martes, 31 de enero de 2012

LEMMINGS

Parecía que iba a ser otro tranquilo día en mi pos apocalíptica vida, solo en mi vehículo blindado, recorriendo un mundo donde la naturaleza había vuelto a reinar y los hombres nos extinguiamos lentamente.   Paré en un tranquilo paraje, estaba cansado, la verdad es que ya no me molestaba en tomar precauciones para ocultarme, no había de quien ocultarse, bueno eso pensaba yo, antes de despertarme y ver como mi vehículo blindado era transportado en una enorme grúa, lo primero que paso por mi cabeza, fue coger el M-16 y liarme a tiros.  Me sosegué y tome aire, lo mejor de momento era esperar y observar, mi modo de vida me había llevado a ver amenazas por todos lados y eso no tenía porque ser así

Después de cerca de una hora de camino, por carreteras secundarias, llegamos a una ciudad de aspecto medieval, estaba a una altura considerable a juzgar  por el rato que pasamos ascendiendo, tenia una gran muralla de piedra, torreones y hasta un castillo en la parte mas alta.  A priori tenia el tamaño de un pueblo, seguramente había aguantado a la horda zombie gracias a los muros, el tamaño y la distancia con los núcleos grandes de población.

Llevaron mi BMR a una especie de almacén, pudé ver otros vehículos militares y civiles estacionados, la mayoria chatarra.   La grúa paró y me descargó, debían de pensar que estaba vacío o abandonado cuando lo encontraron, porque en ningún momento trataron de comunicarse conmigo o forzarme a salir del interior. Iba a salir voluntariamente cuando aparecieron dos tipos con cortafríos y otras herramientas con las que forzar la puerta, era el momento de liarme a tiros o salir amigablemente.  

Cuando abrí la puerta todos los que estaban en el almacén giraron la cabeza con asombro.  Yo todo chulo salí con las manos en alto y saludè - ¿Donde se puede desayunar en este pueblo? -, la respuesta fue un montón de hombres con fusiles y herramientas  amenazándomè y corriendo como locos.

- Tranquilos que soy amigo -  Dije con un tono de voz tranquilo, no me apetecía que ninguno de esos vaqueros se pusiera nervioso y me volara la cabeza.   Disimulando la Bereta que llevaba escondida.
- !!Al suelo hijo puta¡¡, con las manos donde podamos verlas-  grito uno de ellos.   Mientras me tumbaba en el suelo, oía otros gritos, lucían nerviosos y muy desconcertados.
- Es un infectado hay que matarlo!!! - Se escucho una por encima de las demás voces.
- Pegarle un tiro en la cabeza es lo mejor - gritaban, todo eran lindezas, pensé que de esta no salia.
- ¿Como coño se nos a colado este tipo? - exclamo indignado otro.


Afortunadamente el que mandaba, parecía mas sereno que los demás y los tranquilizo.


- No parece que este infectado, !avisar a Sacha¡, le encerraremos.  Tu cabrón, levántate despacito y anda hacia la puerta, al menor gesto extraño te volamos la cabeza.- me indicaban apuntándome la cabeza con una escopeta.

Me llevaron hasta un cuarto sin ventanas,  con una puerta blindada cerrada desde fueraEsperando, analice la situación, los hombres de esta ciudad eran muy ariscos y paranoicos, lo que seguramente habría salvado la ciudad de la infección.   Pude ver que tenían huertos y animales domésticos, tanto dentro como fuera de la ciudad, tenían armas y vehículos y parecían bien organizados.  Aunque no eran muy profesionales, ya que ni me habían registrado. 

Un par de horas de espera y se abrió la puerta, dos tipos con trajes de protección BQN entraban en la celda, uno de ellos me apuntaba con una escopeta a la cabeza.
- Desnúdate, vamos a examinarte - dijo el que llevaba el arma.
- Como han cambiado las revisiones medicas desde que el mundo se ha ido a la mierda - no pude resistirme a soltar la gracia mientras me desnudaba, consciente de que si hubiera tenido una sola herida o marca de mordisco estaba jodido.  El otro tipo se me acerco, seguramente era medico,  me hizo una revisión total, cuando termino, diagnosticó - No esta infectado-.   Según salían de la habitación, me dijo el del arma, - Sacha te vera después de la cena. -  No se si por miedo a tocarme o por que falta de experiencia, no me encontraron ni la pistola ni el cuchillo.

Una hora mas tarde me trajeron algo de comer, cuando termine, como habían dicho me llevaron a un edificio que estaba en la plaza central, imagino que seria el Ayuntamiento, allí me condujeron hasta una sala donde se desarrollaba una especie de pleno, se escuchaban personas discutiendo acaloradamenteEsperamos junto a la puerta y uno de los hombres que me había traído se acerco a una mujer que parecia partia la pana en el pleno y la susurro algo al oído, ella asintio con la cabeza, la mire con detenimiento y su cara me trajo recuerdos de algunos meses atras.

[FLASHBACK]
Era un mes antes de la epidemia. Junto a dos de mis compañeros, teníamos que entrevistarnos con un político influyente  del país,  una mujer de nombre Sacha,  de buena posición en el gobierno y muy ambiciosaEl presidente del país se negaba a prolongar los contratos de explotación minera que tenia con el nuestro en exclusiva, lo cual era una catastrofe economica.  Nuestra mision consistia en convencer al presidente de que firmara, por las malas o por las peores, pero como el tipo era honrado y no estaba receptivo, no entraba en razón,  buscamos otro sistema, osea, otro presidente.   Ella era la persona elegida, era idónea, ambiciosa y con pocos escrúpulos, tenía una buena posición en el gobierno y lo que es mejor tenía un gran secreto, era lesbiana y le volvían loca las jovencitas, lo que nos daba la posibilidad de extorsionarla y manejarla.  

El día que lá hicimos la visita, yo simplemente me mantuve en un rincón guardando silencio, dejando a Sergi, uno de mis compañeros que hablará. Las posibilidades de que me recordara eran remotas, entre el tiempo que ha pasado y lo que hemos cambiado ambos en estos meses, era practicamente improbable que se acordara de mi. Además la reunión duro muy poco tiempo, ella fue fácil de reclutar, solo queria dinero y que la ayudáramos a eliminar al presidente del país de forma discreta, la elementa no se andaba con tonterías.
[/FLASHBACK]

De pronto un empujón me devolvió al presente, me llevaban a otra habitación cercana.
- Espera aquí - dijo el hombre que hasta ese momento me había vigilado. 

Me dejo en un despacho, grande y lujoso, contrastaba con lo austero del resto del edificio.  Se abrió una puerta lateral y entraron, primero ella, mayor, con mas arrugas, el pelo mas oscuro, ya no tendría un peluquero que le diera mechas diariamente, el resto igual, unos 50 años, bien conservada y elegante. Detrás  entro una chica joven, moreana, pelo largo, gafas de ver cuadradas, no creo que tuviera mas de 18 años, llevaba una libreta en la mano y tomaba las notas que Sacha la dictaba.  Luego dos hombres cerraban el grupo, debían de ser guardaespaldas.

- Hola, mi nombre es Sacha, soy la presidenta en funciones del país - , se presento con aires de grandeza 

- debo de informarle que hemos requisado su vehículo y todo lo que había en su interior. -   Entonces paro de hablar y se me quedo mirando fijamente. - ¿Nos conocemos? -
-  No – conteste secamente para evitar que mi acento me delatara.
-  Olga, Priz, salir todos del despacho, tengo que hablar con este hombre a solas - les ordeno a todos los que estaban en el despacho, que, con cara de sorprendidos, obedecieron y salieron.
Sabia que lo conocia,  soy muy buena fisonomista. – la habia subvestimado y me había cazado.
-  Si, veo que ya hemos conseguido el objetivo de hacernos con el control del país - conteste sarcásticamente mirando a mi alrededor.
-  Bueno no es como lo habíamos planeado, pero se podria ver así.   Me incomoda encontrarme gente que tenga tanto conocimiento de mi pasado - dijo abríendo un cajón y sacando una pistola.
- Si se trata de ver quien la tiene más grande, creo que gano yo - dije sacando la pistola que llevaba escondida.
- Deberías cambiar de jefe de seguridad,  tus hombres son un poco chapuceros - su cara era un poema.
-  No nos pongamos nerviosos, un hombre como usted me puede ser muy útil, necesito un jefe de seguridad que sepa manejar a estos paletos, únase a mí y forme parte de mi equipo. -   Como buena política se había reaccionado y se habia adaptado a la nueva situación.
- Me parece bien - , le dije, en realidad era aceptar o liarme a tiros con media ciudad, así que de momento estaba claro lo que me convenia.
 

Mi nueva posición de jefe se seguridad, me permitió moverme libremente por la ciudad, se llamaba “Nidoalto” era una ciudad medieval, situada en una cordillera rocosa, de aproximadamente 500 habitantes, no dejaban entrar a nadie de fuera, el armamento ligero era muy escaso, solo tenían unas cuantas pistolas, escopetas de caza y armas blancas, el arsenal que yo traía en el BMR era considerablemetne mejor y mayor que el suyo.  Sin embargo su parque móvil y armamento pesado si era espectacular, tenía varios vehículos ligeros, tres blindados y un tanque, lo que les daba una potencia de fuego envidiable, aunque la mayoría  eran vehículos que habían encontrado sin gasolina y munición.   Y la joya de la corona, un helicóptero MI-24 en perfecto estado, ideal tanto para el combate como para el transporte de tropas.    Me entere que el piloto había muerto y que el helicóptero llevaba sin despegar desde entonces, por supuesto, nadie sabia pilotarlo.   Era el momento de hacerle una visita a Sacha.

Obviamente no pedí audiencia, simplemente me colé en el castillo que lo utilizaba como residencia personalSu habitación estaba en la planta segunda, tenia un vigilante en la puerta que dejé durmiendo un rato.  Dentro estaba todo a oscuras, excepto una habitación en la que se veía algo de luz y se oían gemidos, me acerque sigilosamente, era una habitación enorme, en la cama bajo el dosel estaban Sacha y su secretaria Olga totalmente desnudas, haciendo lo que popularmente se conoce como tijeritas, ambas estaban con las piernas abiertas restregándose el clítoris en un movimiento frenético.    Yo como si fura un voyeur, las observe en silencio, excitado, mirando como pasaban de una postura a otra, en un ballet sexual, con posturas a cual más erotica, me mantuve mirando en silencio y disfrutando hasta que acabaron, sin interrumpirlas, luego salí de la oscuridad y dije.

-  Siento interrumpir, pasaba por delante y vi la puerta abierta.  Como escuche ruidos extraños decidí pasar - dije sonriendo.
-  Bastardo Hijo de puta, - grito Sacha mientras las dos tapaban su cuerpos como podian con las sabanasLa joven hizo ademán de apretar un botón que debía de ser de alarma, pero Sacha la paro.
-  Esta bien Olga déjanos solos, - dijo mas tranquilamente.  La chica se levanto de la cama desnuda y paso delante de mí con la cabeza erguida y la mirada desafiante.  A pesar de ser apenas un cría tenia un hermoso cuerpo, delgado del piel muy blanca, sin apenas senos ni vello púbico,  - traeré café – me dijo a la cara antes de salir.
-  ¿Ahora dime, que es lo que quieres? Imagino que si has venido a verme en plena noche, no es para hacerte una paja a mi costa. - Dijo en tono sarcástico.
-  El helicóptero, quiero el helicóptero, dámelo y no volverás a verme nunca.  Volveré a Rusia con él, a mi casa.
-  Te creía mas listo – hizo una mueca mirando a Olga con complicidad mientras esta le devolvía una sonrisa cómplice y servía los cafés. - Ese helicóptero no vuela desde hace meses, no tiene piloto, ni armamento y el poco combustible que tenemos lo necesitamos para los vehículos, ¿Por qué iba a dártelo a ti?
-  Este es el trato, yo me quedo con el helicóptero y tú con el BMR y todo lo que tiene dentro, armas, medicamentos, combustible.
-  Todo eso ya es mío querido – me interrumpió. Lanzándole otra risa sarcástica a Olga, que esta devolvió como si de un espejo se tratara, ya estaban empezando a tocarme los cojones.
-  Te hare una última oferta - la adverti en un tono mucho más amenazante. En ese momento un teléfono sonó ella
lo descolgó y me dejó con la palabra en la boca.

