Cuando desperté, ellas seguían dormidas, tenía una a cada
lado, abrazadas a mí, desnudas. Me
levante lo mas sigilosamente que pude para no despertarlas, entonces ellas
dos, las cuales yo creía dormidas se
movieron y empezaron a juguetear, besarse en la boca luego lentamente a
chuparse los pezones, mientras se
acariciaban el conejo, entonces Natalie me miro y me invito a unirme a ellas,
yo no lo dude ni por un instante, volví a la litera y las deje hacer.
Los juegos hubieran durado bastante mas de no haber sido
por el ruido de la alarma, estábamos tan inmersos en nuestro trío que hasta que
no oímos el – ESTAN POR TODO EL BARCO¡¡¡ – al otro lado del camarote no
reaccionamos, los tres empezamos a vestirnos rápidamente. Yo busque a mi alrededor cualquier cosa que
me sirviera de arma, no encontré nada.
Salimos del camarote y no vimos a nadie en el pasillo –
¿Donde vamos? Pregunto Natalie. – A mi
camarote, a por armas - conteste.
Las chicas iban agarradas de la mano, y yo armado con un
estúpido recuerdo de la torre effiel, el único objeto contundente que había
encontrado en el camarote, lo que nos obligaba a huir en caso de encontrarnos
con algún podrido. Al final de un
pasillo, escuche el sonido unos pasos acercándose, las hice señas a las chicas
para que pararan y esperaran en silencio, yo tenia el la torre preparada para
atravesar la cabeza del que doblara la esquina. Entonces aparecieron Nicolá y Veronika.
- Joder¡¡¡ Nicolá me has dado un susto de
muerte – le dije mientras bajaba la torre effiel.
- ¿Qué es eso?, ¿ahora vendes merchandising
de Paris? - se río irónicamente señalando la torre. - ¿Dónde te habías
metido? Llevo horas buscándote, no sabes
que todo el portaaviones esta comprometido.
- ¿Qué ha pasado? - Le pregunte mientras las
tres chicas se auto presentaban.
- Los civiles del centro comercial, alguno de
ellos estaba infectado y se salto los controles sanitarios, imagino que
aprovechando la fiesta, ahora ya es tarde, la infección esta
descontrolada. Nos han ordenado que
resistamos lo que podamos, están organizando una fuerza para retomar el control
del barco.
- ¿Qué resistamos con lo que podamos? ¿Qué
quieren que les meta la torre por el culo? Le dije indignado
- Toma Ivan, coge esto. - Era obvio que habían pasado por la cocina,
Traían sartenes, cuchillos y un rodillo de amasar, si nos topábamos con un
grupo de zombis, era más fácil que se murieran de risa que por nuestras armas.
Durante varios minutos recorrimos las cubiertas del barco
lo más silenciosamente posible, intentando evitar las zonas comunes, o que nos
parecieran sospechosas, subimos por una
escalera que parecía tranquila y nos topamos con un tiroteo, era la enfermería, seguramente parte de la
tripulación se había atrincherado con los enfermos que no había dado tiempo a
evacuar o estaban demasiado graves para poder moverlos. Nos acercamos a los disparos que sonaban detrás de una esclusa
cerrada, nos miramos unos a otros y abrimos la esclusa, nos encontramos con la
peor situación posible, estábamos ante
una sala llena de zombis que avanzaban hacia la enfermería, no podíamos
avanzar, teníamos que cerrar y retroceder.
En el momento de cerrar la puerta un zombi metió sus manos, todos
empujamos pero ya no había forma de cerrarla, ahora poco a poco se iban sumando
zombis al otro lado y empujaban intentando abrirla.
– Rápido correr – les grite.
Las chicas salieron
corriendo, Nicolá y yo quedamos aguantando la puerta, empecé una cuenta atrás y
al llegar a cero ambos salimos corriendo por el pasillo, los zombis nos
perseguía y no teníamos nada con que defendernos, ni siquiera el amasador que
se había quedado en el suelo de la puerta.
Después de unos metros perseguidos por una zombi, especialmente
desagradable de aspecto (tenia gran parte del cuero cabelludo colgando) vimos a
las chicas haciéndonos señas para que nos diéramos prisa, estaban esperándonos
en otra de las esclusas.
Apenas faltaba un
metro para llegar cuando Nicolá tropezó y cayo al suelo de bruces, estaba
perdido, era bocado de zombi, entonces una sombra negra me paso rozando la
cara, me gire y vi como una sartén impactaba en la cara de la zombi – Nadie
toca a mi chico – grito Veronika, vitoreada por Corine y Natalie. Le di la mano a Nicolá y cruzamos la
esclusa, nada mas cerrarla Veronika y Nicolá se fundieron en abrazos y besos,
eso si que era amor. - La próxima vez
tropezare yo – pensé imaginando la escena de Corine y Natalie esperándome para
comerme a besos.
