, vienen de la central nuclear de Loviisa, creemos que hay una fuga radiactiva y algún extraño fenómeno hace que los caminantes brillen en la oscuridad. – Contesto Larguirucho con voz resignada.
-     Yo no quiero molestar, si me dicen donde están mis cosas, me marchare lo antes posible – le dije a ambos.
-     Si se marcha en ese estado, no durara ni media hora fuera, es mejor que descanse hasta que se reponga, aquí no molesta y estará seguro – me regañó Larguirucho.
-     Acuéstese y descanse, le traeré algo de comer – intervino Malena mientras salía de la habitación.
-     No se nada de usted, quizá es demasiado pronto para pedirle ayuda pero necesito que se recupere y me acompañe.  Yo trabajé en la central nuclear y se como cerrar la fuga, pero necesito ayuda. -  Larguirucho estaba pidiéndome que fuera con el a reparar una central nuclear, no me lo podía creer y no me podía negar.

Durante los siguientes días Malena y yo pasamos mucho tiempo juntos, a solas, mientras Larguirucho, salía a cazar o en busca del equipo NBQ, que necesitábamos para acercarnos a la central.  Durante esos largos periodos que pasamos juntos, note como Malena y yo congeniábamos, a veces se ponía nerviosa cuando me quedaba mirándola o cuando forzaba la situación para poder tocar su piel.

Un día estando solos en casa, la pedí que me ayudara a entrar en la sauna.  En un momento determinado deje que se me cayera la toalla quedando completamente desnudo ante su mirada.  Ella durante unos segundos se quedo mirándome petrificada, yo estaba desnudo y empalmado, luego reacciono y escapo corriendo a la casa.   Durante el resto del día estuvo esquivándome y cuando su marido volvió no le contó lo que había pasado.

Al día siguiente cuando Larguirucho volvió a salir de casa,  Malena aprovecho para darse una sauna, vi como andaba en albornoz hacia la pequeña caseta que tenían, cercana a la casa a orilla del lago.  Espere a que entrara dentro, entonces me desnude y ande hasta la sauna, abrí la puerta y allí me plante, Malena estaba tumbada completamente desnuda, con los ojos cerrados.     Cuando noto la brisa de la puerta, se incorporo súbitamente y nos encontramos desnudos frente a frente, ella hizo un ademán primero de taparse los pechos, eran enormes, redondos y jugosos, luego bajo las manos para taparse el pubis, lo llevaba totalmente depilado.  Yo la quite las manos  de su cuerpo y lo recorrí con la mirada.  

-     Déjame, por favor, estoy casada – hizo un nimio gesto de resistencia.
-     Se que te gusto, veo como me miras y estoy seguro que lo deseas tanto como yo – la dije mientras la agarraba los cachetes del culo y la atraía hacia mi.
-     Déjame¡¡¡ - intento zafarse de nuevo.
-     ¿Es eso lo que quieres?, si lo dejo ahora, esta misma noche me marchare, contesta ¿Es eso lo que quieres?- La solté y me gire con intención de marcharme.
-     No……..por favor no te marches – contesto ella casi susurrando.

Después de decirme esto, dejo de oponer resistencia y paso a una fase mas activa.   Se arrodilló y empezó a chupármela.    Luego la levante en brazos y la penetre contra la pared de la sauna, mientras ella gemía y me pedía por favor que no parara y yo la lamia los pezones empapados en sudor.

En ese momento la voz del Larguirucho desde el bote y el sonido de los remos, nos cortó el royó, bese los labios a Malena y salí de la sauna corriendo a la casa desnudo, fue un milagro que no me viera su marido.   Me vestí lo más rápido que pude mientras oía a Larguirucho llamarme por toda la casa.

-     Amigo Ivan tengo buenas noticias – me dijo Larguirucho cuando abrió la puerta de mi habitación.
-     Soy todo oídos – respondí intentando mantener la compostura, aunque el corazón me latía a doscientas pulsaciones.
-     Por fin he localizado los trajes NBQ, cinco equipos completamente nuevos. – dijo Larguirucho rebosante de dicha.
-     Que alegría y ¿donde estaban? – Le pregunte aparentando que me emocionaba.
-     En la estación de bomberos de Porvoo, a pocos kilómetros de aquí, no me explico como no se me ocurrió antes ir allí.   Cuando te repongas completamente, iremos a la central-
-     Malena prepara la cena y vino¡¡¡. Tenemos que celebrarlo -  Grito Larguirucho dejándome solo en la habitación.