A partir de ese momento su cara fue un poema, era un catalogo de gestos,  incrédula, desencajada, furiosa, no faltaba ni uno.  Por la conversación que estaba teniendo, entendí  que una gran horda de podridos se dirigía a la ciudad,  hablaba de miles, quizás atraídos por las luces o por que presienten a las personas, seria uno de esos grandes grupos que se mueven aparentemente sin rumbo y por algún motivo estaba llegando aquí.  Hasta el momento solo habían llegado a la ciudad zombis solitarios o pequeños grupos, ahora se enfrentaban a la llegada de la horda.

Cuando colgó el teléfono, miro a Olga y la dijo.

-  Vístete rápido cariño, hay que abandonar la ciudad, esos bastardos de los SIEM lo han hecho, han atraído a la horda hasta nuestra ciudad, cogé el maletín de mi despacho y esperame en la sala.
-  ¿Quiénes son los SIEM? Yo podría sacarte en helicóptero y llevarte a otro sitio mas seguro-  interrumpí .intentando aprovechar la situación 
- Solo que el precio ahora ha subido - era mi pequeña venganza.

Ambas me miraron con cara de desprecio, no se molestaron en contestar y continuaron haciendo preparativos, querían escapar de la ciudad y seguramente ya tenian pensado un plan de huida, quizas fuera en mi BMR, lo cual era imposible pues yo lo tenia bloqueado.

-  Bueno si cambiáis de opinión y necesitáis un piloto de helicóptero, estaré en mi habitación. -  Sin contestar salieron corriendo, no importaba, no llegarían muy lejos.

De regreso a mi habitación, pude comprobar el pánico reinando en toda la ciudad, ya todo el mundo conociaa que una horda de miles de zombis llegaría en breve, estaban subiendo la montaña, por la carretera, estaban cercados.  Había algunas personas saqueando tiendas, otros  luchaban por hacerse con una gallina, parecia que les fuera la vida en ella.  Los animales los metían dentro de las casas, la desorganización era total, los pocos que estaban armados esperaban en la muralla.  No estaban preparados, no había ningún tipo de organización ni plan de contingencia, no podrían aguantar la horda mucho tiempo.

Yo esperaba tranquilamente en mi habitación, con un as en la manga, antes de salir del BMR, me había asegurado que nadie lo pudiera arrancar, no podrían escapar con el, con lo cual si la cosa se ponía fea, y no salía como tenia planeado tendría  mi BMR esperando.

Con el amanecer se oyeron los primeros disparos, ya estaban aquí los primeros zombis, entonces  recibí la visita que estaba esperando,  allí estaba Sacha, Olga y un par de sus guardias de seguridad.   Los hizo una seña para que esperaran fuera y ellas dos pasaron, sus caras lucian una falsa sonrisa, me resulto gracioso, las dos venían muy pintadas y maqueadas, Sacha con un escote hasta el ombligo y Olga con una falda poco mas larga que un cinturon, parecian dos putas baratas buscando cliente.

-  El helicóptero esta cargado de combustible,  será mejor que nos marchemos lo antes posible - dijo Sacha en un tono amable y conciliador.
-  La verdad es que he cambiado de opinión, lo mejor es quedarse a defender a esta gente y si nos llega el momento, afrontarlo con dignidad – conteste haciendo un poco de teatro.

  En sus caras empezó a reflejarse el nerviosismo y el pánico, no querían luchar, solo querían  abandonar el barco como ratas y no tenían como hacerlo.  Ahora estaban a mi merced.
-  Bastardo hijo de puta, te meteré un tiro en la cabeza, ¿que quieres? oro, joyas, coca, contesta ¿Qué es lo que quieres? - Sacha  gritaba desesperada acompañada por un coro de disparos de fondo, cada vez mas continuos, lo que aumentaba aun mas su nerviosismo.
-  Lo primero, antes de nada, os voy a dar una cura de humildad, - las dije mientras me desabrochaba el pantalón y me sacaba la polla. – Nos iremos de aquí cuando descargue las pelotas, no se puede volar con dolor de huevos -  Las dos mujeres no salían de su asombro. – Venga espabilar, la quiero limpia y brillante -.

Ambas se miraron atónitas, durante unos segundos no reaccionaron, luego Sacha se tiro al suelo protestando, como buena política era capaz de cualquier cosa por salvarse.  A Olga la costo mas, seguía de pie orgullosa, hasta que Sacha no la grito, no se arrodillo y empezo la felación.  Tenia una cara de odio, que yo no tenia muy claro si me la iba a chupar o a arrancar de un mordisco.   Así que allí estaban ambas a dúo, lamiendo mi huevos una y chupando la poya otra,  recibiendo su cura de humildad, al final me corrí en la cara de ambas,  por el morbo que me daba ver a las dos delante mía de rodillas con todo su orgullo y pretensiones, sumisas a mi merced haciendo cualquier cosa para salvar la vida.

Media hora mas tarde, yo estaba haciendo el check list del helicóptero, Sacha y Olga llegaron con dos pesadas maletas, los guardaespaldas contenian a la gente que estaba cerca para que no pudiera acercarse, fieles como perros, los iban a dejar tirados, pero hay seguían, haciendo el trabajo sucio.   Me elevé unos 50 metros y deje el helicóptero en estacionario encima del pueblo para hacer las últimas comprobacionesDe día y desde el aire pude ver la ciudad desde otra perspectiva, como antigua ciudad amurallada, estaba en una situación privilegiada para evitar asediosCon un río a la izquierda y un precipicio a las espaldas, los zombis se amontaban en el único acceso,  el muro oeste, que era donde estaba la puerta principal y la carretera que bajaba de la montaña.  Desde el muro y los torreones algunos hombres abatían cuantos zombis podían lanzandolos piedras, ya no les quedaba municion.  En ese momento se me ocurrió una idea, era una locura pero podía funcionar.


 Descendi lo mas posible hacia la horda, hasta situarme con el helicóptero a unos pocos metros de altura sobre ellos y asi captar toda la atención de los podridos que automaticamente puso su interes en nosotros.     Volé unos 100 m al oeste permaneciendo estatico a unos metros del suelo.    Mire a mis pasajeras que me gritaban furiosas sin explicarse que estaba haciendo, entonces saque la pistola mi P99 y apuntándolas a la cabeza las dije.

- Vais a tener la oportunidad de hacer algo por vuestros ciudadanos y remediar todo el mal que habéis hecho. Estaré con el helicóptero en el borde del desfiladero que hay al sur esperando que llegueisSi sois lo suficientemente rápidas, llegareis antes de que os coja la horda y os salvareis, yo os estaré allí esperando.    Si no sois rápidas, ha sido “un placer”

Hasta que no amartille la pistola no bajaron del helicóptero, el plan era sencillo, habíamos llamado la atención de la horda, ellas serian el cebo que debía llevar a los podridos hasta el desfiladero, una vez allí, los esperaríamos a un par de metros del borde, si su comportamiento era como yo esperaba, su instinto los haría intentar alcanzar el helicóptero y se despeñarian por el precipicio como lemmings.

Lo que pasa es que los planes son mas fáciles sobre el papel que sobre el terreno y más si el éxito depende de dos mujeres asustadas a las que has obligado a ser el cebo de una horda furiosa de zombis, así que yo me elevaba y veía como en vez de correr en dirección al desfiladero se quedaban inmóviles abrazadasLa horda se las acercaba cada vez mas.    “Estas jodidas no sirven ni de cebo” pensé.   Afortunadamente cuando los primeros zombis estaban a punto de alcanzarlas, unos disparos desde la muralla de la ciudad abatieron a los zombis y ellas reaccionaron, salieron corriendo por fin.   Era increíble ver a las dos mujeres corriendo delante de cientos de zombis a lo largo de la muralla, que las animaban y jaleaban como si fuera un espectáculo deportivo.    Al final llegaron al precipicio donde yo las esperaba, con el helicóptero en el aire, suspendido sobre el precipicio a un metro del borde.  Las dos alcanzaron jadeantes el helicoptero, maldiciéndome entraron al interior,  entonces me separe un poco mas del borde, lo suficiente para que los zombis nos pudieran ver bien, pero no nos pudieran alcanzar, mi plan salió de mil maravillas, según iban llegando caían al vacío despeñándose al intentar cogernos, en cinco minutos solo quedaban los aislados y perdidos.

Era el momento de marcharme, acerque el helicóptero a un torreón y las pedí amablemente que bajaran (pistola en mano), no se negaron, tan solo pusieron interés en sus baules. Coloque el freno a la palanca del colectivo para que no se moviera el aparato y tire los baúles fuera del helicóptero, cayeron a plomo  desparramando su contenido por el suelo, además de ropa estaban llenos de armas, oro y joyas.   No creo que a la gente de la ciudad le hiciera gracia ver lo que se llevaban.

Por fin yo estaba volando rumbo a casa, sabia que tendría que hacer unas cuantas paradas mas, con peligros y sorpresas, pero ahora tenia una manera de llegar a mi destino. 

lunes, 23 de enero de 2012

VUELTA AL COLE

El BMR avanzaba a toda velocidad por la carretera secundaria. Llevaba varias horas con el único entretenimiento de atropellar a los podridos que se cruzaban esporádicamente por la carretera y el sonido de sus huesos crujiendo en el frontal del blindado. Fue entonces cuando al final de una recta vi a uno caminando por la cuneta. Era de los frescos, pues caminaba rápido. Aceleré para embestirlo y él se giro cuando estaba a pocos metros. Salto a un lado y me esquivó. Según le rebasaba pude oír un claro “Hijo de putaaaaa”. No era un zombie, era un tío que iba caminando por la cuneta. Pise el freno y salí a buscarlo.

- Que coño haces tío, casi me matas – me gritó mientras me acercaba corriendo.
- Perdona tronco, te confundí con un podrido y casi te doy pasaporte - le contesté, era un adolescente, de aspecto flaco, con el pelo castaño en punta, ropas andrajosas y como único equipaje: una guitarra eléctrica.

Despues de explicaciones y presentaciones, me contó que se dirigía a un colegio mayor que había cerca de donde lo encontré, era un colegio interno de chicas en el cual estaba su novia cuando estalló la infección. Era increible, había andado y esquivado zombis por más de 300 Km. para llegar al colegio con la esperanza de encontrarla. Eso es amor. Yo lógicamente despues del intento de atropello no podía hacer otra cosa que no fuera llevarle al colegio, además me cayo bien instantáneamente.

Por el camino me contó sus peripecias para escapar de los zombis. Si cada uno de los pocos supervivientes que quedábamos escribiéramos nuestras aventuras, tendríamos los mejores libros de acción jamás escritos, la realidad superaba con mucho a la ficción. Por ejemplo David, que así se llamaba el chico, estaba tocando con su grupo en un local cuando empezaron a entrar infectados. Cogió la guitarra y, a modo de bate de beisbol, empezó a reventar cabezas de zombis con el instrumento musical hasta que se abrió paso y consiguió escapar.

El colegio estaba a las afueras de un pueblo, lo cual podría complicar las cosas. Ciudades y pueblos significaba que habría zombis pululando por los alrededores.
Dimos un rodeo y llegamos a un muro que debía ser la parte trasera del colegio. Había poco movimiento, un par de zombis que reaccionaron a la llegada del vehiculo y poco más.
David, con su guitarra, se encargo de uno, al otro lo decapite con mi katana.
Había que darse prisa, podían llegar más en cualquier momento. Aparque el BMR junto a un árbol cuyas ramas llegaban al interior del colegio superando la valla.  Era la mejor forma de entrar y salir, tener el vehículo de escape preparado. Teníamos cerca el BMR y los zombis eran incapaces de escalar al árbol y seguirnos.
Escalamos por las ramas, sobrepasando la valla y saltando al interior.

