lunes, 30 de abril de 2012

FIEBRE


Los primeros vómitos los achaqué a un simple mareo producido por los vaivenes del velero, luego llego la fiebre,  tenía que ser una insolación.   Las chicas estaban muy nerviosas, habían visto a demasiada gente infectarse y convertirse en zombie, sabian que acabaría atacando a todo el que se encontrara a mi alrededor.   En una de las idas y venidas de conciencia me pareció oír que discutían sobre si lo mejor sería abandonarme.   Por conciencia, cariño o por algún otro motivo no lo hicieron.     Yo me hallaba moribundo, sin apenas fuerzas, a ratos sudando y a ratos temblando, me extraña que aun recuerde algo de aquello, aunque sea con lagunas.

-     Sabine, mira hay gente pescando en la orilla. – La voz de Daniel me sonaba tan lejana como confusa.
-     No podemos arriesgarnos Daniel – La contesto rápidamente su hermana.
-     Si no hacemos algo morirá, así que una de dos, o nos arriesgamos a acercarnos o directamente le tiramos al mar – La voz de Daniel sonó dura y tajante.

Lo siguiente que recuerdo es ir subido sobre unas parihuelas, cegado por el sol en la cara y escuchando multitud de voces cercanas, aquellas voces, no me resultaban familiares.

-     No os preocupéis chicas, no tenemos medicinas, pero tenemos un homeópata que conoce un montón de plantas que pueden bajarle la fiebre y salvar a vuestro amigo – era una voz desconocida, pero estaba seguro que se refería a mi.
-     ¿Esta muy lejos esa granja? , esta muy enfermo, no se si aguantara. – Esa era la voz dulce de Sabine, era inconfundible.

A mi me daba igual que estuviera lejos o cerca la granja, yo estaba convencido que esos eran mis  últimos minutos de vida.  La única duda que tenia era si me iba a levantar y convertirme en un caminate o si me iba a quedar tranquilamente en el hoyo.  Así que volví a cerrar los ojos, sin saber si volverían a abrirse.

-     Ya lleva 2 días, inconsciente, no creo que sobreviva -  escuche una voz grave, seguramente de alguien mayor.
-     Por lo menos sabemos que no es el virus, ya habría muerto y resucitado – le respondió una voz lejana, me esforcé por abrir los ojos y ver de quien era, pero todo estaba borroso.
-     Zooombiss¡¡¡¡¡ - Sonó un grito de alerta en el exterior.
-     Correr, correr¡¡ Están por todas partes¡¡ -  sonaban gritos de pánico y caos.
-     Seguidme, hay que llegar al refugio, allí estaremos a salvo –  note gran cantidad de movimiento a mi alrededor.
-     ¿Pero y nuestro amigo, no podemos dejarlo  aqui………….-   contesto una de las chicas, creo que Sabine.
-     El esta mas muerto que vivo, seguime -  fue lo ultimo que escuche antes de volver a desmayarme.

Cuando recupere la conciencia estaba todo en silencio,  yo apenas podía distinguir nada.  Tan solo un poco de olor a madera quemada.    Me encontraba muy débil, seguramente llevaba días sin comer, pero note que ya no tenia fiebre y los síntomas de la enfermedad habían remitido, aunque débil estaba curado.

Salí al exterior, no quedaba nadie, tan solo los restos de un saqueo.   Algo no cuadraba, si les ataco la horda, yo tendria que estar muerto, ademas tendría que estar todo sembrado de cuerpos mordidos o descuartizados y allí no quedaba nadie, ni vivo ni muerto.

Las señales que encontraba, no eran del ataque de una horda, mas bien parecian las que dejan los  saqueadoresSe habían llevado todas las cosas de valor, incluidos los animales.   Las huellas de  personas estaban dispersas en muchas direcciones distintas y solo había un grupo homogéneo de pisadas que debían de ser unos quince hombres cargados con animales y enseres,  se dirigían juntos al sur, al interior.

Decidí perseguirlos, debía partir rapidamente para que no me cogieran mucha ventaja, así que en cuando pude comer algo y recuperar algunas fuerzas, partí en una persecución de alguien que ya me debía de llevar varias horas de ventaja y que yo esperaba me llevara a encontrar a Daniel y Sabine vivas.