El resto de la noche fue muy extraño, Malena y yo constantemente cruzábamos miradas furtivas, aprovechábamos cualquier despiste o visita al excusado de Larguirucho para besarnos y magrearnos.  El, ajenó a nuestros flirteos hacia planes para la incursión en la central nuclear, yo también los hacia, para una incursión dentro de Malena.

-     Bueno ahora para relajarnos y dormir bien lo mejor es que tomemos una sauna – dijo Larguirucho cuando acabo el postre.
-     La verdad es que yo estoy cansado, prefiero ir a mi habitación a dormir, hoy a sido un día duro – me excuse con Larguirucho mientras bostezaba.
-     Yo he tomado una sauna esta mañana, cariño, ya sabes que no es saludable que vuelva a tomar otra – se justifico Malena, mientras empezaba a recoger la mesa.
-     Esta bien, iré yo solo, vosotros os lo perdéis – dicho esto Larguirucho se fue a su habitación a cambiarse.

Cinco minutos después, desde la ventana de mi habitación veía como Larguirucho salía de la casa con su albornoz caqui en dirección al lago.   Sin perder un segundo busqué a Malena por la casa, cuando nos encontramos nos fundimos en un apasionado sobeteo.

-     ¿Y si vuelve mi marido? - Me preguntó Malena, sin dejar de besarme.

Me quede un segundo pensando y luego la coloque sus brazos apoyados contra la ventana, me puse a su espalda, la levante el vestido, introduje mis manos en sus braguitas y la dije.

-     Tú vigila que no venga tu marido, yo me ocupo del resto – la coloque el culo en una posición perfecta para penetrarla como un semental, mientras ella se retorcía de placer.

Durante unos minutos estuve bombeando dentro de ella, luego soltó lo que pensé era un  grito de placer, pero sorpresa, el grito era porque Larguirucho venia corriendo desde la sauna.

-     Ivan rápido¡¡ las armas¡¡¡ -  Gritaba Larguirucho desesperado, corriendo hacia la casa donde Malena y yo desnudos le poníamos los cuernos. 

Yo, por un momento me imagine en un duelo por una mujer.   Me subí los pantalones y mire a mí alrededor.   Junto a la puerta había una escopeta L&W superpuesta de caza.

-     Nos matara a los dos¡¡ - no dejaba de gritar Malena.

Cogí la escopeta e y abrí la puerta, larguirucho corría desnudo, desesperado hacia la casa.  Fue entonces cuando lo vi, era una masa luminiscente de casi tres metros, un ser amorfo que hace mucho que dejó de ser humano, el virus z y la radiactividad habían creado un engendro inmenso que destruía todo a su paso.   Cargué la escopeta con dos cartuchos y le apunté a la cabeza.

-     Larguirucho tírate al suelo – le grite inútilmente, entre la tensión y el ruido generado por esa mole, era imposible que me escuchara.

Larguirucho estaba a pocos metros de la casa, pero el engendro era mas rápido que el y le recortaba distancia a cada segundo.   Yo calcule que una vez que larguirucho me rebasara apenas tendría tiempo de hacer uno de los disparos.    El miedo provocó que Larguirucho tropezara, cayendo de bruces al suelo.  Yo reaccione en un acto reflejo disparando dos veces a la cabeza del bicho.   Cuando el engendro recibió los  disparos paró, soltó un grito sobrehumano y arrancó un poste del suelo, como si fuera un juguete de niños y lanzándolo hacia nosotros con una fuerza sobrehumana.      Me lance al interior de la casa y el poste se estrello con el marco de la puerta. 

 Cuando levante la cabeza vi a Malena, temblando, muerta de miedo con un hacha entre las manos.   Se lo arranque de las manos y lo alce sobre el marco de la puerta esperando que el engendro entrara para asestarle un golpe mortal a la mole.  Larguirucho irrumpió por la puerta y yo baje el hacha, pude frenarlo cuando estaba a 1 cm de su cráneo, el se giro hacia mi mascullando algo.  Yo lo empuje al interior de la casa, junto a Malena.

-     ¿Que dices larguirucho?, habla mas fuerte que no te escucho. - 

Larguirucho no me contesto, se incorporo y señalo la puerta con cara de terror, allí estaba, verde, brillante, inmenso, terrorífico entrando en la casa.    El engendro tenia medio cuerpo en el interior de la casa, yo balance el hacha en el aire dejándolo caer sobre su cráneo, entonces el bicho soltó un berrido que se pudo oír a varios kilómetros a la redonda, luego cayo de bruces y dejo de moverse.