Aparecimos en las instalaciones deportivas del colegio. Un campo de atletismo a la derecha, demásiado expuesto y un edifico de tres plantas al otro lado. Este último era la mejor opción para avanzar sin ser vistos. Al asomarnos a las ventanas del edificio vimos que se trataba de una piscina cubierta. Todo parecía abandonado. La buena notícia era que no había rastro de zombis por ninguna parte.

El siguiente edificio que encontramos debía de ser de administración. Tampoco había rastro de nadie en su interior. De repente unos gritos llamaron nuestra atención.
Nos asomamos a una ventana y nos quedamos con los ojos como platos. Eran un grupo de chicas jóvenes, todas con el uniforme del colegio, calcetínes, faldas tableadas muy cortas y blusas blancas muy ajustadas y semiabiertas, por un momento pensé que eran prostítutas disfrazadas de colegialas. Hicieron un círculo dejando a dos de ellas dentro, una lloraba implorando perdón, la otra tenía una máscara en la cara y con un látigo se disponía a darle una paliza a la que suplicaba.

David y yo bajamos corriendo las escaleras, según nos acercábamos a la puerta de salida, oímos los golpes que le propinaban y los gritós de suplica de la chica.

- Suelta esa correa –grité mientras apuntaba a la cabeza de la chica con el AK-47. Durante unos segundos todas nos miraron, luego la que tenía la correa la soltó y salió corriendo en dirección a uno de los edificios.
- ¿Que ha hecho esta chica? ¿Por que le pegáis?- Pregunté en tono conciliador por si las cosas se ponían feas.
Antes de que me contestaran empezaron a llegar más chicas y a rodearnos. Muchas de ellas tenían armas blancas, cuchillos, bates, algunos palos de golf...al final aparecieron un par de tipos con pistolas. Parecían llevar la voz cantante.
- ¿Quiénes sois y que hacéis aquí? – pregunto uno de ellos – Será mejor que tiréis las armas – continuó antes de que respondiéramos a la primera pregunta.
- Nosotros no tiraremos las armas, si queréis quitárnoslas, venid por ellas- dije apuntando a los tipos de las armas, que eran los que parecían más peligrosos.
- David!!! – interrumpió el gritó de una chica mientras se quitaba la máscara y tíraba al suelo el látigo. Corrió hasta David y se abrazaron, era su novia. Una chica rubia de pelo largo, por fin se encontraban.

Mientras se besaban como dos tortolitos, el resto se acercó a mi y se fueron presentando.  Me llamo la atención que solo había cinco hombres: dos eran policías, el conserje y dos empleados de mantenimiento, ningún profesor. De las chicas solo se acercaron las que llevaban máscara y látigo. Las enmascaradas parecían las jefas, el resto de alumnas permanecía en segundo plano sin acercarse, todas vestían el llamativo mini uniforme.
Después de unas tensas presentaciones nos dirigimos al comedor. Mientras caminábamos miré hacia atrás y pude ver como la chica con máscara del principio se llevaba a la llorona arrastrándola del pelo. Me mordí la lengua y no dije nada.

Durante la cena nos enteramos de la situación, un pequeño consejo formado por las personas que nos habían presentado antes, dominaba el colegio, eran cinco hombres. Por debajo de estos había un grupo de alumnas privilegiadas que se encargaban de vigilar a las demás, eran las que iban con máscara y látigo. Luego un tercer grupo que era tratado como esclavos, compuesto por el resto de las chicas. Cuando pregunté por el personal docente y directivo del colegio, me contaron que todos habían huido cuando comenzó la infección.

Durante toda la cena trataron de convencernos para que nos uniéramos a ellos. David y su novia poco interesados en nada que no fuera achucharse mutuamente desaparecieron a mitad de la cena. A mi me pidieron que me uniera a su grupo. Me tentaron ofreciéndome todo el sexo que quisiera con las chicas. Yo simplemente callaba mientras nos servían la cena estudiantes semidesnudas que al pasar provocaban rozamientos y contactos intentando convencer mis silencios.

La cena finalizó con un espectáculo dedicado a mí. Era un strip-tease de una alumna llamada Zaira, morena, pelo largo y liso, con rasgos arabes, empezó a moverse sensualmente y a desnudarse como si de una profesional de una barra americana se tratara. Yo no podía quitarle los ojos de encima. Tenía un cuerpo escultural, era alta, delgada y las tetas redondas y firmes debian de ser de silicona, el vello pubico negro rasurado en forma de corazon. Yo tenía una erección de caballo, cuando la chica se subió en mis rodillas abierta de piernas casi me estalla el pantalón. A duras penas pude aguantar la compostura hasta que terminó el espectáculo, al final, desnuda encima mía,  frotándose contra mi pantalón  provoco la eyaculación.

- Si la quieres es tuya, se ve que llevas mucho tíempo sin follar. - Me devolvió a la cena la voz de uno de los policías, mirando la mancha de mi pantalon.
- La oferta es buena, pero la verdad es que ya le había echado el ojo a otra. - Le contesté de forma despectiva, tapando con una servilleta la mancha de mi pantalón.
- Claro, solo tíenes que pedir, ¿A quien quieres? – Me pregunto mientras se miraban entre ellos y sonreían. - ¿Quizas alguno de los petitt-suisse que nos han atendido durante la cena?
- No, aunque reconozco que es tentador. La que me ha gustado es la chica que había en el patío cuando llegamos, a la que estaban dando la paliza, sus gritós me daban mucho más morbo que una bailarina.o una camarera - dije mientras le guiñaba el ojo a uno de los polis.

Al principio permanecieron callados, serios, mirándose unos a otros, creí que se iban a negar, cuando de repente todos empezaron todos a reír y uno de ellos gritó, - Este es otro pervertido, este típo esta peor que nosotros - yo suspiré aliviado, - claro amigo esta noche te la llevarán a tu habitación, puedes hacer con ella lo que desees.

Más tarde, ya en mi habitación, llamaron a la puerta y apareció la chica en cuestión, estaba desnuda. A priori tenia buen aspecto, pero cuando se acerco a mi,  pude ver su frágil cuerpo, lleno de moratones. Había recibido una paliza bestial, la mire a la cara y de sus mejillas caían lágrimas.

- ¿Cómo te llamás, niña? Le pregunté lo más tíernamente que pude.
- Irene señor– me contesto temblando.
- Vístete, no quiero abusar de tí, lo único que quiero es un poco de información. – la dije mientras la tapaba.

Se paso varios minutos llorando y otros tanto callada con miedo a hablar antes de que la pudiera convencer para que me contara que había pasado en el colegio.

Al parecer cuando empezaron a llegar notícias de la infección, solo algunas chicas y profesores abandonaron el colegio, la mayoría se quedaron e intentaron seguir una vida normal. Un día llegaron los policías. Les habían mandado para protegernos de los zombis, todo siguió igual hasta que un día el colegio amaneció rodeado por zombis.

Todo el mundo estaba derrumbándose y los zombis estaban a la puerta del colegio intentando entrar. Entonces los policías tomaron el mando, conforme fueron pasando los días se volvieron más déspotas y autoritarios. Un día uno de los policías se encapricho de una chica, ella le rechazó y él delante de todo el mundo la violó, el grupo de profesores, encabezado por el director, intentó intervenir, pero el otro policía no les dejo, dijeron que ellos eran los que mandaban y que podían hacer lo que quisieran, que o estaban con ellos o contra ellos.
Amenazaron con echar del colegio a todos los que no se unieran a ellos.

Ahí llego la división,  unos pocos se unieron a ellos, pero la mayoría se quedo de lado del director.

Al día siguiente nos llamaron a reunión junto a la puerta principal del colegio, tenían al director atado en lo alto del muro, le habían dado una paliza, los zombis estaban esperando debajo con los brazos estírados, sedientos de sangre. Le dieron una patada y calló en los brazos de los zombies como si fuera una estrella del rock. Desde luego no tuvo ninguna oportunidad de defenderse, fue un asesinato. Obligaron a todos a ver como los zombies le despedazaban.

- ¿Después que pasó? - Pregunté mientras secaba sus lágrimas.

Despues fue peor, luego llegaron las violaciones, las palizas, la que no obedecía era salvajemente castígada o lanzada a los zombis. 
A una de las chicas la desnudaron delante de las demas, la pusieron a cuatro patas y le obligaron a realizar el acto sexual con un perro del conserje, el perro la estuvo montando durante varios minutos mientras ellos se reían y animaban al perro. La chica esa misma noche se suicido. Nosotras creíamos que los monstruos estaban al otro lado del muro, pero en realidad los monstruos estaban en nuestro lado.

- ¿Y las chicas de las máscaras? ¿Y las del comedor?
- Unas están con ellos por miedo, otras por necesidad. Solo Úrsula que es la que me ha dado la paliza es como ellos, es una sadica.
- Y el resto de profesores, los que apoyaron al director, ¿Dónde están?
- Están encerrados en la casa del conserje, pero no se si siguen vivos, los han torturado y no los alimentaban. Seguramente ya estén muertos.
- Pues la única forma de saber si siguen vivos, es ir a buscándolos - dije mientras recogía la katana y comprobaba la munición de la Glock. – tu quedate aquí hasta que yo vuelva.
- No me dejes, porfavor¡¡¡ Ursula me matara - grito sujetandome desnuda intentando evitar que abandonara la habitacion.

Cuando salí de la habitación, me topé con una chica con máscara y látigo haciendo guardia en la puerta, era Úrsula. Con el cañón de la pistola dentro de su boca, amablemente me informo de donde dormían las personas que me interesaban. Entonces le dí la espalda y caminé en dirección a la escalera. Como yo esperaba Úrsula vino detrás mía con un cuchillo en la mano. Ya sin remordimientos, un rápido giro de muñeca al desenvainar la decapitó en el acto, cayendo su cabeza a mis pies. Sus ojos parecían mirarme desde el suelo y  moverse. Como si fuera Messi de un puntapié la metí en la habitación.

Tenía claro que mi primera visita sería a los polis. Eran los más peligrosos. Así que fui directo a su habitación.
Tenía que ser algo rápido y silencioso para pillarlos desprevenidos. Mi primera intención fue darle una patada a la puerta, pero unos gritós al otro lado me hicieron cambiar de opinión
Abrí la puerta silenciosamente y me encontré a uno de los policías vestido únicamente con una máscara de cuero negro. Tenía a tres chicas desnudas, atadas al techo con correas por las manos.
Sus cuerpos estaban llenos de moratones y ampollas. Les había introducido consoladores y otros aparatos por todos sus orificios. La boca la tenian amordazada para impedirles gritar.
Una de ellas sangraba por los pezones. El cabrón estaba sentado en un sillón de espaldas a la puerta. Tenía a una cuarta chica desnuda encima de las rodillas y le regañaba a la vez que le daba azotes en el culo a modo de castígo. Estaba tan inmerso en su depravación que no fue consciente de mi presencia hasta que apunté a su cabeza con mi pistola. Tuve que reprimir mis ganas de meterle una bala en la cabeza, pero el hijo de puta se merecía una muerte más dolorosa y lo más justo era que fueran las propias chicas las que decidiesen. Lo até y amordacé y después me dediqué a liberar a las chicas. Les dije que podían hacer con él lo que quisieran. Cuando salía de la habitación mire atrás y vi como las cuatro chicas se abalanzaban sobre él como si de la horda se tratase.

Me dirigí a la habitación del otro policía, no se oía ningún ruido, quizá estuviera durmiendo.
Oí un quejido al otro lado de la puerta. De una patada abrí la puerta pensando que iba a encontrarme el mismo espectáculo que en la otra habitación. Me equivoqué, aquí el show era diferente.
El hombre estaba desnudo a cuatro patas con las manos esposadas a la espalda y la mordaza en la boca la llevaba él. Detrás de él estaba Zaira con un ajustado traje de látex negro, introduciéndole algo que parecía un pepino por el culo. Me acerqué, aparté a la chica, le saqué el pepino e introduje el cañón de mi pistola. Sus ojos eran de pánico total. Entonces disparé y la bala le atravesó todo el cuerpo saliendo por su boca.  Me acerque a la chica que tranquilamente estaba mirando en un rincon de la habitación impasible.