Continuamos descendiendo, buscando una salida por las
cubiertas inferiores o algún otro grupo armado al que unirnos, de repente encontramos el gimnasio, un grupo de tres zombis estaban devorando a
un pobre diablo que ya no podría levantarse,
se habían comido parte del cerebro, nuestro primer pensamiento fue
esquivarlos, hubiera sido relativamente fácil.
Pero uno de los zombis era un legionario y aun llevaba sus armas
colgando, lo cual era muy tentador.
Corine me dio el
cuchillo que llevaba y se descalzo, se acerco a un mueble lleno de pesas y
volvió con tres barras de acero, se las dio a Natalie y Veronika que como ella también se
descalzaron. Se acercaron sigilosamente
a los zombis y cuando estaban a un metro de distancia y con el brazo en alto
para asestar los golpes, uno se dio la vuelta y
emitió una especie de grito gutural que te helaba el alma, un golpe de
Corine en la cabeza lo silencio, los otros dos zombis se levantaron estirando
los brazos hacia ellas. Veronika
reacciono rápido y golpeo al segundo en la cabeza varias veces, hasta que
cayo. Natalie intento hacer lo mismo,
pero no le dio con suficiente fuerza y el zombi agarro la barra de acero,
entonces Natalie soltó la barra de acero y se giro para escapar, pero ya era
tarde el zombie la sujetaba por el pelo y su boca se abría para morderla en la
cara. El silbido de mi cuchillo corto el
aire hasta incrustarse en el cerebro del zombi. – Ya esta¡¡ creo que me he
ganado unos besos – Natalie y Corine se abrazaron entre ellas y yo tuve que
dedicarme a registrar los cuerpos de los podridos. Las armas del legionario estaban descargadas,
se había quedado sin una sola bala antes de que le infectaran, seguíamos con
nuestras barras de acero como única defensa y yo me sentía el sujeta velas de
los cuatro.
Descendimos otra cubierta mas, volvimos a escuchar
disparos, ¿seria otro grupo de supervivientes? Si lo eran tenían una potencia
de fuego formidable, ya que se oían disparos y detonaciones de diferentes
calibres e intensidades. Nos acercamos
al origen de los disparos, para cuando llegamos el fuego había cesado, el sitio era el antiguo comedor de oficiales,
luego reconvertido en comedor de refugiados y ahora en tumba de infectados, el
suelo estaba lleno de cadáveres desmembrados, ningún zombi quedaba en pie, solo
alguno arrastrándose. Un par de soldados
se paseaba entre los cuerpos rematando con un tiro en la cabeza a los que se
movían; al otro lado del comedor esperaba un pelotón de unos 30 Soldados, todos
bien armados y equipados.
- No disparéis, somos humanos – grite
mientras avanzábamos en dirección al pelotón saltando por encima de los
cuerpos.
- Alto, no avancen mas – nos ordeno el
oficial al mando, que por desgracia era el coronel a cargo de la incursión en
tierra. – Han sido ustedes mordidos o
arañados por los infectados - nos
pregunto mientras varios fusiles nos apuntaban.
- No, ninguno de nosotros esta infectado –
respondió Nicolá.
- Eso lo veremos, quítense todos la ropa – no
era broma, el tipo quería que nos despelotáramos aquí en medio.
- Esto es un atropello – protesto Corine.
- No puede obligarnos – replico Natalie.
Entonces el cabrón levanto una mano y todos sus hombres nos
apuntaron con sus armas, no había más que ver su cara y los cadáveres de ese
comedor para darse cuenta que el tío lo decía en serio.
Ninguno de los
cinco volvimos a protestar, primero nos desnudamos Nicolá y yo quedándonos en
gayumbos, luego ellas poco a poco con desgana fueron desvistiéndose, ante las libidinosas miradas de los soldados,
cuando por fin estábamos los cinco en ropa interior, el bastardo miro a las
chicas y dijo – toda la ropa, por favor
– su interés por asegurarse que no teníamos heridas se había convertido
voayerismo, miraba fijamente a las chicas, todas tenían un cuerpo de escándalo
y el hijo de puta disfrutaba con la escena,
se terminaron de quitar la ropa interior, Veronika tenía un cuerpo
esculturar, rubia, grandes y firmes tetas, cuerpo atlético. Corine y Natalie no podían compararse físicamente
a Veronika, sin embargo eran mas guapas y tenían un encanto especial. La mirada de los soldados lo decía todo, si
hubiera entrado algún zombi en la sala en ese momento ni siquiera se hubieran
percatado. Después de unos segundos de
babeo Veronika dijo sarcásticamente, -
¿Me pongo a cuatro patas o en alguna otra postura que me podáis
inspeccionar mejor? - dicho esto el
coronel reacciono y nos dio permiso para vestirnos, eso si, ninguno dejamos de
mirar a las chicas, era como si necesitáramos tener una fotografía mental de la belleza de sus
cuerpos.
