lunes, 20 de febrero de 2012

CHARLES DE GAULLE (R 91) II PARTE


Cuando desperté, ellas seguían dormidas, tenía una a cada lado, abrazadas a mí, desnudas.   Me levante lo mas sigilosamente que pude para no despertarlas, entonces ellas dos,  las cuales yo creía dormidas se movieron y empezaron a juguetear, besarse en la boca luego lentamente a chuparse los pezones,   mientras se acariciaban el conejo, entonces Natalie me miro y me invito a unirme a ellas, yo no lo dude ni por un instante, volví a la litera y las deje hacer.

Los juegos hubieran durado bastante mas de no haber sido por el ruido de la alarma, estábamos tan inmersos en nuestro trío que hasta que no oímos el – ESTAN POR TODO EL BARCO¡¡¡ – al otro lado del camarote no reaccionamos, los tres empezamos a vestirnos rápidamente.  Yo busque a mi alrededor cualquier cosa que me sirviera de arma, no encontré nada.

Salimos del camarote y no vimos a nadie en el pasillo – ¿Donde vamos?  Pregunto Natalie. – A mi camarote, a por armas - conteste.

Las chicas iban agarradas de la mano, y yo armado con un estúpido recuerdo de la torre effiel, el único objeto contundente que había encontrado en el camarote, lo que nos obligaba a huir en caso de encontrarnos con algún podrido.   Al final de un pasillo, escuche el sonido unos pasos acercándose, las hice señas a las chicas para que pararan y esperaran en silencio, yo tenia el la torre preparada para atravesar la cabeza del que doblara la esquina.    Entonces aparecieron  Nicolá y Veronika.

-     Joder¡¡¡ Nicolá me has dado un susto de muerte – le dije mientras bajaba la torre effiel.
-     ¿Qué es eso?, ¿ahora vendes merchandising de Paris? - se río irónicamente señalando la torre. - ¿Dónde te habías metido?  Llevo horas buscándote, no sabes que todo el portaaviones esta comprometido. 
-     ¿Qué ha pasado? - Le pregunte mientras las tres chicas se auto presentaban.
-     Los civiles del centro comercial, alguno de ellos estaba infectado y se salto los controles sanitarios, imagino que aprovechando la fiesta, ahora ya es tarde, la infección esta descontrolada.   Nos han ordenado que resistamos lo que podamos, están organizando una fuerza para retomar el control del barco.
-     ¿Qué resistamos con lo que podamos? ¿Qué quieren que les meta la torre por el culo? Le dije indignado
-     Toma Ivan, coge esto. -  Era obvio que habían pasado por la cocina, Traían sartenes, cuchillos y un rodillo de amasar, si nos topábamos con un grupo de zombis, era más fácil que se murieran de risa que por nuestras armas.

Durante varios minutos recorrimos las cubiertas del barco lo más silenciosamente posible, intentando evitar las zonas comunes, o que nos parecieran sospechosas,  subimos por una escalera que parecía tranquila y nos topamos con un tiroteo,  era la enfermería, seguramente parte de la tripulación se había atrincherado con los enfermos que no había dado tiempo a evacuar o estaban demasiado graves para poder moverlos.   Nos acercamos a  los disparos que sonaban detrás de una esclusa cerrada, nos miramos unos a otros y abrimos la esclusa, nos encontramos con la peor situación posible,  estábamos ante una sala llena de zombis que avanzaban hacia la enfermería, no podíamos avanzar, teníamos que cerrar y retroceder.    En el momento de cerrar la puerta un zombi metió sus manos, todos empujamos pero ya no había forma de cerrarla, ahora poco a poco se iban sumando zombis al otro lado y empujaban intentando abrirla.

– Rápido correr – les grite.

  Las chicas salieron corriendo, Nicolá y yo quedamos aguantando la puerta, empecé una cuenta atrás y al llegar a cero ambos salimos corriendo por el pasillo, los zombis nos perseguía y no teníamos nada con que defendernos, ni siquiera el amasador que se había quedado en el suelo de la puerta.  Después de unos metros perseguidos por una zombi, especialmente desagradable de aspecto (tenia gran parte del cuero cabelludo colgando) vimos a las chicas haciéndonos señas para que nos diéramos prisa, estaban esperándonos en otra de las esclusas.