- En cuanto a tí guapa, en cuanto termine todo esto saldaremos cuentas pendientes - le dije señalando la mancha de mi pantalon,- no creas que esto quedara así.

Mi siguiente objetivo era el conserje. Un viejo gordo con aspecto sucio y que, según Irene, apreciaba más a sus perros que a las personas.
Me acerque cautelosamente a su casa. Estaba apartada del resto de los edificios, junto a la entrada al colegio, pegada al muro exterior.
Vi luz en una de las ventanas y me acerqué. El asqueroso estaba sentado desnudo en un sillón. En la habitación había dos chicas desnudas a las que trataban como si fueran perros. Lanzaba un objeto y una de las chicas corrían a cogerlo con la boca y se lo llevaba de vuelta, entonces le daba una galleta como premio, mientras la otra le lamia los huevos con la lengua e imitaba los ladridos. Empuje la puerta y entre con la pistola por delante apuntando directo a su cabeza. De la nada aparecieron dos rottweiler, uno me engancho el brazo donde tenía la pistola, el otro se engancho a mi pierna. Reaccioné tan rápidamente como pude y con la mano que me quedaba libre cogi el cuchillo y atreverse la garganta del perro que me mordía el brazo.
Iba a disparar al otro perro cuando vi que el conserje intentaba alcanzar la puerta para huir. Decidi con el otro rottweiler mordiéndome aún la pierna que no debia de escapar, me giré y le disparé acertándole en un glúteo.
El conserje se tíro al suelo gimiendo y suplicando por su vida. De repente un hacha me paso rozando la cabeza, me gire y vi como una de las chicas acababa de decapitar al perro que me mordía la pierna. Temblorosa, dejó caer el hacha y se abrazaó a la otra chica.

Me acerque al conserje cojeando. Lo agarré del pelo y lo lleve a rastras hasta el muro. Allí forcejeamos y lo empujé al exterior.

- Ahora estás donde debes estar, entre bestias, - grité mientras caía al suelo exhausto.

Al otro lado del muro se empezaron a oír los gritós del conserje intentando zafarse de los zombis que lo acechaban.

Yo, volví a entrar en la casa del conserje, les pedí a las chicas que me ayudaran, la pierna me sangraba mucho y apenas tenía fuerza.

- ¿Dónde están encerrados los profesores? Tenéis que ayudarme – necesitaba su ayuda, los perros casi habían acabado conmigo.

Las chicas me llevaron a unas escaleras que descendían al sótano, ahí debía ser donde estaban los perros.
Descendimos y vimos una puerta cerrada con llave. Una de las chicas hizo ademán de volver a buscarlas, pero no había tíempo. Disparé a la cerradura haciéndola saltar por los aires.
Cuando se abrió la puerta un olor nauseabundo salio al exterior, dentro había hombres moribundos, ni los peores zombis tenían tan mal aspecto, ninguno de los que quedaban vivos me iba a poder ayudar.

- Ocuparos de ellos, yo tengo que acabar lo que he empezado. – Les dije mientras volvía a subir las escaleras como podía.

Salí de la casa del conserje en dirección a los edificios principales de la escuela, a estas alturas ya todo el mundo sabia lo que estaba pasando y los dos que quedaban me estarían aguardando, mientras, yo cada vez perdía más sangre y estaba más débil.

A penas pude avanzar 100 metros más cuando caí de rodillas, la vista se me empezaba a nublar. A una distancia que no sabría determinar dos hombres se acercaban a mi con largos cuchillos en las manos. Yo había perdido mi pistola por el camino y no tenía fuerzas para luchar ni para huir.
Cuando estaban a unos pocos metros de mí, apareció una figura con una guitarra que se interponía entre ellos y yo.
Caí al suelo y perdí el conocimiento. Justo antes de cerrar los ojos la cabeza de uno de los hombres llego rodando hasta mi cara.

Cuando desperté lo primero que vi fue a David, me contó que me había pasado durmiendo casi tres días. A pesar de tener más puntos en mi cuerpo que un partído de baloncesto estaba bien comparado con los profesores. Esos si que iban a tener que estar una buena temporada en cama hasta que se recuperaran.
Me regaño por no invitarle a la fiesta, ¿Que era eso de montar una fiesta nocturna sin avisar a los amigos? Afortunadamente llego cuando más lo necesitaba y acabo la tarea que yo empecé.
Ahora yo estaba terminando de curarme para contínuar camino y el se quedaba al frente del colegio hasta que los profesores se recuperaran.

EPILOGO

De mis cuidados y recuperación se encargo Zaira. Todas los días que pasé en el colegio recibí una visita suya. Conversábamos hasta altas horas de la noche y antes de marcharse a modo de despedida me hacia un trabajo manual o bucal. Solo la últíma noche fue más lejos, me hizo un regalo para que no la olvidara nunca. Esa noche hicimos un repaso al Kamásutra y a una variedad de juegos sexuales que duraron toda la noche y que cumplieron su objetivo, no la olvidé nunca.

lunes, 16 de enero de 2012

LA PRESA

Uno de los efectos que había provocado la infección, era que las personas no infectadas habían abandonado las grandes ciudades y habían vuelto al medio rural, donde era mucho más fácil subsistir y la presencia de infectados era mucho menor.

En el éxodo de la población al campo era frecuente encontrarme con columnas de refugiados que escapaban de las ciudades y se distribuían en campamentos por zonas rurales, cuanto más alejadas de los núcleos urbanos mejor.
Fue entonces cuando me encontré con el grupo de Borja. Era una columna de refugiados compuesta por unos 50 camiones, los primeros militares, los últimos de todo tipo y condición, incluso varios trailers.
Se dirigían a un valle que en su día era un parque natural protegido, donde las posibilidades de que hubiera infectados era mínima.
Lo que me llamo la atención es que, al contrario de otras columnas de refugiados con las que me había cruzado antes, la de Borja me ofreció unirme a ellos y a pesar de rechazar la oferta me ofrecieron comida y medicamentos, aunque ellos mismos estaban escasos de ambos. Estos eran los detalles que me hacían tener fe en la raza humana.

Una semana después de este encuentro, yo me encontraba bastante deprimido. El frío y dos semanas seguidas de lluvias torrenciales que apenas me permitían salir del BMR hacían mella en mi ánimo. Aunque era una zona muy segura, sin infectados y con abundante caza, el aburrimiento me estaba matando. Entonces el sonido de un motor y las luces de lo que parecía un camión rompieron la monotonía del momento.
Mi primer pensamiento fue dejarlo pasar y no complicarme la vida, pero mi deseo de ver y hablar con otras personas para romper la monotonía venció esta resistencia, así que me lancé a su encuentro.

Les espere en la cuneta. Como imaginé, cuando me vieron pararon a una distancia prudencial. Yo esperaba apoyado en la puerta del BMR y con la pistola montada en la espalda por si acaso. Se bajo una de las tres personas que había en la cabina del conductor y se acerco a mi, aparentemente desarmado.

- Vaya, parece que nos encontramos de nuevo - Me dijo ofreciéndome la mano. La voz me sonó familiar, era Borja, el líder del grupo que me había cruzado aproximadamente una semana antes.
- ¿No estáis un poco lejos del parque natural? ¿Algún contratiempo? - Le pregunte sorprendido ya que me los imaginaba muy lejos de aquí.
- más que un contratiempo, es una precaución, nos hemos instalado en el valle, unos km más abajo, pero lleva lloviendo varios días y vamos a inspeccionar la presa, desde la hecatombe no ha tenido mantenimiento y no queremos llevarnos un susto.
- La presa esta unos 45 Km. más arriba, tenéis que ir con cuidado, a 7 Km. de aquí un desprendimiento a dejado intransitable la carretera, eso sin contar las ramas, árboles y otros objetos (cuerpos) que podéis encontrar en el camino.
- ¿Por qué no nos acompañas? Nos vendría muy bien una persona que conociera la zona, luego si quieres puedes quedarte con nosotros o si no, cada uno por su lado.

Lo normal en mi era decirle que no, pero tenia ganas de hablar con alguien y la tranquilidad de los últimos días me mataba, así que me apunte a la expedición a la presa. ¿Quien sabe lo mismo encontraba algún podrido a quien reventar la cabeza?

Después de varias paradas para retirar objetos de la carretera y de una excursión por el campo para rodear la zona del desprendimiento, llegamos a la presa.
Era un presa de arco-gravedad, de hormigón. Tenía una altura de cerca de 200 m y una longitud de unos 350. En la base la presa había una central hidroeléctrica con forma de U. No se me había ni siquiera pasado por la cabeza que este mastodonte estuviera aquí.
Mientras la miraba sorprendido se unieron a mi los restantes miembros del camión, Borja me los presento a todos, en total eran ocho. Llamaba la atención uno de ellos, pues era la única mujer que había en el grupo, Borja la presento como Ingeniera y dijo que su nombre era Mia, era de origen asiático, con el pelo largo, negro y gafas que la daban una pinta de intelectual rara en esa época, era la única que tenia conocimiento del funcionamiento de la presa y de la central hidroeléctrica, los demás simplemente eran apoyo o escolta.

Ella solo prestaba atención a la presa, su mirada estaba fija en el embalse y reflejaba pánico o preocupación, no sabría definirla.

- Dios mío, hay que encender las turbinas rápidamente – Grito mientras todos nos mirábamos sin decir nada y sin saber que hacer.
- La presa esta a punto de rebosar, las turbinas están apagadas y no dejan pasar agua, eso ha hecho que la presa se llene y esta a punto de colapsar- Continúo gritando y haciendo aspavientos.
- Cálmate, ¿Que tenemos que hacer? - le pregunto Borja, sujetándola por los hombros.
- Hay que bajar a la central y ponerla en funcionamiento, espero que no sea tarde, además alguien debe ir al campamento, hay que evacuarlo lo antes posible, no se cuanto tiempo tenemos.

Entonces Borja dio ordenes a dos de los hombres para que cogieran el camión y volvieran rápidamente al campamento. Mientras les daba instrucciones yo analizaba la zona, la presa era tan grande que debía de ser una atracción turística, había dos autocares y muchos coches en la zona del aparcamiento, y si los autocares aun estaban aquí ¿Dónde estaban los turistas? Aparentemente no había movimiento, ¿se habrían dispersado por la montaña? ¿Seguiría alguno dentro? Borja se acerco a mi, los tipos del camión habían partido, me dijo.

- Nosotros seis vamos a bajar a la central, tú ya has hecho demásiado, quédate aquí y vigila, avísanos si ves algo.- Sabia que yo no iba a permitir que ninguno de esos tipos se quedara solo como mi preciado vehículo. Asentí con la cabeza y antes de que pudiera advertirles, ya estaban bajando por unas escaleras que llevaban a la central.

Pasaron unos minutos en los que el silencio fue casi absoluto, solo el sonido de algunos grillos y la soledad de la noche, luego, volvió a llover, eso no podía ser bueno. De repente una ráfaga de disparos rompió el silencio, luego más disparos, cada vez más cercanos.
Subí al BMR y apunte la ametralladora hacia la escalera por la que minutos antes había desaparecido el grupo, me imagine que de un momento a otro iban a aparecer perseguidos por una horda de zombis. No me equivoqué, aparecieron corriendo desesperados hacia el BMR, solo tres de los seis que habían bajado, Mia, Borja y otro de los tipos, este iba más retrasado cojeaba y disparaba a su espalda sin apuntar, la horda apareció detrás suya y estaban a punto de alcanzarlo. Afortunadamente yo estaba preparado y abrí fuego con la ametralladora de mi BMR (Browning M2 de 12,70 mm) descargué los 2.500 proyectiles con los que estaba cargada sobre la horda. Quizá me pase un poco, porqué literalmente los deshice en pedacitos.

- ¿Qué ha pasado?- Le pregunte a Borja cuando recupero el resuello.
- Nos sorprendieron, todo parecía tranquilo, encontramos una puerta cerrada y con las prisas no tomamos precauciones, cuando la abrimos estaban allí, se abalanzaron sobre nosotros y antes de que pudiéramos hacer nada los teníamos encima.
- ¿Y los demás? ¿Dónde están los que faltan? - Me temía la respuesta.
- No lo consiguieron - contesto agachando la cabeza con resignación.