- Quédense en la retaguardia del grupo y no
estorben – El gilipollas del coronel nos trataba como si fuéramos niños
pequeños.
Detrás del grupo fuimos subiendo cubierta a cubierta
eliminando pequeños grupos de zombis sin dificultad, poco después llegamos a la
esclusa que no habíamos podido atravesar para llegar a la enfermería, ya no se
escuchaban disparos al otro lado, abrimos
y entramos, el espectáculo era parecido al del comedor, cientos de zombis
despedazados, la única forma de pasar era pisándolos, Natalie cruzo vomitando, la imagen no era
para menos, sangre y miembros cubrían todo el suelo. Llegamos a la enfermería, allí ya no quedaban personas normales vivas,
solo un grupo de zombis golpeando un armario, los soldados apuntaron y los
barrieron con una ráfaga. Luego el
coronel se acerco y remato a uno que todavía se movía.
Abrieron el armario sin que nosotros pudiéramos ver que
había dentro, después de un rato los
soldados se pusieron en marcha hacia la siguiente cubierta, cuando el coronel paso a nuestro lado dijo –
ocúpense de ella - nos acercamos al
armario y había una chica en estado de shock, estaba acurrucada y semi desnuda,
por la ropa que la quedaba puesta debía de ser una enfermera, a pesar de estar
visiblemente traumatizada no habían tenido la mas mínima consideración con
ella, también la habían examinado concienzudamente.
Las chicas se
acercaron a ella la abrazaron y la vistieron, poco a poco la chica fue
serenándose. Se llamaba Sofía, nos contó
que cuando ordenaron la evacuación todo el personal medico se marcho, solo ella
que se quedo con un grupo de soldados y los enfermos que no se podían
trasladar, los soldados se atrincheraron en la enfermería y estuvieron resistiendo
todo lo que pudieron, cuando ya no les quedaba munición, la ordenaron meterse
en el armario, pregunto por los enfermos y le contesto el sargento que ellos se
ocuparían de los enfermos. Cuando entro en el armario se puso a llorar, la
forma de ocuparse de los enfermos era evitando que se convirtieran también en
zombis.
Conforme recorríamos cubiertas eliminando zombis, Sofía y
yo entablábamos amistad, Nicolá iba junto a Veronika delante, Natalie y Corine ya no se acordaban de mi, lo
que facilito que Sofía y yo nos hiciéramos compañía mutua y nos conociéramos
mejor, descubrí que era una chica muy simpática, con un afilado sentido del
humor, físicamente no tenia nada que
envidiar a las otras chicas, era bajita pero sus atributos físicos eran
llamativos por la voluptuosidad de los mismos, además tenia una sonrisa y una
mirada que encandilaban.
Al cabo de un par de horas habíamos recorrido casi todas
las cubiertas, limpiando infectados de forma relativamente fácil, hasta que
llegamos al hangar interior, que era una enorme sala de varios metros de alto y
un largo de casi el portaaviones, en esta sala había cientos de zombis, vagando
de un lado a otro, lo prudente hubiera sido dar media vuelta y esperar refuerzos, pero el coronel tontaina
que iba de sobrado, ya había decidido acabar con todos ellos y colgarse una
medalla. Los soldados se colocaron en
posición y cuando todos estuvieron preparados
el coronel ordeno abrir fuego, durante unos segundos no se vio nada a
causa del humo de las granadas, entonces el coronel ordeno el alto el fuego, no
se veía ningún movimiento, todos los
soldados empezaron a vitorear y abrazarse, entonces poco a poco, a través del
humo apareció un zombi que les devolvió a la realidad, muchos quedaban en pie,
otros empezaban a levantarse del suelo, apenas habían acertado en la cabeza de
unos cuantos, los demás lentamente empezaron a caminar hacia nuestra
posición. Los soldados rápidamente se
colocaron de nuevo en posición de combate y a la orden del coronel soltaron
otra ráfaga, ahora permanecían todos en sus puestos, ninguno se atrevió a
cantar victoria. El silencio lo rompió
el coronel gritando - estupendo chicos ahora si que les hemos dado bien¡¡ -
pero no había terminado de decirlo cuando empezaron a levantarse de nuevo,
además otros se sumaban desde las puertas y escaleras laterales, el ruido del
tiroteo estaba atrayendo a los que había en cubierta. El coronel ordeno que se prepararan para
una nueva ráfaga, algunos soldados pidieron munición a sus compañeros, se
estaban quedando sin cargadores, luego
otra ráfaga y luego otra, no recuerdo cuantas mas hicieron hasta que se
quedaron todos sin munición.