   Apenas faltaba un metro para llegar cuando Nicolá tropezó y cayo al suelo de bruces, estaba perdido, era bocado de zombi, entonces una sombra negra me paso rozando la cara, me gire y vi como una sartén impactaba en la cara de la zombi – Nadie toca a mi chico – grito Veronika, vitoreada por Corine y Natalie.   Le di la mano a Nicolá y cruzamos la esclusa, nada mas cerrarla Veronika y Nicolá se fundieron en abrazos y besos, eso si que era amor.   - La próxima vez tropezare yo – pensé imaginando la escena de Corine y Natalie esperándome para comerme a besos.

Continuamos descendiendo, buscando una salida por las cubiertas inferiores o algún otro grupo armado al que unirnos,  de repente encontramos el gimnasio,  un grupo de tres zombis estaban devorando a un pobre diablo que ya no podría levantarse,  se habían comido parte del cerebro, nuestro primer pensamiento fue esquivarlos, hubiera sido relativamente fácil.  Pero uno de los zombis era un legionario y aun llevaba sus armas colgando, lo cual era muy tentador. 

 Corine me dio el cuchillo que llevaba y se descalzo, se acerco a un mueble lleno de pesas y volvió con tres barras de acero, se las dio a Natalie y  Veronika que como ella también se descalzaron.   Se acercaron sigilosamente a los zombis y cuando estaban a un metro de distancia y con el brazo en alto para asestar los golpes, uno se dio la vuelta y  emitió una especie de grito gutural que te helaba el alma, un golpe de Corine en la cabeza lo silencio, los otros dos zombis se levantaron estirando los brazos hacia ellas.   Veronika reacciono rápido y golpeo al segundo en la cabeza varias veces, hasta que cayo.    Natalie intento hacer lo mismo, pero no le dio con suficiente fuerza y el zombi agarro la barra de acero, entonces Natalie soltó la barra de acero y se giro para escapar, pero ya era tarde el zombie la sujetaba por el pelo y su boca se abría para morderla en la cara.  El silbido de mi cuchillo corto el aire hasta incrustarse en el cerebro del zombi. – Ya esta¡¡ creo que me he ganado unos besos – Natalie y Corine se abrazaron entre ellas y yo tuve que dedicarme a registrar los cuerpos de los podridos.  Las armas del legionario estaban descargadas, se había quedado sin una sola bala antes de que le infectaran, seguíamos con nuestras barras de acero como única defensa y yo me sentía el sujeta velas de los cuatro.

Descendimos otra cubierta mas, volvimos a escuchar disparos, ¿seria otro grupo de supervivientes? Si lo eran tenían una potencia de fuego formidable, ya que se oían disparos y detonaciones de diferentes calibres e intensidades.  Nos acercamos al origen de los disparos, para cuando llegamos el fuego había cesado,  el sitio era el antiguo comedor de oficiales, luego reconvertido en comedor de refugiados y ahora en tumba de infectados, el suelo estaba lleno de cadáveres desmembrados, ningún zombi quedaba en pie, solo alguno arrastrándose.  Un par de soldados se paseaba entre los cuerpos rematando con un tiro en la cabeza a los que se movían; al otro lado del comedor esperaba un pelotón de unos 30 Soldados, todos bien armados y equipados.

-     No disparéis, somos humanos – grite mientras avanzábamos en dirección al pelotón saltando por encima de los cuerpos.
-     Alto, no avancen mas – nos ordeno el oficial al mando, que por desgracia era el coronel a cargo de la incursión en tierra.  – Han sido ustedes mordidos o arañados por los infectados -  nos pregunto mientras varios fusiles nos apuntaban.
-     No, ninguno de nosotros esta infectado – respondió Nicolá.
-     Eso lo veremos, quítense todos la ropa – no era broma, el tipo quería que nos despelotáramos aquí en medio.
-     Esto es un atropello – protesto Corine.
-     No puede obligarnos – replico Natalie.

Entonces el cabrón levanto una mano y todos sus hombres nos apuntaron con sus armas, no había más que ver su cara y los cadáveres de ese comedor para darse cuenta que el tío lo decía en serio.

