Cada vez que sobrevolaba una ciudad veía el mismo
espectáculo, calles abandonadas, cristales rotos, cuerpos descomponiéndose y
muchos, muchos zombis, las ciudades eran territorio zombi.
Dentro de 1000 años alguien estudiaría las ruinas como nosotros
estudiamos los restos de civilizaciones que ya desaparecieron y no se
explicarían que paso, es mas, ni siquiera nosotros sabemos quien fue el
culpable de nuestra extinción. Toda la ciencia, la técnica y los
avances se quedaban en las ciudades, los núcleos de población que resistían lo
hacían sin televisión, sin Internet, sin teléfonos móviles, sin modernos
hospitales, todo se había perdido, me inundaba una gran melancolía.
Estaba volando sobre una de estas grandes ciudades
cuando vi una bengala. Me llamo la atención porque salio de un
rascacielos muy conocido, quizás de los más famosos del país, ¿es posible
que todavía quede alguien? Me preguntaba, sobrevolé el edificio, en la
azotea en pleno helipuerto había gente moviendo las manos. ¿Quiénes
serian? ¿Cuál seria su historia?
Eran cuatro personas, tres hombres y una mujer,
parecían muy desesperados, tenían la ropa sucia y rota y todos hablaban a la
vez. El grupo era peculiar, un hombre mayor con pelo y barba
blanca, de nombre Bill, parecía acostumbrado a mandar, otro de los tipos era
negro, delgado y alto, vestía con traje sucio, su nombre era Louis, el tercer
tipo era grueso y tenia pinta de macarra, no recuerdo el nombre, la chica
era morena y de piel oscura, joven, no mas de treinta, vestía con vaqueros y
suéter rosa se llamaba Zoey.
- Esta bien
silencio, no soy ningún helicóptero de rescate, mi nombre es Iván y simplemente
voy de paso.
Como todos se empeñaban en hablar a la vez, los hice callar
y le pregunte directamente al viejo que parecía llevar la voz cantante.
- Tienes que
sacarnos de aquí, esos tipos están locos.- dijo Bill.
- ¿Esos
tipos? ¿Los zombis? Pregunte
- No, son
peores que los zombis son bestias, son caníbales.- Dicho por el gordo la verdad
que acojonaba.
- Esta bien
vamos por partes, ¿De quien hablamos? empezar por el principio y despacio. –
los dije.
Bill empezó a contar su historia, parece ser que
los cuatro estaban alojados en un hotel, y hasta el principio de la epidemia,
no se conocían de nada y fue el destino el que les fue juntando, se protegieron
unos a otros, dando tumbos por refugios, zonas seguras y escondites, hasta que
al final oyeron por radio de onda corta que este edificio era seguro, el
mensaje decía que todos los lunes abrían una entrada al edifico por las
alcantarillas y daba las instrucciones de como podían acceder los refugiados,
así que buscamos la entrada y lo conseguimos.
Al principio todo fue bien, nos pareció raro que no nos
dejaran llevar armas, pero este edifico era un paraíso después del tiempo que
pasamos fuera, nos dieron comida, camas, todo parecía ir bien.
- Al grano -
Interrumpí.
Lo primero que nos extraño es que siempre se comía carne, no
nos decían de donde salia, pero siempre había carne de comer, luego nos
llamo la atención que la gente desaparecía, misteriosamente y sin dejar
rastro no la veías mas, entonces investigamos y descubrimos el motivo,
esos hijos de puta COMEN GENTE!!! Solo dejan pasar a la gente dentro del
edifico para seguir teniendo alimento, somos ganado para ellos.
- ¿Pero
quienes son ellos?
- Los
trabajadores del edificio – continuo Zoey con el relato,
Desde este edifico se estuvo emitiendo noticias hasta
el ultimo momento, cuando quisieron escapar era demasiado tarde, estaban
rodeados. Afortunadamente para ellos el edifico además de ser de los mas
seguros de la ciudad, también tenia restaurante, gimnasio, un par de plantas de
hotel, vamos que los primeras semanas estuvieron en la gloria, luego se
quedaron sin comida, y el hambre….. los volvió locos, primero se comieron a
los que se suicidaban, luego a los ultimos en llegar, entonces se les ocurrió
lo del comunicado, para atraer presas, la gente llegaba pensando que era un
lugar seguro y estos bastardos se daban matarile.