En ese momento otro zombi subía por las escaleras, no me moleste en gastar ninguna bala más, me acerque con el AK-47 y le reventé la cabeza con la culata, ese pobre diablo había pagado con su cabeza mi frustración.

 Además teníamos otro problema, el otro tipo cojeaba por que lo habían mordido en la pierna, estaba sentenciado, en breve empezaría a tener fiebre y en pocas horas seria uno de ellos.

- ¿Qué hacemos ahora pregunto, Borja? - La situación le había superado.
- A mi modo de ver, hay dos opciones, o nos marchamos y que la presa reviente o bajamos y terminamos lo que hemos empezado.
- No pienso volver a bajar a ese infierno - dijo Borja.
- Pero si no bajamos será una catástrofe, pueden morir todos los del campamento- intervino Mia, parecía que ella tenia claro que había que volver a bajar, era una chica valiente.
- Bajaremos ella y yo, tengo suficientes armás como para ganar la III guerra mundial, no hace falta que bajéis vosotros - Todos me miraron, Mia con resignación y Borja y el otro tipo con alivio.

Mientras cogía mis armás y me preparaba para bajar, le entregue a Borja una pistola, a ese pobre hombre le quedaban unas horas, luego tenia que pegarle un tiro en la cabeza. Si Mia y yo no habíamos regresado, entonces tendría que hacerlo él.

Empezamos a descender por la escaleras que llevaban a la central hidroeléctrica, no dejaba de llover y la situación apremiaba, el camino era un reguero de zombis, la falta de coordinación y las lesiones en las piernas, los habían ido dejando a lo largo de las escaleras de subida, así que según íbamos descendiendo yo les iba reventando la cabeza. Después de un rato bajando llegamos al final de la escalera, había una puerta y Mia me hizo señas de que esa era la que habían abierto, donde estaban encerrados todos los zombis. Me intentaba imaginar quien los habría encerrado allí dentro, quizá algún turista enfermo hizo que los dejaran a todos juntos en cuarentena, estaba claro por la ropa que llevaban que eran turistas. Quizás detrás de esa puerta estarían las respuestas.


Le dije a Mia que esperara en silencio, yo entre con mi linterna pegada con cinta adhesiva al AK-47. Los zombis estaban devorando a dos de los hombres de Borja, lo cual me dio el tiempo suficiente para poder finiquitarlos rápidamente. Me llamo la atención que había muchos niños zombis, uno de los autocares debía de ser un bus escolar, pero de los niños no quedaba nada, eran pequeños diablos que solo querían sangre. Cuando no quedo ninguno en pie le dije a Mia que pasara rápido y no mirara, la escena era muy desagradable.

A continuación llegamos a una sala grande, llena de maquinas y tuberías. Mia pareció reconocerla y se dirigió a unos paneles de la pared mientras yo vigilaba. De repente gritó y yo rápidamente enfoque hacia ella. Un niño zombi sin piernas la había agarrado del vestido y tiraba de ella mientras abría y cerraba la boca intentando morderla. Ella se tiro hacia atrás intentando zafarse y el vestido se le rasgó entero, cayendo de culo a un metro del zombi que ya empezaba a arrastrarse hacia ella. Me acerqué corriendo y antes de que la agarrara de nuevo le golpee con la culata en la cabeza, quedando inmóvil en el suelo. Gire buscando a Mia, la enfoque y vi que estaba asustada. El vestido se había roto completamente y se había quedado en ropa interior. Ella se tapaba como podía mientras yo la examinaba sin cortarme un pelo, llevaba unas braguitas muy pequeñas y el negro vello púbico le sobresalía por la parte superior, un pecho se le había salido del sujetador, era pequeño y muy redondo, como un fruta prohibida, la ropa interior era tipo colegiala, blanca con dibujos de fantasía, daba un morbo tremendo verla así, tan delicada y tan provocadora a la vez.
 Al final debió de asumir que no la iba a ayudar (pues no podía dejar de mirarla), así que se levantó y dándome la espalda se puso a examinar el panel de mandos. El movimiento continuo de su cuerpo tocando palancas, apretando botones y demás aparatos era como un ballet de una ninfa, entonces se encendieron las luces de la sala y la magia desapareció.

- He encendido el grupo electrógeno de emergencia, ahora tenemos que ir a la sala de operación y encender el generador principal - Lo dijo con una determinación que me recordó a las heroínas de las películas japonesas de manga.

De camino a la sala de control vi el cuerpo de una mujer muerta en estado de putrefacción, con una mochila en la mano, debía de usar la misma talla de ropa que Mía, así que la quite la mochila y encontré un chubasquero y una cámara de fotos sin batería.

Le entregue el chubasquero, aunque estuve tentado de no hacerlo, pero mi conciencia venció y se lo entregué. Sus ojos me miraron agradecida y mientras se tapaba no dejaba de pensar lo tonto que era. Ahora no la veía en ropa interior, el chubasquero le tapaba por encima de las rodillas. Seguía estando muy sexi pero no era lo mismo.

Mientras ella encendía ordenadores aproveche para seguir explorando, encontré dos habitaciones contiguas, cuando me disponía a abrir una de ellas, alguien al otro lado dio un fuerte golpe, casi se me sale el corazón del pecho, en esa habitación había zombis. Me acerque a la contigua esperando que pasara lo mismo, pero no paso nada. Estaba cerrada por dentro, asi que tuve que forzarla.
Dentro había seis cuerpos descomponiéndose. No eran zombis, eran suicidas, personas que no encontraron otra salida. Encima de una mesa había una cámara de vídeo, la conecté a la corriente y 0rebobine la cinta, tenia curiosidad por saber que había pasado en este sitio y empecé a visionarla avanzando rápido y parando solo en lo que parecía más interesante.

Día uno.

9.20 Hola Papa, mama, acabamos de estrenar la cámara que nos regalaron en la boda, estamos admirando la presa, es impresionante. Hemos conocido otros recién casados Alemanes,[....avance rápido...] les pasa de todo, en el aeropuerto de Berlín les atacó un loco.

13.40 Hola, seguimos en la presa, cuando nos íbamos a marchar aparecieron unos policías y nos dijeron que no podíamos irnos, que estábamos en cuarentena por no se que virus, nos han encerrado en la presa y nos han dicho que van a trasladarnos a un hospital. El ambiento es bueno, hay muchos niños de un colegio que no paran de jugar.

Día dos

12.05 Ya llevamos casi un día aquí encerrados, no ha venido nadie a por nosotros, ni nos han traído comida. La noche la hemos pasado muertos de frío, estamos todos muy deprimidos, la alemana a fallecido hace una hora por la fiebre. Les vamos a meter una demanda que se van a cagar.

22.17 La tarde ha sido de locos, la alemana no había muerto, pero esta rabiosa, es muy raro todo, se levanto y se puso a morder y a atacar a todo el mundo, al final tuvimos que encerrarla en una habitación, ahora tenemos muchos heridos y ninguna medicina. Por su parte las autoridades no han dado señales de vida desde que nos encerraron, más vale que lo hagan pronto, la gente tiene mucho hambre y frío, el pequeño baño que teníamos se ha atascado, ahora el olor es horroroso.

Día tres

11.40 Esto es una locura, los heridos de ayer empezaron a tener fiebre y morir en minutos, pero al poco tiempo revivían, se levantaban y atacaban a todo el mundo. Tenemos mucho miedo, la gente parece loca, lloran, gritan, se pelean, no sabemos que esta pasando, nosotros junto con un pequeño grupo nos hemos encerrado en una habitación, tenemos muy claro que no saldremos hasta que no llegue la policía.

Día cinco

03.07 No aguantamos más, no hay luz, no tenemos comida, hace frío y lo peor es el sonido de los puñetazos en la puerta, no hablan, no razonan, solo golpean la puerta intentando entrar, Mary me ha pedido que acabe con su sufrimiento, voy a hacerlo cuando este durmiendo.

6.59 No he podido matar a Mary, Pedro lo ha hecho en mi lugar, mientras dormía ha asfixiado a las mujeres y los niños, luego se ha quitado el cinturón y se ha colgado. Solo quedo yo...me he cortado las venas, hablare hasta que quede inconsciente y muera Papa, Mama os quiero. Espero que alguien pague por …………..

Iván ya he terminado, podemos regresar, oí la voz de Mia que me llamaba, salí de la habitación hundido, antes de volver hice una parada en la habitación contigua, me quedaba una tarea por hacer, era hora de que descansaran en paz.

Cuando terminamos y salimos a la luz del día, vi como la velocidad y el caudal del agua de salida aumentaba, la turbina estaba a plena potencia vaciando la presa, a la vez me imagine como llegaba la energía eléctrica a miles de casas, sin quererlo habíamos dado esperanza a todo ser vivo que estuviera oculto esperando rescate, la llegada de la luz seria interpretado como una señal de esperanza.

Cuando regresamos por el camino de vuelta y empezamos a subir las escaleras hasta lo alto de la presa, volvió a llover, pero ya no nos preocupaba.

 Cuando llegamos arriba, no había ni rastro de Borja, lo cual me dio muy mala espina, la dije a Mia que permaneciera detrás mía y me acerque sigilosamente al BMR, la puerta estaba abierta y el cuerpo de Borja estaba tumbado boca abajo. De repente de detrás del vehículo se abalanzo sobre mi el cojo. Caímos al suelo y me golpee contra algún objeto en la espalda. En ese momento
noté como algo crujía dentro de mi, perdiendo en la caída la pistola.
Lo sujete el cuello como pude con una mano mientras estiraba la otra intentando alcanzar la pistola, pero estaba lejos de mi alcance.

- Mía ayúdame, coge la pistola y dispara- grite mientras forcejeaba con el zombi.

Mía tardo unos segundos en reaccionar y cuando lo hizo ya era demásiado tarde, Borja se había incorporado. Era también un zombi, no solo no le había pegado un tiro al cojo, si no que además el torpe había dejado que lo mordieran. Tenia que haberme dado cuenta que no iba a poder hacerlo. Entonces Mía salió corriendo en dirección al parking perseguida por lo que quedaba de Borja, hice un esfuerzo por quitarme al cojo de encima con la mano que me quedaba libre. En el forcejeo note un cuchillo debajo de su camisa, - te lo cojo prestado amigo – le dije mientras lo desenvainaba y se lo clavaba en la sien.
Me incorpore y recogí la pistola, vi que Mia estaba escondida detrás de un autobús, Borja estaba a pocos metros de ella buscándola. Los zombis detectan nuestra presencia y no sirve de nada esconderse, siempre te encuentran. Afortunadamente, me dio tiempo a llegar justo en el momento que iba a abalanzarse sobre ella, le puse el cañón de la pistola en la frente, le mire a los ojos, estaban cargados de odio, - perdón amigo -dispare y la cabeza estallo.
Me giré buscando a Mia. Se incorporó sollozando y casi inmediatamente se desmayó en mis brazos, su cuerpo estaba helado. La cogí en brazos y la lleve dentro del BMR, cerré la puerta y pude ver como por fin después de varios días el sol brillaba en el cielo.

Mientras volvíamos por el camino ella despertó, los dos nos dimos un rato de silencio. Cuando un bache, me hizo ver las estrellas, grité de dolor.