  Ninguno de los cinco volvimos a protestar, primero nos desnudamos Nicolá y yo quedándonos en gayumbos, luego ellas poco a poco con desgana fueron desvistiéndose,  ante las libidinosas miradas de los soldados, cuando por fin estábamos los cinco en ropa interior, el bastardo miro a las chicas y dijo –  toda la ropa, por favor – su interés por asegurarse que no teníamos heridas se había convertido voayerismo, miraba fijamente a las chicas, todas tenían un cuerpo de escándalo y el hijo de puta disfrutaba con la escena,  se terminaron de quitar la ropa interior, Veronika tenía un cuerpo esculturar, rubia, grandes y firmes tetas, cuerpo atlético.  Corine y Natalie no podían compararse físicamente a Veronika, sin embargo eran mas guapas y tenían un encanto especial.  La mirada de los soldados lo decía todo, si hubiera entrado algún zombi en la sala en ese momento ni siquiera se hubieran percatado.   Después de unos segundos de babeo Veronika dijo sarcásticamente, -  ¿Me pongo a cuatro patas o en alguna otra postura que me podáis inspeccionar mejor? -   dicho esto el coronel reacciono y nos dio permiso para vestirnos, eso si, ninguno dejamos de mirar a las chicas, era como si necesitáramos tener  una fotografía mental de la belleza de sus cuerpos.

-     Quédense en la retaguardia del grupo y no estorben – El gilipollas del coronel nos trataba como si fuéramos niños pequeños.

Detrás del grupo fuimos subiendo cubierta a cubierta eliminando pequeños grupos de zombis sin dificultad, poco después llegamos a la esclusa que no habíamos podido atravesar para llegar a la enfermería, ya no se escuchaban disparos al otro lado, abrimos  y entramos, el espectáculo era parecido al del comedor, cientos de zombis despedazados, la única forma de pasar era pisándolos,   Natalie cruzo vomitando, la imagen no era para menos, sangre y miembros cubrían todo el suelo.  Llegamos a la enfermería,  allí ya no quedaban personas normales vivas, solo un grupo de zombis golpeando un armario, los soldados apuntaron y los barrieron con una ráfaga.    Luego el coronel se acerco y remato a uno que todavía se movía. 

Abrieron el armario sin que nosotros pudiéramos ver que había dentro,  después de un rato los soldados se pusieron en marcha hacia la siguiente cubierta,  cuando el coronel paso a nuestro lado dijo – ocúpense de ella -   nos acercamos al armario y había una chica en estado de shock, estaba acurrucada y semi desnuda, por la ropa que la quedaba puesta debía de ser una enfermera, a pesar de estar visiblemente traumatizada no habían tenido la mas mínima consideración con ella, también la habían examinado concienzudamente.

  Las chicas se acercaron a ella la abrazaron y la vistieron, poco a poco la chica fue serenándose.  Se llamaba Sofía, nos contó que cuando ordenaron la evacuación todo el personal medico se marcho, solo ella que se quedo con un grupo de soldados y los enfermos que no se podían trasladar, los soldados se atrincheraron en la enfermería y estuvieron resistiendo todo lo que pudieron, cuando ya no les quedaba munición, la ordenaron meterse en el armario, pregunto por los enfermos y le contesto el sargento que ellos se ocuparían de los enfermos. Cuando entro en el armario se puso a llorar, la forma de ocuparse de los enfermos era evitando que se convirtieran también en zombis.

Conforme recorríamos cubiertas eliminando zombis, Sofía y yo entablábamos amistad, Nicolá iba junto a Veronika delante,  Natalie y Corine ya no se acordaban de mi, lo que facilito que Sofía y yo nos hiciéramos compañía mutua y nos conociéramos mejor, descubrí que era una chica muy simpática, con un afilado sentido del humor,  físicamente no tenia nada que envidiar a las otras chicas, era bajita pero sus atributos físicos eran llamativos por la voluptuosidad de los mismos, además tenia una sonrisa y una mirada que encandilaban.

Al cabo de un par de horas habíamos recorrido casi todas las cubiertas, limpiando infectados de forma relativamente fácil, hasta que llegamos al hangar interior, que era una enorme sala de varios metros de alto y un largo de casi el portaaviones, en esta sala había cientos de zombis, vagando de un lado a otro, lo prudente hubiera sido dar media vuelta y  esperar refuerzos, pero el coronel tontaina que iba de sobrado, ya había decidido acabar con todos ellos y colgarse una medalla.    Los soldados se colocaron en posición y cuando todos estuvieron preparados  el coronel ordeno abrir fuego, durante unos segundos no se vio nada a causa del humo de las granadas, entonces el coronel ordeno el alto el fuego, no se veía ningún movimiento,  todos los soldados empezaron a vitorear y abrazarse, entonces poco a poco, a través del humo apareció un zombi que les devolvió a la realidad, muchos quedaban en pie, otros empezaban a levantarse del suelo, apenas habían acertado en la cabeza de unos cuantos, los demás lentamente empezaron a caminar hacia nuestra posición.   Los soldados rápidamente se colocaron de nuevo en posición de combate y a la orden del coronel soltaron otra ráfaga, ahora permanecían todos en sus puestos, ninguno se atrevió a cantar victoria.    El silencio lo rompió el coronel gritando - estupendo chicos ahora si que les hemos dado bien¡¡ - pero no había terminado de decirlo cuando empezaron a levantarse de nuevo, además otros se sumaban desde las puertas y escaleras laterales, el ruido del tiroteo estaba atrayendo a los que había en cubierta.    El coronel ordeno que se prepararan para una nueva ráfaga, algunos soldados pidieron munición a sus compañeros, se estaban quedando sin cargadores,  luego otra ráfaga y luego otra, no recuerdo cuantas mas hicieron hasta que se quedaron todos sin munición.   