-     Es la radiación, si no acabamos con esto pronto, lo siguiente que venga, podría ser peor – dijo Larguirucho mientras recuperaba el resuello.
-     Tienes razón, debemos ir a esa central lo antes posible – sentencie. A la par que Malena nos cogía a los dos  y nos abrazaba.

Aun no había amanecido cuando los tres atravesábamos el lago remando.  Allí, en la otra orilla nos esperaba un BMW 4x4, cargamos el equipo y conducimos los kilómetros que había hasta la central.   Poco antes de llegar parábamos para colocarnos los trajes protectores.   Malena se desnudo delante nuestra con toda naturalidad y se colocó el traje protector encima de la ropa interior, yo me quede mirándola fascinado, entonces Larguirucho se acerco a mi.

-     ¿Qué hay entre Malena y tu? – me susurro al oído.

Yo no estaba preparado para esa pregunta, no quería mentir a Larguirucho, (le debía la vida) pero por otro lado no podía confesarle que me había calzado a su mujer.

-     Si logramos salir de la central nuclear, quiero que te vayas – continuo susurrándome,  sin duda imaginaba lo que había pasado entre nosotros.
-     No problem, no me volveréis a ver – asentí y me alejé,

Paramos el vehículo en la zona de control de la central, la puerta estaba destrozada y no se veía a nadie, solo silencio y la muerte que se presentía en el ambiente.  Malena se quedo esperando en el 4x4 y nosotros anduvimos hacia el edifico de control, el plan era simple, llegar a la sala de control y activar el sistema automático de prevención de fugas, luego hacer un apagado controlado de la central.

Cuando llegamos a la puerta encontramos el primer inconveniente, estaba cerrada y el sistema se seguridad se componía de un sistema, que requería una tarjeta magnética y la huella de un dedo para abrirlo.   Lo primero que me pasó por la cabeza fue volarla en pedazos, pero recapacite, pensándolo fríamente la explosión haría saltar todas las alarmas y todos los podridos de varios kilómetros a la redonda acudirían a la fiesta, además seguramente no seria la única puerta con cerradura de seguridad que encontraríamos y solo teníamos un poco de goma-2.

Nos dirigimos hacia otro edificio, parecía administrativo, pensando que seria el sitio más lógico para buscar técnicos o personal de seguridad que tuvieran tarjeta y “dedo”.   Entramos en el edificio y encendimos nuestras linternas, la oscuridad nos envolvía, el silencio era aterrador, avanzamos despacio hasta que una luz verde que desprendía una puerta llamo nuestra atención.  Avanzamos  hacia esa luz, era un pequeño despacho,  la puerta estaba cerrada, pero por debajo y los laterales, desprendía el brillo verde característico de los gusiluz.    Le hice señas a Larguirucho para que tuviera el rifle preparado, yo saque el machete de la mochila, si solo había un podrido, era mejor hacerlo silenciosamente.  Haciendo palanca con el machete hice saltar la cerradura, abrí la puerta despacio, con cuidado y ojeé el interior.

Solo había uno,  era espantoso, era un hombre obeso, deforme, lleno de pústulas.  Cuando me vio al contrario que otros podridos, no intento atacarme, solo me miraba, por un segundo me plantee que quizás no fuera peligroso, pero entonces se empezó a inflar con un globo.   Larguirucho y yo nos miramos sin dar crédito a lo que estábamos viendo.   Unos segundos después el hombre había duplicado su tamaño, estaba a punto de estallar ante nosotros.  Cerré la puerta bruscamente y al instante sonó una gran explosión en el interior del despacho.

 Después de un paréntesis, sin movernos, en silencio, rezando para que esa explosión no hubiera alertado a mas podridos, continuamos explorando la central en busca de la tarjeta y el dedo.   Larguirucho me fue guiando por pasillos y edificios oscuros, hasta que un gemido antinatural en nuestro camino nos helo el corazón.  

Yo comprobé que la escopeta estuviera cargada y el, hizó lo propio con el rifle.       Avanzamos en dirección al gemido que cada vez se oía más nítido.    El origen estaba detrás de una puerta de blindada, allí varias luces de alarma advertían claramente de la fuga de radiactividad.    Abrimos la puerta y  encontramos el mayor horror imaginable, en los meses que había trascurrido desde la hecatombe yo había visto muchas cosas, pero nada como aquello.     Eran decenas de personas, zombis, con la carne pegada, los efectos de la radiactividad y el calor los habían fundido, de forma que solo había una masa con miembros que se movían en todas las direcciones intentando zafarse de los demás cuerpos, todos pegados como un chicle gigante.   Cuando nos detectaron, algunos de ellos intentaron avanzar hacia nosotros inútilmente, ya que el resto de seres se movían en direcciones opuestas.   