Un día después los alcance, nada mas verlos comprendí lo que había pasado.  Todos los saqueadores estaban disfrazados de zombis, tenían pintadas las caras y sus ropas eran harapos con el fin de provocar el pánico entre las personas a las que atacabanSe estaban preparando para otro ataque a un grupo de personas refugiadas en una aldea.   El modus operandi estaba claro,  esperaban a la noche para atacar por sorpresa aprovechando el pánico a los infectados.   La reacción lógica de la gente era huir o refugiarse en algún edifico seguro.  Si alguien les hacia frente, utilizaban armas blancas para no levantar sospechas.   Luego saqueaban el lugar y desaparecían.

Lo primero que se me paso por la cabeza fue volver a la granja, sabiendo que la gente volvería poco a poco, pero lo mas seguro es que las chicas ya me dieran por muerto y zarparan en el velero.  Tenia que decidir entre volver lo antes posible o intentar frenar la rapiña del grupo de falsos zombis.

Me dio tanta rabia la bajeza de esos tipos que decidí quedarme y pagarles con la misma moneda.  Lo primero era rasgar y romper mi ropa, luego cubrir mi cuerpo y mi cara con la sangre de algún pobre animal que se cruzo en mi camino y al final algún que otro retoque en la cara con un trozo de corcho quemado, para convertirme en el podrido justiciero.  Ya estaba listo para darles su merecido.

Empezaron a oírse gritos en la aldea, la fiesta había comenzado, todo el mundo empezó a correr y a buscar a sus seres queridos, familias enteras corrían a refugiarse en la iglesia.   En unos pocos minutos  ya no se veía a nadie por las calles, que no fueran los zombis entrando y saliendo en las casas para saquearlas.    Dos zombis empujaron una vieja furgoneta hasta la puerta de la  iglesia, bloqueando la salida de todos los aldeanos.

Yo empecé a caminar lentamente hacia la aldea, sin ningún plan, sin tener claro si esos tipos merecían la muerte o un simple escarmiento, cuando sucedió algo que me aclaro las dudas.  Apareció una familia de la aldea, estaban escondidos en una de las casas.   La chica mas joven estaba en avanzado estado de gestación, no habían tenido tiempo de refugiarse en la iglesia,  los zombis los habían reunido a los cuatro en  la plaza delante de la iglesia.  A los dos hombres los pegaron  una paliza que los dejaron medio muertos, luego cuando estaban tirados en el suelo,los humillaron meando encima de ellos.  
Mientras tanto, se lanzaban entre ellos a las mujeres, insultándolas y arrancándoles la ropa a tirones, como en un juego macabro.

Desde algún sitio del interior de  la iglesia debieron ver lo que pasaba fuera y los de dentro empezaron a golpear la puerta de la iglesia intentando abrirla y salir fuera a ayudar a la familia.   Los saqueadores reaccionaron acumulando leña alrededor de la iglesia, iban a quemarla con todos los aldeanos dentro.   Esos miserables eran peores que los zombis y, desde luego no merecían vivir.

Esperé pacientemente el momento oportuno, mientras estuvieran en la plaza juntos,  tenia pocas posibilidades de acabar con ellos.   Después de encender las ramas que habían puesto alrededor de la iglesia, continuaron el saqueo a la aldea.     Tan solo quedaron en la puerta de la iglesia, un cuarteto de saqueadores,  habían empezado a violar a las dos mujeres sin reparar en la edad o en el embarazo e ignorando sus llantos y suplicas.

Empecé a caminar despacio hacia el centro de la plaza, cojeando con la mirada fija en los cuatro tipos que se habían convertido en mi objetivo, sujetando fuerte el cuchillo que llevaba escondido en la manga.  Cuando estaba a pocos metros uno de ellos advirtió mi presencia.

-     ¿Tu quien coño eres? – dijo el tipo en voz alta para llamar la atención de sus compañeros.
-     A ver si va a ser un zombie de verdad – le contesto otro,  yo impasible seguía avanzando hacia ellos.
-     "Negro", encárgate tú del podrido, que yo le estoy dando unos capones con la polla al bebé. Je je -  dijo el tipo que estaba penetrando a la embarazada.

El negro, que era un tipo de piel y cabello oscuro, cogió una especie de bate de béisbol del suelo y salió a mi encuentro. 
Yo seguí avanzando a mi ritmo, lentamente esperando el momento que intentara asestarme un golpe en la cabeza.   Todo fue muy rápido, el negro levanto el bate,  yo me eche encima suya y le introduje el puñal en el estómago.  Los dos caímos al suelo, me quede encima suya fingiendo que lo devoraba.