En ese momento la madera con la que tenían atrancada la
puerta a la azotea cedió y empezaron a llegar hombres armados que nos rodearon
antes de que pudiéramos coger las armas para defendernos, si era verdad lo que
me habían contado, la situación era fea.
Nos bajaron empujones por una escalera, cuatro pisos mas
abajo a ellos los encerraron en un cuarto y a mi me llevaron ante los que
debían de mandar en el edificio, una mujer tomo la palabrar.
- Supongo
que me abra reconocido – dijo la mujer con aires de grandeza.
Era una mujer de unos 50 años, traje chaqueta verde y
sonrisa, su cara me resultaba familiar, creo que era la presentadora de un
Magazine matinal de mucha audiencia. Famosa por ser una tirana con sus
colaboradores y pelota con sus invitados. A su alrededor varios hombres y
mujeres, se limitaban a escuchar.
– no importa, mi
nombre es Rose, ¿Dígame, que le han contado esos desgraciados?
– Nada, conteste,
justo cuando baje del helicóptero llego todo el mundo y me hicieron prisionero,
pensaba que era el único prisionero hasta que vi a los otros cuatro también
maniatados.
Su cara se noto mas aliviada, continuo comiéndome la
cabeza en lo que venia a ser un, los malos son ellos y los buenos
nosotros, para continuar preguntándome por la situación fuera de su súper
edificio y las posibilidades de rescate. Yo la conté una
pequeña mentirijilla, le dije que el ejército tenía totalmente controlada la
situación, que los zombis ya habían sido eliminados de las zonas rurales
y que en breve empezarían a limpiar las grandes ciudades. Se
lo creyó y se puso tan contenta que dio órdenes de montar una gran fiesta para
celebrarlo, yo no creía lo que oía, esa noche lo íbamos a celebrar y al día
siguiente yo la llevaría a ella con las nuevas autoridades.
Me llevaron a una habitación, me dijeron que de momento por
mi seguridad era mejor que no saliera solo, que descansaran y que después de la
cena vendrían a buscarme, obviamente cuando me trajeron la cena, no comí nada,
todo fue al retrete, después de la cena me vinieron a buscar dos
hombres con smoking, - estaría en un mundo paralelo – pensé, me llevaron
a una gran sala, que debía ser un antiguo plato, muy grande, estaba iluminado
con luz de velas, y se escuchaba música, había hombres y mujeres
bailando. Entonces llego Rose, con vestido de noche y joyas que
debían valer una fortuna, me ofreció, primero cava, era español excelente,
luego me ofreció una raya de cocaína, colombiana, tampoco me negué. Ante
mi cara de asombro, llamo a unas chicas muy sonrientes, me las presento, sus
caras eran de lo mas exótico, parece ser que las tres eran modelos, las pillo
la hecatombe en un estudio fotográfico del edificio haciendo una sesión
maratoniana de fotos, cada una venia de un sitio diferente, la rubia se
llamaba Claudia era Alemana, la pelirroja, Cindy de Irlanda y la morena Daniela
una brasileña despampanante, las tres eran jóvenes, guapas y con un cuerpo
escultural. No sabría decir cual estaba más buena de las tres.
- Solo va a
estar una noche con nosotros y queremos que tenga un buen recuerdo me dijo Rose
- dejándome a solas con las chicas. Las cuales me llevaron a un reservado
con la coca y el cava.
Afortunadamente yo tenia preparación para aguantar el
alcohol y las drogas, ellas no, así que dos botellas después de cava,
estaban semi desnudas sentadas en mis rodillas y bebiendo el cava directamente
de sus cuerpos, mientras, ellas me contaban todo lo que sabían, “el cazador
cazado”, tenían intención de sacarme información y lo que hicieron fue
proporcionármela, mientras las besaba, las sobaba, me las comía enteras
(esto si que era canibalismo), me entere que en el edifico había un banco, con
un montón de cajas de seguridad, de allí habían sacado todo: droga, joyas,
documentos muy importantes, que Rose les había prometido sacarles de allí
a todos en cuanto contactara con el gobierno y luego todos ellos serian
millonarios. De lo que no sabían nada era de los prisioneros,
ni del canibalismo, ni de la trampa para atraer a supervivientes
incautos.