- Debo de tener alguna costilla rota.
- Si paras, te echaré un vistazo, se algo de medicina, con un vendaje y un antiinflamatorio algo te aliviará -
Paré el vehículo y salí de la carretera y me quité la guerrera quedando con el torso desnudo delante de ella.
- Date la vuelta - me dijo con tono serio, unos segundos esperando, luego sentí algo frío, pero no era una crema, sino sus labios en mi espalda, no reaccione, tras el primer beso un segundo, luego un tercero, me gire sin entender que estaba pasando, no daba crédito.
- Creo que es mejor que primero haga una exploración a fondo, puede haber algo más roto - dijo mientras me besaba por todo el cuerpo,

Estaba totalmente desnuda, con el pelo suelto, tan solo conservaba sus gafas en la cara. Entonces se puso derrodillas y me bajo la ropa que me quedaba, los besos en la polla se convirtieron en una felación. No se si estuvimos una o cinco horas haciendo el amor, desnudos en el BMR, besándonos y acariciándonos, pero fue tan especial que cuando la deje en el campamento con su marido y nos despedimos el dolor que sentí fue mil veces mayor al dolor de mis maltrechas costillas.



lunes, 9 de enero de 2012

C.A.R


El B.M.R. se convirtió en mi casa, era mi pequeña fortaleza, dormir o comer ya no requerían una vigilancia constante, el único defecto que tenía era la cantidad de combustible que consumía, lo cual me obligaba a repostar frecuentemente.   En una de esas paradas fue donde encontré a los miembros del C.A.R.

Mi modo de operar era simple, localizaba un lugar donde podría quedar combustible, en este caso una estación de autobuses con surtidor propio, me acercaba a una distancia de observación, donde los podridos no pudieran advertir mi presencia, lo que venia a ser aproximadamente 500 m. y desde esa distancia contaba el numero de infectados y elaboraba un plan de acción.   Normalmente todo estaba en calma y lo normal es que los podridos estuviesen tranquilos.     Pero esta vez me lleve una sorpresa, no por la cantidad, ya que era una estación de autobuses y esperaba que hubiera muchos, sino por la actividad, estaban todos frenéticos, excitados se movían  como locos.    Eso solo puede significar una cosa, carne fresca.  

Pase varias horas observando la situación, hasta que un grupo de zombis destrozo una de las ventanas, los cabrones no sienten cansancio y pueden ser extremadamente tenaces, así que los humanos que hubiera dentro estaban bien jodidos, era el momento de aprovechar la situación y acercarme a repostar sin peligro.  

Cuando arranque vi como se abría una especie de trampilla que daba a la azotea y 3 individuos subían como si los persiguiera el diablo (no era e diablo pero poco le faltaba),  dos de ellos se pusieron sobre la trampilla para evitar con su peso que los podridos la abrieran, la tercera daba vueltas en la azotea buscando una salida. 

 Cuando casi todos los zombies habían entrado en el edificio por la ventana, entonces lentamente y sin hacer mucho ruido coloque mi vehículo paralelo al surtidor y llene el deposito, los del tejado me habían hecho un gran favor sin saberlo, así que igual que llegue me fui, limpia y silenciosamente, cuando alcance de nuevo un lugar seguro, baje del BMR y busque con la vista  a los tres de la azotea.

Estaban a punto de saltar sobre un autobús  aparcado en una de las fachadas del edificio, era un salto de 3 m. pero no creo que tuvieran otra alternativa, si les salía bien tendrían tiempo de escapar ya que todos los zombis estaban dentro y tardarían en salir de nuevo.    Primero salto uno de los tipos, que lo hizo con una agilidad y una facilidad que parecía que el salto era una cosa de niños.  Luego el mas delgado de los tres, que se dejo caer en lo brazos del tipo que había saltado en primer lugar, lo estaban haciendo muy bien,  los había subestimado y estaba sorprendido.  Todo iba bien hasta que salto el tercero, cayo mal, seguramente tendría una rotura o torcedura en la pierna derecha, fuera lo que fuera se había convertido en una presa fácil para los podridos, ahora lo mas probable era que  los otros dos se marcharan y abandonaran, es lo que yo hubiera hecho.

Creo que eso fue lo que me animo a intervenir, el ver que los dos tipos no escapaban, sino que se quedaban a ayudar al compañero, el que cojeaba se agarro a los hombros de los otros dos y juntos los tres corrieron.  En ningún momento pensé intervenir, solo lo veía como si fuera una película, aunque conmigo no fuera nada, tenia curiosidad por saber si cuando la horda estuviera a punto de alcanzarlos, se acabaría la camaradería y dejarían tirado al herido para salvar sus vidas o lucharían juntos hasta el final.  

 Conforme los veía correr,  añore tener compañeros, pensé lo que echaba de menos hablar con alguien de lo ocurrido, después de tanto tiempo me habia aconstumbrado a la soledad.  Medite la posibilidad de intervenir, un poco de conversación no podía ser pelibroso, ademas esos tres se habían ganado una ayuda. 

  El caso es que arranque el BMR y enfile hacia ellos lentamente, hubiera corrido mas, pero mi curiosidad seguía esperando saber si al final abandonarían a su compañero.   Finalmente llegaron al vehículo los tres juntos.

Si decir palabra y sin saber donde se metian, entraron dentro, cerré la puerta y arranque.   Los tres se tumbaron exaustos sin decir palabra, eran dos hombres y una mujer   Ella  llevaba el pelo muy corto y era muy delgada por eso de lejos me parecío un chico,  tenia unas facciones bonitas.  Los tipos eran altos y fuertes, de apariencia militares,  los tres debían de tener poco más de 20 años.

Conforme recuperaban el aliento, cada uno con un de ellos me fue dando las gracias con acento diferente. 

  - Pensaba que no lo contábamos - dijo la chica que poseisa una voz dulce, casi infantil.
-          No hay de que, ¿pero quienes sois? - pregunte intrigado  -

La chica se levanto, actuando como si mandara o llevara la voz cantante del grupo.

-          Me llamo Vanesa, estos son mis amigos Tin y Bop - dijo señalando a sus compañeros, que levantaron la mano a modo de saludo.  
- Bop es el que se ha lastimado la pierna.
-          Yo me llamo Iván y habéis tenido mucha suerte de que pasara por aquí, ¿Qué hacéis en esta zona? Es muy peligrosa.
-          Estábamos explorando, buscamos viveres, armas, medicamentos, cualquier cosa útil -  Mientras me hablaba miraba el pequeño arsenal  que tenia dentro del BMR, lo cual, me daba muy mala espina.
-          Si, parece que a mi me ha ido mejor que a vosotros, bueno ¿donde os dejo? - Me apresure a preguntar.
-          Bop, no puede andar apenas, quizas podrías acercarnos a nuestro campamento -  Dijo Vanesa sin cortarse en mirar los medicamentos y las otras cosas que llevaba en el vehículo,

No se molestaba ni en disimular y eso no me gustaba nada, lo mejor era deshacerse de ellos rápido.
-          No me gustan las aglomeraciones, os dejare en algún sitio para que sigáis vuestro camino solos - Despues de decir esto, el silencio se adueño del interior del vehiculo.

Cuando me disponia a  parar cerca de un vehículo abandonado en la cuneta, para abandonarlos, senti un pequeño pinchazo de aguja en la espalda, que me hizo perder el conocimiento.  Sabia que no debía de fiarme de nadie y aun así una y otra vez cometía el mismo error. Había salvado sus vidas y ellos me lo pagaban así.

Aquella parecia la habitacion de un hospital, fue lo primero que pense al abrir lo ojos.

-          YA SE HA DESPERTADO!! - grito el hombre que estaba de pie en la puerta, debía de estar vigilándome.

La puerta se abrió,  entraron dos mujeres y el vigilante se coloco detras de ellas.   Una la reconocí rápido, aunque ahora si parecía una mujer, con una falda vaquera corta y una blusa blanca,  era la chica a la que había salvado de los podridos y que luego me había drogado, si hubiera tenido fuerzas la habría pegado un puñetazo.  La otra, de unos cuarenta años, rubia, su cara reflejaba cansancio y a pesar de ello lucia hermosa, vestía con un traje chaqueta negro, de esos que llevaban las ejecutivas de las multinacionales.

-          Quiero pedirle disculpas en nombre de los míos y de mi hermana pequeña - Tomó la palabra la del traje chaqueta señanlando a Vanesa -  Ella hizo lo que pensó era lo mejor.  Sin embargo el fin no justifica los medios - continuo hablando, yo no conteste, mi semblante seguía serio y lo único en lo que pensaba era en recuperar rápido, para salir pitando.

-          Mi nombre es Susana y soy la directora del CAR. -   Pensé, que coño seria, tenia curiosidad pero no tanta como para romper mi silencio y preguntarla.  - En breve recuperara toda su fuerza y podrá levantarse y marcharse si lo desea.

-          ¿Significa eso que no soy un prisionero, me puedo marchar cuando quiera? -Pregunte inquisidoramente rompiendo por fin mi silencio. - ¿Con mi vehículo, con mis armas, con mis medicinas?   me resulta difícil creerlo. - La dije.

-          Bueno, no tengamos prisa, ahora es usted nuestro invitado, estamos muy agradecidos por su aportación a nuestro campamento, ahora puede darse una ducha caliente y pasar por el comedor,  estoy seguro que sabrá apreciar estos lujos que le ofrezco, nada comunes en los tiempos que corren ¿Señor..?

-          Lamolevk, Iván Lamolevk, -  le conteste, pensando cuales serian esas aportaciones “voluntarias” a su campamento.  ¿Qué me habrían robado?

-          ¿Es usted ruso?, aquí en el Centro de Alto Rendimiento tenemos una atleta de su país, su nombre es Nadia.  Estoy seguro que Nadia, estará encantada de ser su guía por nuestras instalaciones  - dijo mientras ambas daban media vuelta y salían de la habitación.  De espaldas se apreciaban mejor sus esbeltas figuras, sus faldas ajustadas y sus largas piernas, definitivamente eran hermanas.

No debía de ser un prisionero, ya que después de ducharme, vestirme con mi ropa que ya estaba planchada y limpia, comer como si fuera un caballo, pude darme una vuelta por el complejo sin nadie vigilándome, lo cual me extraño bastante.     El complejo estaba en una zona montañosa, solo accesible por una carretera, lo cual lo hacia fácil de defender, las proporciones eran enormes, con varios campos de futbol que habían reconvertido en huertos, y muchos pabellones que parecían dormitorios, apenas se veía a nadie, no había movimiento estaba semidesierto,  llamaba la atención el gran huerto solar que proveía de energia al complejo y un arroyo que bajaba de la montaña que les surtía de agua potable.    En la puerta del complejo había un gran parking, allí  estaba mi BMR aparcado junto a un puñado de  vehículos.

-          Hola - sonó una voz a mi espalda  con acento Moscovita -  Mi nombre es Nadia, soy de Moscú -  Me di la vuelta y vi una joven de larga cabellera, rizada y castaña,  ojos claros y nariz aguileña. -  Me han dicho que te llamas Iván y eres compatriota mío.
-          Si, o al menos lo fui - la conteste sonriendo.
-          Susana,  la directora me ha pedido que te enseñe el complejo y que luego te lleve a su despacho, quiere hablar contigo.
-          Creo que ya he visto suficiente, cuanto antes vayamos a su despacho mejor, ¿Qué hace una moscovita aquí, tan lejos de su casa? -  le pregunte mientras andábamos en dirección a lo que parecía un edifico de oficinas.
-          Soy atleta, me preparaba para las olimpiadas de Madrid, cuando empezó la epidemia me pillo en el CAR.  Rusia fue de los primeros países en cerrar sus aeropuertos y no pudimos regresar a casa,  casi todos los que estamos aquí somos de diferentes países que quedamos atrapados.  ¿Y tú, que haces aquí, tan lejos de nuestra casa?

No la contesté, simplemente continúe andando hasta que llegamos a la puerta del  despacho de Susana, entonces Nadia se despidió y me dijo que luego se pasaría a  verme para terminar la conversación 

– No sabes las ganas que tengo de hablar en nuestro idioma, hacía meses que no lo hablaba -  me dijo en ruso.  Así que me despedí de ella con dos besos y entré en el despacho de Susana.
Estaba sola, sentada en un sillón tras una mesa de despacho, con un gesto me indico que me sentara en una silla que había frente a ella.