Cuando los otros tres lo vieron dejaron a las dos mujeres tiradas en el suelo y recogieron sus armas, eran armas blancas, lo que me daba cierta tranquilidad, hasta el momento no había visto a nadie con armas de fuego.   
Se acercaron a mí los tres en paralelo andando despacio, con cuchillos y palos en las manos.   Yo espere paciente a que estuvieran lo suficiente cerca.     Cuando los tres llegaron hasta mi, el que estaba a mi espalda levanto un palo para asestarme el golpe mortal, en ese momento me gire y le rebane el cuello, los otros dos miraron atónitos como mi puñal entraba y salía de sus cuerpos antes de que pudieran reaccionar.

Los dejé agonizando en el suelo y me acerqué a las mujeres.

-     Hay que darse prisa, tienen que retirar esa furgoneta de la puerta de la iglesia, antes de que el humo y el fuego acaben con todos los habitantes de la aldea. – les dije, sin mucha fe en que fuesen capaces de hacerlo.
-     Yo lo haré -  respondió la chica preñada mientras se incorporaba y ayudaba a incorporarse a la que debía ser su madre o su suegra. 

Según me alejaba miré atrás y vi como las mujeres retiraban la furgoneta de la puerta y la gente empezaba a salir corriendo de la iglesia.  Era el momento de acelerar el paso, si me encontraban allí pensarían que era uno de ellos y me lincharían.   Me apresure en salir de la aldea y meterme en el bosque.

Desde un lugar seguro pude ver como los aldeanos poco a poco iban dando caza a todos los supuestos zombis y los reunían en el centro de la plaza.   
Al finalizar la noche tenían a todos  reunidos en un círculo y molidos a palos, prisioneros en el centro de la plaza.       No me quede a ver cual era el final que le esperaba a aquellos hombres, decapitados, quemados o empalados a mi me era indiferente, tenia prisa por volver a la costa.  

Un día después estaba de vuelta en la granja donde fui curado, la gente ya había vuelto a la normalidad.  Les conté lo que había pasado, lo de los falsos zombis y lo de la aldea. Me dieron las gracias y me informaron que mis chicas se habían marchado esa misma mañana, que si me daba mucha prisa en llegar al mar quizás los alcanzara, una joven se ofreció a guiarme en el camino.

Corrimos como alma que lleva el diablo los pocos kilómetros que separaban la granja de la costa.    Cuando llegamos a la costa, subimos al punto más alto que encontramos y oteé el horizonte en busca desesperada del velero, pero solo pudimos ver como un pequeño punto se alejaba mar adentro.  
Yo me dejé caer de rodillas, cansado y a la vez frustrado por que mis esperanzas de hacérmelo con las dos al mismo tiempo se habían esfumado mar adentro.

-     No este triste señor, seguro que las alcanzara – me dijo la chica que me había acompañado a la costa y que ahora me abrazaba para consolarme.

Ese fue el primer momento en el que me fijé en ella, era una chica joven, rubia de ojos azules, tenia una cara y una sonrisa muy atractiva.

-     Yo se donde hay otro barco, aún podemos alcanzarlos – me dijo
-     No me llames señor, que no soy tan viejo, llámame Iván, dime, ¿donde esta ese barco? -  la respondí intrigado.
-     Mi nombre es Sofía y antes de decirle nada, me tiene que prometer que me llevara con ustedMe separé de mi familia en Helsinki y necesito que alguien me lleve allí de vuelta. – Sofía se me quedo mirando expectante con expresión triste.
-     Aunque llegáramos a Helsinki ¿Qué te hace pensar que tu familia sigue viva? – le pregunté, aunque ya tenia muy claro que me marchaba con ella a Finlandia.
-     Tenemos una casa en el bosque, se que se refugiaron allí, tan solo tenemos que remontar el río hasta el lago Tuusula – mientras yo asentía, su voz y su cara se iluminaron y me propinó otro fuerte abrazo.  Yo aproveche para devolvérselo y  ponerme mas cardiaco si cabe pensando en nuestro viaje a Finlandia.

1 comentario:

  1. Me ha gustado lo que he leido. Saludos y sigue así. http://virusdelamuertehistoria.blogspot.com.es/

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