Cuando conseguí toda la información útil que podían proporcionarme,
me dispuse a marcharme entonces las eche una ultima mirada, las tres estaban
desnuditas y colocadas, para esto si que no estaba preparado, no pude
evitar la tentación, así que me quite la ropa y me las folle varias veces y por
varios sitios a las tres, es increíble lo que puede hacer un poco de coca en la
poya,
Cuando termine, tenia la poya erecta y dolorida, fingí
estar borracho, salí del reservado dando tumbos, camine en dirección a mi
habitación, como imagine un gorila no se despegaba de mi, así que en un
pasillo solitario simule desmayarme y cuando el tipo se acerco lo arree, lo
inmovilice y le quite la pistola, antes de dejarlo K.O. le saque el lugar donde
tenían a los prisioneros.
A los prisioneros no los tenían vigilados, simplemente
estaban encerrados en una sala, los abrí y les dije que me siguieran, había que
llegar al helicóptero lo antes posible. De camino a las escaleras pasamos
por una cocina, oímos pasos acercarse y los cinco nos quedamos agachados,
escondidos en una especie de nevera gigante. Zoey se dio la vuelta
y se puso a devolver, a nuestra espalda había una persona colgada de un gancho
de esos que se cuelga a los cerdos para despiezarlo, le habían sacado las
tripas y tenia parte del cuerpo fileteada. Mientras el grupo de hombres
había llegado a nuestra altura, era un grupo de hombres armados, corrían,
pudimos oír parte de su conversación,
- Rápido no
pueden estar lejos, hay que encontrarlos – joder que mala suerte pensé.
- Saben que
hemos escapado, nos estarán esperando en el helicóptero – dijo Bill.
- Es mejor
que salgamos por donde entramos, no esperaran que bajemos en vez de subir y la
salida a las alcantarillas estará menos vigilada – dijo Louis.
- Esta
bien, bajemos. – dije pensando la forma de recuperar mi helicóptero y mi
equipo.
Todos asintieron con la cabeza. Cuando llegamos a la
puerta de bajada a las alcantarillas encontramos a dos guardias, estaban
sentados y confiados, saltamos sobre ellos como leones sobre la comida, y los
dejamos fuera de combate, Bill y Zoey les quitaron sus armas, Louis y el gordo
se quedaron con un bate de béisbol y con una katana que habían encontrado por
el camino, yo con mi pistola, estábamos preparados para salir y encontrarnos
cualquier cosa.
Al abrir la puerta nos encontramos a cientos de zombis
esperando, en cuanto nos vieron, se activaron, era imposible atravesarlos o
acabar con todos ellos con las armas que llevábamos.
- Hacia
arriba, rápido, por aquí no podemos salir. – los grite mientras sacudían a los
primeros en llegar.
Nunca pensé que fuera tan duro subir corriendo un
rascacielos, debía ser como una maratón, lo único que nos motivaba era
saber que detrás teníamos a cientos de zombis pisándote los talones, que no se
cansan nunca, torpes pero constantes. Cuando llegamos a la mitad
del rascacielos paramos a descansar, mientras recuperábamos el resuello Bill
dijo.
- Es
tontería seguir subiendo, lo que nos espera arriba es peor, en cuanto
lleguemos arriba nos van a meter una bala entre ceja y ceja.- dijo Bill
- ¿Qué
propones? – conteste.
- Volver a
bajar, estamos preparados, - dijo mientras cogia un hacha de la pared. – Hemos
subido 20 pisos, ellos nos persiguen pero ahora están diseminados por toda la
escalera, podemos reventarles la cabeza mientras bajamos, ¿Qué opináis?
- Yo voto
por bajar y reventar cabezas -dijo el gordo.