-          No me andaré con rodeos, necesitamos ayuda -  Me dijo, desde luego que no se andaba con rodeos, pensé.
-          Como ya habrás visto, tenemos luz, comida y agua, podemos sobrevivir años, hasta que pase la epidemia.  Solo nos hacen falta algunos medicamentos, armas y gente que sepa manejarlas -  Yo permanecía callado, escuchando, sabia que me iba a hacer una oferta.
-          Le ofrezco pertenecer a este complejo, a nuestra comunidad, a cambio de nada -  Hizo una pausa-  Necesitamos gente como usted que sepa moverse por el exterior, que sepa manejar armas, hemos perdido a muchos chicos hay fuera, somos deportistas no soldados y si no hubiera sido por usted seguramente también hubiera perdido a mi hermana.
-          Lo siento, pero soy un tipo raro, me gusta la soledad y nada de lo que me ofreceis necesito, lo único que quiero es mi BMR y marcharme de aquí lo antes posible.
-          Pero que clase de hombre es usted - me grito - le estoy ofreciendo un refugio a salvo de la locura de fuera y lo rechaza - estaba visiblemente contrariada y enfadada, hizo una pausa, se calmo y continuo hablando - por lo menos déjenos alguna de las armas, es lo único que le pido, así no estaremos indefensos.

Pensé unos segundos antes de contestar, aunque no tuviera pensado quedarme, convenía tener buenas relaciones con ellos y un refugio en caso de que las cosas se pusieran muy feas.

 - No hay problema, les puedo dejar dos escopetas y algo de munición.   Me quedare aquí el tiempo necesario para que aprendan a manejarlas y luego me marchare, ese es el trato -  Sin decir mas, me levante y salí del despacho, ella no dijo nada, imagino que no contemplaba la posibilidad de que yo no quisiera quedarme y se quedo sin palabras.

Por la tarde, tumbado asolas en la habitación que me habían asignado, me imagine como seria la vida en este lugar, en sociedad, tranquilamente y sin peligros, realmente eran imágenes tentadoras.
Dos golpes en la puerta me sacaron de mis pensamientos, era Nadia, como me prometió, allí estaba, frente a la puerta.  La mire de arriba a abajo, pantalones cortos, con sus largas piernas al aire y una camiseta blanca que transparentaba un sujetador de encaje. El pelo suelto y los labios de rojo pasión eran una declaracion de intenciones.  Llevaba algo en su mano escondido trás su espalda, era una botella de vodka Erictok.  

Bevimos y hablamos de los viejos tiempos, nos desahogamos contándo nuestras vidas y desventuras. A mitad de botella, ella estaba borracha como una cuba, imagino que el deporte y la tolerancia al alcohol no son muy compatibles.   Así que paso lo que tenia que pasar, empezó a tontear conmigo, me  pidió que la diera un masaje y se quito la camiseta, luego se desabrocho el sujetador, y se tumbo en la cama, dejando sus dos precisosas tetas al aire.  Tambien desabrocho el short, no llevaba braguitas, he hizo gestos para que me acercara.  Yo obedeci, me coloque a su lado y ella se abalanzo sobre mí, lanzándome de espaldas sobre  la cama,  se me subió encima y fue avanzando sobre mi hasta que coloco su coño en mi boca. Sin tiempo de reaccionar, sin probarlo siquiera, con un repentino movimiento, se giro y se coloco en la posición de un sesenta y nueve besándome y chupándome los huevos – mejor así – dijo.    Luego volvió a girarse, como si de una posesa se tratara me cogió la polla con la mano y la introdujo  en su clítoris.  Estaba tan mojada y caliente que entro como un cuchillo en  mantequilla, no se cuanto tiempo estuvo encima mía, cabalgandome y jadeando, con el pelo al aire y las tetas subiendo y bajando, inolvidable.

Cuando acabo, simplemente se tumbo en la cama a mi lado y cerro los ojos, quedandose dormida como un bebe al instante.   

Yo estaba acostumbrado a dormir poco, así que esa noche me dedique a mirarla, disfrutar el momento, estar en una buena cama con una guapa chica, desnuda abrazada a mi, no era una cosa que pasara todos los días.   

Por la mañana cuando se despertó, me dijo que estaba muy avergonzada, que no sabia que la había pasado, pero que habia disfrutado mucho.  Asentí con un guiño y Nadia empezó a besarme por todo el cuerpo,  mi polla no tardo en reaccionar y ella consciente de ello, volvió a colocarse sobre mí.  Esta vez se coloco dándome la espalda, sus palabras fueron - Se que lo deseas, es tuyo – dijo con una sonrisa meneando su culito, me  sujeto la polla  suavemente con la mano y la introdujo en su culo, apenas tuve que empujar para que le entrara  y  ella soltó un pequeño quejido, luego rítmicamente  fue acelerando hasta que noto que me corría.   No se porque  lo hizo pero fue maravilloso.  Cuando terminamos me levante y comencé a vestirme, entonces Nadia vio el tatuaje.

-          ¿Ese tatuaje es de la Spetsnaz? - Dijo sorprendida.
-          Si - conteste mientras salía por la puerta sin dar explicaciones.

Esa mañana, tenia que enseñar  a usar las escopetas a los alumnos elejidos por Susana, eran 5 hombres, sin ninguna experiencia militar, tan solo el guardia jurado del complejo, un tipo bajito y gordito, sabia disparar,  pero antes de la hecatombe no lo hubiera dejado un arma ni de coña. Era curioso el contraste con los deportistas, todos altos y musculosos.  
Me los lleve a la entrada del complejo, al otro lado de la verja  había varios infectados que deambulaban por la valla buscando una entrada al complejo.  Cargué una de las escopetas y dispare a la cabeza de unos de ellos, estallando al instante como una sandía. Dos de los chicos se pusieron a potar al verlo. – Ahora es vuestro turno – les dije.    
Como me imagine el guardia jurado no solo no tenia ni idea, sino que además era peligroso, movía el arma apuntando a todas partes, a pesar de que lo primero que los enseñe fue a apuntar siempre a suelo.  Con los otros me lleve una agradable sorpresa, uno de ellos disparo a 3 zombis en la cabeza y reventó las tres, luego me entere que era tirador olímpico,  así que decidí regalarle un rifle de cerrojo, sabia que le iba a dar buena utilidad.

Una vez terminada mi labor, fui a la oficina de Susana a despedirme, había cumplido y no quería coger mas cariño a nadie, cuanto mas tiempo estuviera mas me constaría irme.

-          Bueno yo he cumplido, espero que tú cumplas y no me pongas pegas para marcharme.
-          No te pondré pegas, pero si te pediré un ultimo favor-  Me dijo.
-          ¿Qué favor? - Pregunte con cara de escéptico.
-          Necesitamos hacer una salida, un equipo compuesto por Vanesa, Tim y Sergi  bajaran  esta tarde a la ciudad,  irán al almacén de placas solares a por un recambio de un acumulador roto.   

Yo estaba intentado asimilarlo, Vanesa, Tim y Sergi, el guardia jurado patoso, iba a ir con ellos, un suicidio.  Yo no me lo llevaría ni al bar de la esquina.

-          No puedo negarme a que mi hermana vaya, pero me sentiría mucho mas tranquila si un miembro de la Spetsnaz  los acompañara, al menos parte del camino - Jorder con Nadia, que rapido lo habia contado.

No me gustaba como me lo había pedido, ademas no estaba bien planificado, ninguno estaba bien entrenado para este tipo de operacion, solo un milagro o mucha suerte les podía devolver intactos.  Así que no tuve que pensarlo mucho.

– No, es un suicidio - contesté tajantemente. 

 Susana se acerco a mí y me pidio que lo hiciera por Nadia. – No – volví a contestar.  Ella se quedo pensativa, camino en dirección a su mesa de despacho y pregunto.

 - ¿Qué tengo que hacer para que vayas con ellos? 
- Solo hay una cosa que puedas hacer.- la dije poniendo mi mano en su cara y metiendo mi dedo pulgar en su boca.

Susana no volvia a decir nada, la gire para que se apoyara en la mesa de su despacho, dándome la espalda, la levante el vestido dejando al aire unas medias negras hasta su muslo y un bonito culo.

 Habíamos llegado a un acuerdo, las mujeres eran mi punto débil, sabia que no me iba a negar.   Yo me coloque detrás de ella, me baje el pantalón y la penetre por detrás, dandole azotes en los cachetes del culo, lo morboso de la escena me excitaba sobremanera y cuando estaba apunto de irme la di la vuelta y la coloque de rodillas frente a mi, una vez en esa posición me corrí en su cara.  A dije que no se moviera, cogi un clinex y la limpie la cara de semen y de lagrimas.

Un par de horas desopues los chicos cargaban el equipo en el BMR, alli pude ver a Susana junto a Nadia observandonos, la primera con cara seria y mirada de odio, lo cual me daba morbo y me excitaba a la vez, la segunda sonriente, dulce.  Eran la cara y la cruz de mis actos.  Ambas habían conseguido que yo cambiara de opinión y estuviera loco por volver y quedarme.

Cuando estábamos a un par de kilómetros del almacén, nos encontramos con la carretera cortada, un pequeño puente que cruzaba un arroyo estaba caído, no podíamos continuar, así que decidimos dividirnos.  Deje a Sergi y a Tim que fueran por el camino que parecía menos peligroso.  Vanesa y yo fuimos por el otro, era mejor que no me separara de ella, habia prometido cuidarla y era mi billete de regreso al  C.A.R.   Así que quedamos en comunicarnos por radio cada 2 horas y nos separamos.

Durante la caminata hasta el almacén encontramos a varios podridos deambulando, habilmente pudimos esquivarlos sin que nos detectaran.  Tan solo, hubo un momento en el que los cadáveres de varios niños encerrados en un coche golpeaban las ventanillas a nuestro paso, eso si asusto a Vanesa que se puso muy nerviosa y estuvo a punto de gritar, rapidamente le puse la mano en la boca hasta que se calmo. 

De repente el silencio que reinaba en el aire fue roto por un disparo lejano. Unos instantes después varios disparos más...me temía lo peor.   Vanesa y yo nos miramos, su cara reflejaba angustia. Puse el dedo en la boca para que guardara silencio y sin decir nada seguimos caminando. 

Al final llegamos a un polígono industrial donde se suponía debía estar el almacén que buscabamos. Como ya había oscurecido y andar por una zona llena de zombis a oscuras era demasiado arriesgado, decidimos meternos en una nave que estaba cerrada y a priori era segura. Tenia dos accesos, una puerta que parecía blindada y otra grande que daba a un muelle para meter y sacar mercancía.
No me costo mas de unos segundos abrirla.  La nave estaba casi diáfana,  tenia una sola planta, no habia ni oficinas ni cuartos, tan solo un pequeño lavabo. Llamaba la atención un toro mecánico parado en mitad de la nave, a su lado había varios palees  con electrodomésticos, lavadoras, frigoríficos, etc.   Después de comprobar que el sitio era seguro, llamamos por radio al otro equipo intrigados por los disparos.

-          Tim, soy Iván, ¿estáis bien? hemos oído disparos hace un rato. – Después de repetir la llamada durante minutos y sin tener apenas esperanza de que contestaran, oimos una voz.
-          Iván gracias a Dios, no, no estamos bien - respondió el vigilante Sergi con una voz que reflejaba pánico -  han cogido a Tim! - soltó entre sollozos.
-          Como que le han cogido, cuéntame que ha pasado.
-          Nos metimos en una calle y nos topamos con la horda de frente, corrimos mucho, pero ellos no se cansaban de perseguirnos, al final yo estaba muy cansado y no podía correr mas, entonces Tim tropezó y cayó.
-          Como que tropezó y cayó - le interrumpí, intuyendo que no me estaba contando la verdad - Le disparaste para que le cogieran a él y no a ti, maldito bastardo.  ¡¡Contesta!!.
-          Tenía que hacerlo, estaban muy cerca, íbamos a morir los dos, ¿no lo entiendes?, íbamos a morir - Estaba fuera de sus casillas.
-          Escúchame, quédate dentro del BMR y no te muevas de ahí, en cuanto podamos volveremos a buscarte.  Cambio y cierro.

Extendimos los sacos de dormir que llevábamos en el frio suelo de la nave, después de la confesion de Sergi sobre lo que había pasado, ninguno de los dos queria hablar, tampoco podiamos dormir.     En el silencio de la noche escuchabamos las pisadas de los zombis en el exterior, de vez en cuando, algún gruñido,  debían de sentir nuestra presencia, pero sin ser capaces de localizarnos, según iba pasando el tiempo el murmullo del exterior era mayor,  me temía lo peor.   Entonces ocurrió algo insperado, Vanesa salió de su saco de dormir y se introdujo en el mío.