Se mascaba la tragedia,  había que actuar rápido, los zombis se levantarían en unos segundos de nuevo y los soldados ya no podrían contenerlos, arranque a correr hacia el centro del hangar en dirección a mi helicóptero,  escuche como Nicolá me grito – no lo hagas esta dañado y no podrás despegar – también escuche como el coronel ordenaba – Todo el mundo abajo, seguidme¡¡¡-  mientras corría sentí la presencia de alguien siguiéndome, imagine que seria Nicolá, pero cuando gire la cabeza mi sorpresa fue mayúscula,  no se porque pero Sofía corría detrás mía.  Estábamos apenas a un metro del MI-24, el portón lateral afortunadamente estaba abierto, yo rezando para que no hubiera ningún podrido dentro.  De repente la mano de un podrido con el cuerpo partido por la mitad, al que solo le quedaba el torso me agarro del tobillo. Sofía paro y se quedo mirando sin saber que hacer.  Antes de que se bloqueara de nuevo la grite que entrara al helicóptero y me esperara.  Yo no podía soltarme y algunos zombis se acercaban a mi peligrosamente, era cuestión de segundos  Saque el cuchillo y corte la mano de un tajo al zombi, toda la pernera del pantalón quedo manchada de un liquido negro viscoso, luego salte dentro del helicóptero, aun tenia la mano agarrando mi tobillo, le grite a Sofía que cerrara la puerta. 

Hice un rápido reconocimiento visual del helicóptero,  de mi equipo no quedaba nada dentro y el aparato tenía mas agujeros que un queso de gruyer,  afortunadamente las ametralladoras PK seguían montadas en las ventanas.    Recogí varias cintas de cartuchos que me coloque a modo de bandolera,  me puse una PK en la cintura y le dije a Sofía que se pegara a mi, ella asintió sin quitar la  miraba  a mi tobillo, me di cuenta  que estaba impresionada por el echo de llevar la mano del zombi agarrada a mi pierna, entonces me dijo.

-     Estas infectado, te vas a convertir en uno de ellos – señalando la sangre y la mano en mi pantalón.  Yo no tenia tiempo de dar explicaciones, cada vez mas zombis golpeaban el aparato y estaban a punto de romper el cristal de la cabina, así que  abrí la puerta lateral y dispare, la potencia de fuego de la PK dejo limpia de zombis la puerta en la primera ráfaga,  mire atrás Sofía me había hecho caso y estaba pegada a mi espalda tapándose los oídos. 
-     Muy bien Sofía ahora, vamos a subir a cubierta- la mayoría de los zombis estaban bajando persiguiendo al otro grupo, lo mas prudente era ir en dirección contraria.

Mi camino a cubierta fue una carnicería, simplemente no miraba atrás, solo avanzaba lo mas  rápido posible abriéndome paso con la PK, todo lo que se ponía en mi camino lo destrozaba.  Estábamos llegando a cubierta cuando un grito de Sofía me hizo girarme, los zombis estaban a un metro de alcanzarla, me gire, la empuje al suelo y dispare por encima de su cabeza acabando con ellos, ella se quedo en el suelo acurrucada y templando, había vuelto a entrar en estado de shock.   La cogí como pude y la metí en una sala de reuniones, atranque la puerta con una mesa y me abrace a ella intentando tranquilizarla.
-     Tranquila, conmigo estas a salvo – la repetía una y otra vez, hasta que al final levanto la cabeza y me dijo.
-     ¿Cuándo te conviertas en uno de ellos, me mataras? No puedo soportarlo más – me dijo con lágrimas en los ojos pensando que yo estaba infectado mirando mi herida en la pierna.
-     Antes de que me convierta en uno de ellos te dejare a salvo, te lo prometo – la dije mirándola a los ojos, entonces no pude reprimir el deseo de besarla, ella no reacciono. 