Después de un rato absorto mirando esa mezcolanza de miembros, me gire buscando a Larguirucho, pero no lo encontré, intente abandonar la sala y hallé la puerta cerrada, ¿se habría largado dejándome allí?, ¿me la habría jugado?   Mire a mi espalda y vi como aquella parte de ser, quería alcanzarme y había conseguido avanzar unos metros hacia mi, apenas me quedaba escapatoria, solo un pequeño hueco por los extremos de la sala antes de que me acorralara.    Corrí a oscuras pegado a la pared de la sala, pasando a unos pocos centímetros de eso.     En la otra parte de la sala había una salida, luego un oscuro pasillo, luego otra puerta, alumbre el letrero para saber hacia donde me dirigía. “SEGURIDAD”.

Allí en la sala de seguridad funcionaba la energía de emergencia,  las cámaras de seguridad, mostraban en las pantallas todo lo que se movía en la central.   Busqué por las pantallas y rápidamente localicé a Larguirucho.

Estaba colocando un poco de goma-2 y un detonador en la puerta de seguridad, el imbécil iba a atraer hacia el, a todos los podridos de la puta central nuclear, tenia que hacer algo, el tiempo era crucial.    La cerradura estalló en pedazos y la puerta se abrió, pero no sonó ninguna alarma, entró y atrancó la puerta para evitar que yo o cualquier podrido le siguiera.   Cambie de monitor intentando localizarlo de nuevo y  en un primer repaso a las pantallas observé como  la explosión había despertado a zombis latentes que había en el edificio.

Avanzó despacio por el edifico, a su paso encontró podridos que parecían la puta galería de los horrores, su color verde fosforescente y sus deformidades eran habituales.   Entonces uno, con dos cabezas se puso en su camino, tuvo que volarle ambas, porque después de destrozarle la primera continuaba tan tranquilo.  Al final  llegó a una sala que parecía un almacén y entró dentro.  Yo seguía observando desde los monitores.

-     Esta central esta completamente muerta, que coño busca aquí¡¡ - pensé para mi.

Poco rato después Larguirucho apareció de nuevo en pantalla portando un maletín metálico, tenia el símbolo de material radiactivo en sus laterales.    El hijo de puta estaba robando algo de la central nuclear.

Desandando su camino apresuradamente tropezó un par de veces, las prisas hacían que cometiera errores y que no fuera tan alerta, lo que seria su sentencia.     Yo miraba la pantalla ilusionado, esperando que de un momento a otro se topara con algún podrido y acabara con el.

 De pronto un ruido hizo que desviara mi vista de los monitores.   El ruido procedía del techo,  mire hacia arriba y vi lo que parecía un hombre araña moviéndose por el techo como si la gravedad no fuera con el,  era otro engendro producto de la radiactividad.  Antes de que pudiera apuntarle el zombi araña salto sobre mí y caímos al suelo.  Busque con las manos la escopeta, pero estaba demasiado lejos de mi mano, de un momento a otro el bicho atravesaría mi traje protector y eso seria fatal.

Durante unos segundos interminables forcejee con el bicho, intentando zafarme de el, luego comprendí que mi única oportunidad era el machete, deje de forcejear y tantee mi mochila en su busca, cuando lo halle, se lo clave con todas mis fuerzas.  El bicho salió despavorido por el techo dirección  al pasillo, llevando mi machete clavado de recuerdo.

Me levante del suelo, recogí la recortada y la linterna, alumbré el techo en busca del engendro, ya no había ni rastro.     No creo que tuviera ganas de regresar.

Busque de nuevo en los monitores y encontré a Larguirucho, ya estaba en el exterior, corría frenético hacia el coche, llevaba un grupo de podridos siguiéndole los talones.   En otro monitor pude ver a Malena, había arrancado el 4x4 y conducía a su encuentro a toda velocidad.

Poco antes de llegar hasta Larguirucho, Malena realizó un trompo demostrando una maestría en la conducción que yo no esperaba.     Entonces abrió la puerta del copiloto, yo asumía se iban a largar los dos sin mí y me quedaría tirado como una colilla.

 Larguirucho lanzo el maletín al interior del coche y cuando se dispuso a entrar en el vehículo, Malena le descerrajo un disparo a bocajarro en el pecho, arranco y puso tierra de por medio.  En un suspiro la horda estaba encima del pobre diablo, dando buena cuenta de el.

Ahora era yo, el que tenia que salir de la central con cientos de podridos extraños intentando cazarme………..

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