- Ahora será
mucho más fácil salir – dijo Louis.
- Llevo
meses cuidando de vosotros, no os voy a dejar tirados ahora. – dijo Zoey.
- ¿Y tu que,
Iván, te unes a la fiesta? Me pregunto Bill.
- No – todos
quedaron extrañados, - solo quiero volver a mi país y el billete esta en la
azotea, además tengo que despedirme de alguien. –
Mientras terminaba de hablar, llegaban los primeros
zombis a nuestra altura, con una rapidez y facilidad que incluso a mi me
sorprendieron, los destrozaron la cabeza y empezaron a descender, entre golpes
y mandobles, oí la voz de Zoey que decía – Suerte Iván, ya nos veremos-
Joder que buenos son, pensé.
Cuando llegue al piso 30 ya todo el que estaba en el
rascacielos sabia que había zombis dentro, se había convertido en un sálvese
quien pueda y los que subían o bajaban no me prestaban
atención. Volví a parar a descansar, estaba en el piso de la
fiesta, seguramente las chicas seguirían allí, iba a continuar, pero la imagen
de los zombies comiéndose a las chicas me freno, busque el reservado donde las
había dejado horas antes y allí seguían, desnudas y dormidas como
angelitos. Las desperté y se levantaron como pudieron, mientras se
espabilaban las puse al día de la situación, afortunadamente ya estaban mucho
mas serenas y aunque un poco desorientadas, podían andar. Así que se
pusieron algo de ropa y me siguieron escaleras arriba, mientras les contaba mi
plan me sentí como Charlie contándole a sus ángeles su próxima misión.
Los matones de Rose, nos esperaban a los cinco fugados, para
meternos un tiro en la cabeza, pero no sospecharían de tres chicas guapas
escapando de los zombis, ellas serian mi caballo de Troya.
Como imaginaba dos hombres armados impedían el paso de la gente a
la azotea, a Claudia le resulto fácil acercarse a ellos, yo la dije que los
apuntara con la pistola hasta que yo llegara, pero se ve que era una chica con
iniciativa ya que les metió un tiro a cada uno, joder como se las
gastaban. En el momento que los guardias cayeron todo el
mundo salio a la azotea, que se convirtió en un caos de gente, corriendo hacia
el helicóptero, el pánico a los zombis hacia mella.
Cuando yo llegué al exterior vi como mucha gente se subía al
helicóptero, como no copian, empezaron a vaciarlo, tiraron: el agua, la
gasolina, los vivieres y varios baúles que no me resultaban familiares, debían
ser de Rose. Entonces apareció ella junto a otro tipo armado con un M-16,
ambos se acercaban al helicóptero y les hacían señas para que bajaran a los que
estaban dentro, nadie hacia caso, ninguno quería abandonar el
helicóptero. El tipo abrió fuego contra los que estaban dentro, esos
cabrones no tenían ningún tipo de escrúpulo, se estaban cargando a gente
indefensa. Corrí todo lo rápido que pude hasta el, de un
puñetazo tire al suelo al hijoputa, luego antes de que se levantara lo cogi por
la pechera y le lance desde la azotea a la calle, vuelo libre de casi 40 pisos,
Rose temiendo que la pasara a ella lo mismo salio corriendo hacia el interior
del edificio.
Los que quedaban allí, me miraban preguntándome con los ojos
que iba a hacer, los dije que subieran, sabia que me iba a arrepentir de dejar
todas las provisiones y mi equipo en la azotea, pero mi conciencia no me
permita dejar a esa gente hay tirados. Mientras ponía
en marcha el helicóptero, un goteo de gente fue llegando y subiendo, debíamos
estar al limite de capacidad de despegue en estacionario cuando vi aparecer el
primer zombi por la puerta, era demasiado pronto, aun necesitaba algunos
minutos. De pronto un disparo certero le reventó la cabeza al zombi, mire
atrás y vi a Claudia con la pistola, era una excelente
tiradora. Después de ese zombi hasta que despegamos
llegaron unos cuantos mas, pero según salían por la puerta eran acribillados
sin piedad por las chicas.
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