Imagino que pensó que realmente yo estaba infectado y antes de morir iba a dar mi vida por ella o quizá simplemente la pille con las defensas bajas,  pero en un santiamén la tenia desnuda y la estaba haciendo el amor encima de una mesa de reuniones,  la ternura y delicadeza se transformaron en un polvazo salvaje en el que ambos nos comportábamos como si esa fuera el ultimo de nuestras vidas, como si todo lo que no habíamos hecho sexualmente antes, hubiera que hacerlo ahora.

Cuando terminamos estaba tan relajada que los golpes de los zombis en la puerta ya no la afectaban lo mas mínimo, me miro con sus ojos verdes y su sonrisa y me dijo.

-     Creo que no deberíamos esperar mas, el tiempo corre en nuestra contra. – y algo mas que no recuerdo ya que yo solo prestaba atención a sus enormes peras subiendo y bajando en movimiento continuo mientras se vestía.

Mientras me vestía pensaba lo miserable que era de no decirle que en realidad no estaba infectado, pero la posibilidad de otro ultimo deseo me frenaba.   Sofía retiro la mesa de la puerta y yo dispare con la puerta aun cerrada a la altura de la cabeza, se abrió un boquete en la puerta por el que volvió a aparecer otra cabeza, solté otra ráfaga,  salimos no quedaba ninguno, así que continuamos subiendo,  por fin llegamos a cubierta,  vimos varios helicópteros sobrevolando el portaaviones, los francotiradores habían barrido todos los zombis de cubierta y habían empezado a desembarcar las primeras fuerzas de choque.

Le hicimos señas a un grupo de soldados que se acercaron a nosotros.  Pidieron que nos identificáramos y nos preguntaron si había mas supervivientes,  cuando le contamos lo que había pasado, nos llevaron a un centro medico que habían improvisado en cubierta, cuando los doctores y enfermeras vieron a Sofía todos se lanzaron a abrazarla,  uno de los médicos se acerco a mi y me pregunto – ¿Habéis tenido algún tipo de contacto o herida provocada por los infectados? – Yo iba a contestar negativamente cuando Sofía se me adelanto y respondió – A el le han mordido en la pierna -  Al instante todo el mundo se alejo de mi y varios fusiles me apuntaron a la cabeza mientras me gritaban que me tumbara en el suelo con las manos en la cabeza.  Tendría suerte si no me pegaban un tiro en la cabeza allí mismo.

Después de tenerme un rato tumbado, intentando convencer a todo el mundo de que no estaba infectado, llegaron dos policías militares, que me ordenaron que me levantara, luego me pidieron disculpas y que los acompañara, supuestamente me llevarían a un sitio donde tratarían la infección.    Yo sabía lo que significaba eso, tiro en la cabeza y baño en el mar.   Lo mejor era seguirles la corriente, que no sospecharan y esperar mi oportunidad, sabia que el tiro me lo pegarían en un sitio donde nadie pudiera vernos, quedaba feo ejecutar a la gente.  En ese momento llego Sofía corriendo.

-     Iván no te preocupes, todo se arreglara – se acercaba a mi para darme un beso de despedida.
-     Señorita no lo toque, puede ser peligroso – la corto el paso uno de los tipos, y ella retrocedió.  Mi gozo en un pozo, después de dos horas jodiendo conmigo no me daba un beso porque este le dicen que es peligroso tener contacto conmigo y ella se lo cree, manda huevos pensé.
-     Sofía por favor despídeme de Nicolá, Veronika, Corine y Natalie, diles que no se preocupen por mi, que en cuanto pueda estaré de vuelta¡¡. -  La grite conforme nos alejábamos.
-     ¿Dónde vamos? Pregunte desinteresadamente a uno de mis escoltas.
-     Vamos al baño a mear, luego iremos a uno de los helicópteros que nos trasladara a nuestro destino – contesto sonriendo uno de los dos tipos.

Estaba claro que el plan era que yo no saliera de ese baño.  Cuando entramos en el baño uno de los tipos cerro la puerta, seguramente para amortiguar el sonido, yo aproveche el momento y golpee al que estaba mas cerca de mi, luego se lo lance al que estaba mas cerca de la puerta, cayendo los dos al suelo como sacos de patatas, para terminar una patada en la cabeza y un golpe contra un lavabo los dejo durmiendo a ambos.

 Unos minutos después yo salía del baño con uniforme de policía militar, con el uniforme me fue fácil confiscar una pequeña embarcación y poner mar de por medio con el Charles Dagaulle.

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