Se mascaba la tragedia,
había que actuar rápido, los zombis se levantarían en unos segundos de
nuevo y los soldados ya no podrían contenerlos, arranque a correr hacia el
centro del hangar en dirección a mi helicóptero, escuche como Nicolá me grito – no lo hagas
esta dañado y no podrás despegar – también escuche como el coronel ordenaba –
Todo el mundo abajo, seguidme¡¡¡-
mientras corría sentí la presencia de alguien siguiéndome, imagine que
seria Nicolá, pero cuando gire la cabeza mi sorpresa fue mayúscula, no se porque pero Sofía corría detrás
mía. Estábamos apenas a un metro del
MI-24, el portón lateral afortunadamente estaba abierto, yo rezando para que no
hubiera ningún podrido dentro. De
repente la mano de un podrido con el cuerpo partido por la mitad, al que solo
le quedaba el torso me agarro del tobillo. Sofía paro y se quedo mirando sin
saber que hacer. Antes de que se
bloqueara de nuevo la grite que entrara al helicóptero y me esperara. Yo no podía soltarme y algunos zombis se
acercaban a mi peligrosamente, era cuestión de segundos Saque el cuchillo y corte la mano de un tajo
al zombi, toda la pernera del pantalón quedo manchada de un liquido negro
viscoso, luego salte dentro del helicóptero, aun tenia la mano agarrando mi
tobillo, le grite a Sofía que cerrara la puerta.
Hice un rápido reconocimiento visual del helicóptero, de mi equipo no quedaba nada dentro y el
aparato tenía mas agujeros que un queso de gruyer, afortunadamente las ametralladoras PK seguían
montadas en las ventanas. Recogí
varias cintas de cartuchos que me coloque a modo de bandolera, me puse una PK en la cintura y le dije a
Sofía que se pegara a mi, ella asintió sin quitar la miraba
a mi tobillo, me di cuenta que
estaba impresionada por el echo de llevar la mano del zombi agarrada a mi
pierna, entonces me dijo.
- Estas infectado, te vas a convertir en uno
de ellos – señalando la sangre y la mano en mi pantalón. Yo no tenia tiempo de dar explicaciones, cada
vez mas zombis golpeaban el aparato y estaban a punto de romper el cristal de
la cabina, así que abrí la puerta
lateral y dispare, la potencia de fuego de la PK dejo limpia de zombis la
puerta en la primera ráfaga, mire atrás
Sofía me había hecho caso y estaba pegada a mi espalda tapándose los
oídos.
- Muy bien Sofía ahora, vamos a subir a
cubierta- la mayoría de los zombis estaban bajando persiguiendo al otro grupo,
lo mas prudente era ir en dirección contraria.
Mi camino a cubierta fue una carnicería, simplemente no
miraba atrás, solo avanzaba lo mas
rápido posible abriéndome paso con la PK, todo lo que se ponía en mi
camino lo destrozaba. Estábamos llegando
a cubierta cuando un grito de Sofía me hizo girarme, los zombis estaban a un
metro de alcanzarla, me gire, la empuje al suelo y dispare por encima de su
cabeza acabando con ellos, ella se quedo en el suelo acurrucada y templando,
había vuelto a entrar en estado de shock.
La cogí como pude y la metí en una sala de reuniones, atranque la puerta
con una mesa y me abrace a ella intentando tranquilizarla.
- Tranquila, conmigo estas a salvo – la
repetía una y otra vez, hasta que al final levanto la cabeza y me dijo.
- ¿Cuándo te conviertas en uno de ellos, me
mataras? No puedo soportarlo más – me dijo con lágrimas en los ojos pensando
que yo estaba infectado mirando mi herida en la pierna.
- Antes de que me convierta en uno de ellos
te dejare a salvo, te lo prometo – la dije mirándola a los ojos, entonces no
pude reprimir el deseo de besarla, ella no reacciono.