-          Tengo mucho miedo, déjame quedarme contigo. - me susurro en voz baja.

Ella lloraba desconsoladamente, la abrace tiernamente, sin ningún animo libidinoso, en el reducido espacio de un saco de dormir, lo que hizo que nuestras pieles se juntaran y rozaran.  La suavidad de su piel al contacto con mi pene provoco una erección involuntaria.  Ella la noto y me miro,  la situación era kafkiana, metido en un saco de dormir, en una nave perdida del mundo, rodeado de zombis y   con una cría que acabada de perder a un amigo y yo, empalmado como un bufalo, sin saber que hacer.   

 Hace muchos años que aprendí que  no hay que dejar escapar las oportunidades y tomar las cosas como vinieran, sin darles vueltas.  Asi que tome la iniciativa, metí mi mano por debajo de su camiseta y empecé a acaríciale las tetitas, ella no solo no me detuvo sino que presiono su culito contra mi verga.  Rapidamente la otra mano entro dentro de sus braguitas y empezo a masturbarla.  Con una mano la  la acariciaba los senos y con la otra el clitoris, estaba muy mojada.

La susurre al oido que no hiciese ruido, lo que habría empeorado nuestra situación, ella no grito, disfruto en silencio hasta que un pequeño gemido y una gran catidad de liquido me indico que habia llegado al orgasmo, luego se giro y me dijo 

– Ahora eres tu el que tiene que descargar la tensión, dejamé -  

Agarro con su mano mi pene, me masturbo a la vez que rozaba sus tetitas contra mi pecho y me besaba.  Como un eyaculador precoz  yo también me corrí y es cierto que me quede mucho mas relajado.   Luego nos miramos y por fin conseguimos dormir algo en lo que quedaba de noche.

A la mañana siguiente nos levantamos con la desagradable sorpresa de que la nave estaba rodeada de zombis.  De alguna forma presentían nuestra presencia cerca y los atraia como un iman.  No sabían donde estábamos exactamente, era lo unico que nos mantenia con vida.  Si éramos rápidos aun podríamos escapar, pasar entre ellos sin que nos tocasen.  Le espeté a Vanesa que saldríamos corriendo y que si alguno se ponía por delante, disparo en la cabeza y a seguir corriendo, en direccion al BMR.  Habia que olvidar al almacén de paneles solares, ahora era imposible llegar, los podridos nos iban a perseguir y no se cansarian.   
Después de prepararnos, esperamos a que no hubiese ruido delante de la puerta de la nave, entonces abrí la puerta dispuesto a salir corriendo. Sin embargo cuando vi lo que había delante mía, me pare en seco. Puediera ser que hubiera mas de 100 zombis delante nuestra,  durante el segundo que nos quedamos dudando, un podrido, el mas cercano a la puerta, se abalanzo sobre nosotros.  Reaccioné instintivamente y le descerraje un tiro en la cabeza, esto alerto a todos los zombis  que se volvieron hacia nosotros.   Ahora sabian donde estabamos.   Rápidamente cerré la puerta y la atranqué con una lavadora que había cerca.

-          Vamos a morir!!! - grito Vanesa  mientras yo amontonaba electrodomésticos delante de la puerta con el toro mecánico.
-          Dame la radio - la requeri- espero que ese gilipollas de Sergi este atento.
-          Sergi me oyes, soy Iván, cambio.  – pasaron unos segundos de silencio que me parecieron horas, durante las cuales  me imaginaba estrangulando a Sergi.
-          Hola Iván, ¿Qué pasa? Ya tenéis los acumuladores? - Dijo con una voz mucho mas serena que la de la noche anterior.
-          No, escucha atentamente, estamos encerrados en una nave, rodeados por una horda de podridos, nos encontramos500 m. aproximadamente al sur del almacén de acumuladores, escucha, coge el BMR y busca otra ruta al almacén. Aprovecha que tenemos entretenidos a todos los zombis de la zona (en este punto Vanesa me miraba incrédula, estábamos metidos en un agujero rodeados de zombis y yo en vez de pedir ayuda desesperadamente, mandaba a Sergi a por los acumuladores).   Cuando tengas los acumuladores, atraviesa el polígono, al sur veras una nave rodeada de zombis, ahí es donde estamos, cuando nos encuentres me llamas por radio y te daré instrucciones para sacarnos de aquí. Entendido?
-          Entiendo, cambio y cierro. – dijo y corto sin mas.

No se que me daba mas miedo, si la horda de zombis del exterior o que nos viniera a rescatar este personaje.   El caso es que pasaban las horas y el fulano no aparecía,  me empezaba a temer lo peor. Paso el día entero y no daba señales de vida.   Cuando anochecio probamos a comunicar con el de nuevo, pero no respondió, el cabrón nos había dejado abandonados.  La había cagado el dia anterior con lo de Tim y nos dejaba tirados para que no se enterara nadie de su cobardia.

   Esa noche la pasamos juntos, abrazados dentro del saco en silencio, durmiendo a ratos, por la mañana Vanesa solo salió del saco para buscar algo de comer dentro de la mochila, en ese momento pude apreciar el blanco color de su piel  sus curvas espectaculares, cuando volvió a meterse en el saco me coloque encima suya y la hice el amor lenta pero apasionadamente, ella me abrazaba con la certeza de que era la ultima vez que haria el amor.

Cuando terminamos de hacer el amor me levante y la dije.

-          Momentos desesperados requieren medidas desesperadas.
-          ¿Que estas pensando? -  me pregunto medio asustada.
-          Estoy pensando que el mentecato este no nos va a joder, no se si se lo han comido o el cabrón nos ha dejado tirados, pero si no nos buscamos la vida nosotros mismos estamos jodidos.   Voy a preparar un plan de huida, tú intenta llamar al fulano otra vez.

Como si de un miembro del Equipo A se tratara, cogí el toro mecánico y lo tunee, con  unos pequeños cambios, aprovechando la cantidad de electrodoméstico que había en la nave, le forre lo mejor que pude, de tal forma que al terminar con el parecía un pequeño tanque, teníamos una distancia mínima de seguridad de un metro por cada lado del toro  para evitar que nos pudieran tocar.   Esto me llevo varias horas, pero no tenia prisa.
Cuando terminé pregunte a Vanesa por Sergi, con la cabeza me indico que no había señales de el, así que la pedí que cargara todas las armas, recogiera las cosas y montara en el toro.  Yo retiré los aparatos que había colado el día anterior a modo de parapeto y también monte en el toro. 
- ¿Preparada? – ella asintió con la cabeza y cogió un escopeta.  
 
Me preparé para embestir la puerta del muelle. Necesitábamos mucha suerte para que el plan saliera bien, así que era probable que en unos pocos minutos los dos estuviéramos deambulando como todos esos de hay fuera,  lo único que tenía claro es que iba a llevarme a unos cuantos por delante.   
Pese a lo que me pedía mi instinto, que era acelerar y llevarme por delante cuantos zombis se pusieran a mi paso, mi racionalidad me decía que debía de ir despacio,  que tenia mas posibilidades.   Arranqué y embestí la puerta, detrás, como esperábamos, zombis muchos zombis. Quizás demasiados para abrirse paso con un toro mecánico. En pocos segundos estábamos rodeados y el toro mecánico no podía avanzar.
Vanesa debía estar rezando, tenía los ojos cerrados y murmuraba,  la situacion la superaba.   
La mayoría de los zombis simplemente estiraban los brazos sin poder alcanzarnos,  sin embargo uno había cogido una de las protecciones y la movía. Temiendo que la arrancara y quedarnos desprotegidos le aseste un golpe en la cabeza con mi katana  quedando seco al instante.  
Quizá esa era la solución, pensé, sin disparar, para no atraer mas zombis. Debíamos tener paciencia e ir matando uno a uno, ellos no podían alcanzarnos pero nosotros a ellos si.   Le dije a Vanesa que me ayudara, que se levantara, cogiera el bate de béisbol y se pusiera el protector en la cara (no teníamos muy claro como se producía el contagio, pero tanta sangre y materia oscura de zombis volando en todas direcciones seguro que era peligroso) ella abrió los ojos, entendía lo que yo quería hacer.

-          ¿Vamos a acabar con todos? ¿Uno a uno? -  Me miro incrédula  mientras yo seguía abriendo cráneos y la sangre negra viscosa y los sesos lo salpicaban todo.
-          A no ser que tu tengas una idea mejor, si - La conteste sin dejar de destrozar cabezas.

Unas horas más tarde los dos estábamos exhaustos, pero el número de zombis había descendido significadamente, ahora veíamos una luz al final del túnel.    3 horas después ya podíamos salir sin peligro del toro mecanico.  Tan solo quedaban algunos aislados y otros que se arrastraban lentamente por el estado de mutilación en el que se encontraban, estos apenas representaban una amenaza.

La cantidad de cuerpos era tal, que la única forma de salir del toro mecánico era desmontando  el techo.

            Nos alejamos caminando.  Mire atrás y  vi una escena  dantesca, era como si alguien hubiera apilado un montón de cadáveres mutilados alrededor del Toro.
            Cuando nos alejamos lo suficiente, paramos y nos sentamos rendidos contra una pared. Si en ese momento hubiera pasado alguien, nos hubiera tomado por zombis, manchados de sangre y otras sustancias y con la mirada perdida en el infinito.  No se si pasamos un minuto o una hora hasta que reaccionamos y por fin, nos levantamos y nos pusimos a caminar.

Luego fuimos al almacén fotovoltaico, no había rastro del BMR, cogimos los acumuladores que pesaban lo suyo y los cargamos en una furgoneta abandonada.
Por fin emprendimos el camino de regreso, llegamos al puente que no habíamos podido atravesar a la ida. Allí tampoco quedaba nadie, no había rastro del tostado de Sergi por ningún sitio. 
Yo cada vez estaba más encendido, si me cruzaba con el, le estrangularia con mis propias manos.

Al caer  la noche llegábamos al CAR,  no podía creer lo que veian mis ojos, el BMR estaba aparcado en la entrada.  Poco a poco fue llegando todo el mundo, aunque nos hablaban todos a la vez, deduje que nos habían dado por muertos, el miserable había vuelto con algunos acumuladores que se llevo de la tienda y había dicho a todo el mundo que todos nosotros habíamos caído.

Cuando llego Susana le dio un gran abrazo a Vanesa y Nadia me lo dio a mí.
De veras que tenían que estar contentas de vernos, pues nuestras ropas estaban asquerosas de sangre y restos humanos y nos les importo abrazarnos.   
Susana y yo cruzamos las miradas, pero no era una mirada de odio como cuando me marche, si no de agradecimiento.  
Cuando les contamos lo sucedido, Susana mando a buscar al miserable de Sergi, pero este, sabiendo de nuestra llegada y  temiendo mi represalia, cogió cuanto pudo y escapo.  
Mas le valía en el futuro no cruzarse en mi camino, porque lo que les había pasado a los podridos del almacén no era nada comparado con lo que le tenía pensado hacer a él.

En cuanto al C.A.R. al final me invitaron a abandonarlo. Si como lo oís, fue unos dias después. Yo tenía en mente un triángulo amoroso con Vanesa y Nadia, ninguna de las dos quería renunciar a mí.  Y yo por supuesto tampoco a ninguna de ellas, así que las convencí de que lo mejor era  acostarme con ambas a la vez, como dicen los franceses hacer un "menaje a trois", lo cual me hacia “doble” ilusión.  Lastima que cuando se decidieron a dar el paso y vinieron a mi habitación a darme la buena noticia, yo ya me había adelantado a los acontecimientos y estaba haciendolo con las integrantes del equipo de Voley playa Holandesas, que habían sido más fáciles de convencer.   
Esa misma noche tuve que coger mis cosas y abandonar el CAR antes de que Nadia, Vanesa o Susana me pegaran un tiro.