Imagino que pensó que realmente yo estaba infectado y antes
de morir iba a dar mi vida por ella o quizá simplemente la pille con las
defensas bajas, pero en un santiamén la
tenia desnuda y la estaba haciendo el amor encima de una mesa de
reuniones, la ternura y delicadeza se
transformaron en un polvazo salvaje en el que ambos nos comportábamos como si
esa fuera el ultimo de nuestras vidas, como si todo lo que no habíamos hecho
sexualmente antes, hubiera que hacerlo ahora.
Cuando terminamos estaba tan relajada que los golpes de los
zombis en la puerta ya no la afectaban lo mas mínimo, me miro con sus ojos
verdes y su sonrisa y me dijo.
- Creo que no deberíamos esperar mas, el
tiempo corre en nuestra contra. – y algo mas que no recuerdo ya que yo solo
prestaba atención a sus enormes peras subiendo y bajando en movimiento continuo
mientras se vestía.
Mientras me vestía pensaba lo miserable que era de no
decirle que en realidad no estaba infectado, pero la posibilidad de otro ultimo
deseo me frenaba. Sofía retiro la mesa
de la puerta y yo dispare con la puerta aun cerrada a la altura de la cabeza,
se abrió un boquete en la puerta por el que volvió a aparecer otra cabeza,
solté otra ráfaga, salimos no quedaba
ninguno, así que continuamos subiendo,
por fin llegamos a cubierta,
vimos varios helicópteros sobrevolando el portaaviones, los
francotiradores habían barrido todos los zombis de cubierta y habían empezado a
desembarcar las primeras fuerzas de choque.
Le hicimos señas a un grupo de soldados que se acercaron a
nosotros. Pidieron que nos
identificáramos y nos preguntaron si había mas supervivientes, cuando le contamos lo que había pasado, nos
llevaron a un centro medico que habían improvisado en cubierta, cuando los
doctores y enfermeras vieron a Sofía todos se lanzaron a abrazarla, uno de los médicos se acerco a mi y me pregunto
– ¿Habéis tenido algún tipo de contacto o herida provocada por los infectados?
– Yo iba a contestar negativamente cuando Sofía se me adelanto y respondió – A
el le han mordido en la pierna - Al
instante todo el mundo se alejo de mi y varios fusiles me apuntaron a la cabeza
mientras me gritaban que me tumbara en el suelo con las manos en la
cabeza. Tendría suerte si no me pegaban
un tiro en la cabeza allí mismo.
Después de tenerme un rato tumbado, intentando convencer a
todo el mundo de que no estaba infectado, llegaron dos policías militares, que
me ordenaron que me levantara, luego me pidieron disculpas y que los
acompañara, supuestamente me llevarían a un sitio donde tratarían la
infección. Yo sabía lo que significaba
eso, tiro en la cabeza y baño en el mar.
Lo mejor era seguirles la corriente, que no sospecharan y esperar mi
oportunidad, sabia que el tiro me lo pegarían en un sitio donde nadie pudiera
vernos, quedaba feo ejecutar a la gente.
En ese momento llego Sofía corriendo.
- Iván no te preocupes, todo se arreglara –
se acercaba a mi para darme un beso de despedida.
- Señorita no lo toque, puede ser peligroso –
la corto el paso uno de los tipos, y ella retrocedió. Mi gozo en un pozo, después de dos horas
jodiendo conmigo no me daba un beso porque este le dicen que es peligroso tener
contacto conmigo y ella se lo cree, manda huevos pensé.
- Sofía por favor despídeme de Nicolá,
Veronika, Corine y Natalie, diles que no se preocupen por mi, que en cuanto
pueda estaré de vuelta¡¡. - La grite
conforme nos alejábamos.
- ¿Dónde vamos? Pregunte desinteresadamente a
uno de mis escoltas.
- Vamos al baño a mear, luego iremos a uno de
los helicópteros que nos trasladara a nuestro destino – contesto sonriendo uno
de los dos tipos.
Estaba claro que el plan era que yo no saliera de ese
baño. Cuando entramos en el baño uno de
los tipos cerro la puerta, seguramente para amortiguar el sonido, yo aproveche
el momento y golpee al que estaba mas cerca de mi, luego se lo lance al que
estaba mas cerca de la puerta, cayendo los dos al suelo como sacos de patatas,
para terminar una patada en la cabeza y un golpe contra un lavabo los dejo
durmiendo a ambos.
Unos minutos después
yo salía del baño con uniforme de policía militar, con el uniforme me fue fácil
confiscar una pequeña embarcación y poner mar de por medio con el Charles
Dagaulle.
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